Una propuesta

Me desperté, la verdad había tenido una noche con sueños extraños, podía entender lo que Mariana sufría día a día.

Ha este paso sería yo el que pediria las sesiones en el siquiatra.

Mire a mi alrededor y mi bella Mariana dormía plácidamente, una pierna estaba sobre mi. Podría pasar miles de noches así.

- Buenos días, dije

- Hola cariño buen día, respondió

Creo que una ligera sonrisa se dibujó en mi, me dijo cariño.

Nos alistamos para el desayuno, Mariana fue por Abi mientras que yo baje a inspeccionar que la comida estuviera perfecta.

Mi madre me esperaba, con una gran sonrisa

Mariana llegó con Abi, mi pequeño sol estaba sonriendo, se que adoraba la compañía de Mariana.

Nos sentamos todos a desayunar, Mariana le daba pequeños bocados a mi Abi, estaban felices.

- Entonces… ¿Cuando será la boda? Pregunto mi madre.

- Por mi mañana mismo, respondí

- Por mi esta bien, mañana es sábado sería Perfecto tener una boda, aquí en el jardín respondió Mariana.

Yo literalmente me atraganté con el café.

- Perfecto ya mismo me encargo de todo, Mariana podríamos reunirnos en la tarde, iremos a escoger el vestido, dijo Mi madre.

- ¿Hablas enserio ? Pregunté

- Si Cariño, deseo ser la señora Madox, respondió Mariana.

Mi madre salió corriendo, la escuchaba llamar a todo el personal, debían organizar todo en menos de 24 horas.

Yo me levante de mi silla, me acerqué a Mariana y la bese, yo estaba emocionado, no había un solo momento donde me detuviera a pensar que esto era una locura, no llevábamos ni una semana de novios y ya nos casaríamos, aunque siendo realista desde hace meses que estoy enamorado de Mariana.

Abigail solo aplaudía, de nuevo esa sensación que esa niña sabía todo, ella era un súper dotada.

Terminamos nuestro desayuno, Mariana y yo partimos a la compañía.

Al entrar a edificio todos nos miraban, yo entré de la mano de Mariana, se estaban enterando que ella era mi elegida.

- Buenos días… dije

- Buenos días. Se escuchaba decir

Subimos al ascensor, Mariana se quedó en su piso y yo seguí al mío.

- Buen día Laura ¿Como amaneces? Pregunté

- Buen día señor Madox , muy bien, aquí tengo sus pendientes, dijo caminando detrás de mi.

Laura me hablaba de las reuniones, de los compromisos pendientes. Hoy sería un día ajetreado.

- Por favor cancela todo lo pendiente para este fin de semana, mañana me casaré así que quiero unos días libres. Dije

- ¿Se casará señor? ¿Con Mariana? Pregunto asombrada.

- Asi es, por cierto estás invitada, respondí

- Claro señor, pero temo que quizás no podré ir, tengo algunos asuntos pendientes. Respondió

- Qué lastima, Mariana te extrañará, dije

- Hablaré con ella, gracias por la invitación y felicidades señor. Dijo Laura y se marchó.

La mañana la pasé metido entre reuniones y papeles que revisar, escuché una ligera discusión afuera, pero vi como la puerta se abrió.

Mariana entró con unas bolsas en sus manos.

- Querido señor Madox, vi que no saliste almorzar, así que te traje algo. Dijo Mariana sacando algunos platillos.

- Gracias, dije besando su mano.

No supe en qué momento pasaron las horas, ella llegó a salvarme el día con esa deliciosa comida.

- ¿Me dirás cuál era la discusión de allá afuera ? Pregunté

- No es nada, Laura estaba un poco molesta, no tenemos mucho tiempo juntos y ya nos queremos casar. Dijo

- Entiendo su punto, quiere protegerte , ella más que cualquier persona conoce mi reputación, debe tener miedo que te lastime. Mencioné

Vi como Mariana se acercó a mi, le di espacio para que se sentara en mi regazo.

- Lo que Laura desconoce, es que si el señor Madox me llega a traicionar yo le haré pagar esa traición, dijo besándome.

- Mariana eres una mujer muy peligrosa, dije abriendo un poco la blusa en su pecho.

- No soy tonta señor Madox, yo defiendo lo mío, respondió

Comencé a besarla, esa mujer me volvía loco, le hablé a Laura para que por nada del mundo nos interrumpiera.

Le di la vuelta a Mariana, baje su falda y su ropa interior, sin prepárala entre en ella.

- Señor Madox,, que salvaje está el día de hoy, decía Mariana

- Es tu culpa, eres tan deliciosa, le decía mientras la embestia.

Esa oficina era una mezcla de gemidos y sonidos de nuestros cuerpos al chocar. Yo era adicto a Mariana. No se que iba a pasar de ahora en adelante pero de las 24 horas del día, quería hacerla mía 25 horas.

Mi alarma sonó, en media hora tendría una reunión, así que contra mi voluntad debía parar. Mariana se iría al encuentro con mi madre.

Nos despedimos con un gran beso, vi como el amor de mi vida salió de la oficina.

Laura entró en su cara había enojo.

- ¿Que te pasa ? Dije

- Señor Madox jamás me he metido en sus asuntos pero hoy lo haré, no quiero que juegue con Mariana, ella es como mi hermana. Me dolería saber que la lastimo. Créame que soy capaz de romperle la cara si llega a causarle daño. Dijo Laura

- Laura créeme que por los años de lealtad que me haz dado te daré permiso de hablarme así, yo jamás lastimaría a Mariana, si eso llegara a pasar yo mismo te busco para que me rompas la cara. ¿Te parece ? Mencioné

- Me parece señor, espero que cumpla su palabra, contestó

Vi como me coloco siento de carpetas en el escritorio. Según ella debía revisar todo eso y fírmalo, no alcancé a preguntar nada cuando ya se había marchado.

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