Solo los dos

Decidimos que pasaríamos la noche en la cabaña, después de una ronda de besos, mi cuerpo exigía más de ella, pero era consiente que Mariana estaba en un estado de vulnerabilidad, no quería que se sintiera obligada a calmar mi deseo por ella.

Los rayos de Sol nos alumbraba todo el lugar, en mi pecho tenía a una hermosa mujer, la cual había dormido toda la noche sobre mi. Trate de recordar cuando fue la última vez que desperté así con una mujer, pero la verdad es que nunca lo hice. Pase noches con ellas pero jamás fueron tan especiales, nunca sentí la necesidad de retenerla junto a mi cuerpo, temia que fuera solo un sueño, si la soltaba ella se marcharía.

Con cuidado quitaba algunos mechones de cabello de su cara, hasta dormida era hermosa, hacía pucheros.

- Buenos días, dije

- Hola Benjamin, buen día, respondió Mariana levantándose de mi pecho.

- ¿Descansaste? Pregunté

- Como nunca, creo que tendré que dormir contigo todas las noches, nunca había pasado una noche tan tranquila. Respondió Mariana

- Yo estaría encantado que lo hicieras respondí

-No bromees Benjamin, dijo Mariana

La vi como se fue al baño, me levante y fui a la cocina, haría un desayuno rápido, la verdad no soy en el mejor en temas culinarios pero puedo hacer lo básico.

Mariana llegó a la cocina, la vi como se sentó , le serví una taza de café. Observé cómo la tomó con las dos manos, el humo de la taza caliente salía, ella olió el delicioso aroma, vi como se hicieron dos huecos en sus mejillas al dibujar esa perfecta sonrisa.

Tomó un sorbo…

- Por Dios Benjamin!! Esta deliciosa, dijo bebiendo más

- Me alegra que te guste.

Seguí pasándole platos para que comiera, ella era como una niña pequeña que a penas está descubriendo un mundo de sabores.

-Si sigues haciendo esos gestos, te comeré a besos, dije

No se por que lo hice, sonó tan cursi, como un comentario así, podría salir de mi.

- Pues espero que me devores asi como yo a este platillo, respondió Mariana sonriendo.

Terminamos de desayunar, era momento de llevar a Mariana a su casa, estábamos a tiempo para llegar a la oficina.

En el camino ella me contaba de su infancia, lo que para ella era una aventura para mi era una tragedia que una niña viviera eso.

Llegamos a su calle, Mariana se bajaría pero antes de hacerlo nos dimos unos cuantos besos, le dije que pasaría por ella, pero se negó, dijo que no estaría bien que nos vieran llegar juntos. La verdad sentí molestia por un momento, pero rápidamente lo entendí, tengo una reputación bastante particular, al entrar juntos todos sabrían que pasamos la noche juntos, pero inmediatamente comenzarán las burlas hacia ella, todos dirán que es una más qué pasa por mi cama.

Me marche a casa, debía ver a Abi, anoche no había dormido con ella, espero que me perdone, realmente estaba en una tarea importante. Quizás Mariana será su Madre próximamente.

Mi pequeño sol estaba en mi cama durmiendo, llegue y me acosté a su lado, sentí como sus manitas buscaban las mías.

-Hola mi pequeña, aquí estoy,, dije

Vi como sonrió y siguió durmiendo, fui y me duché, mientras en alguna caía pensaba en Mariana, de verdad me importa y quiero ayudarla.

Salí del baño y mientras me cambiaba hice algunas llamadas.

Al salir ya vestido vi a mi Abi viendo tv.

- ¿Como lo encendiste Abi? Pregunté

Mi pequeña solo sonrió y siguió en su programa, quizás entró Nani y lo hizo.

Baje a Abi al comedor, yo ya había tenido un hermoso desayuno así que solo me tome una taza de café, mi madre me miraba con esos ojos de que algo le escondía.

Me levante y bese su frente, ya me iría.

Justo cuando iba a salir dije

- Pronto la traeré para que la conozcas, y me marche

Sentí como mi madre pegó un grito y aplaudió.

Llegue a la compañía, escuchaba los buenos días por todos lados, yo estaba de muy buen humor así que a todos les respondía con una cálida sonrisa.

Vi a Laura sentaba en su escritorio.

- Laura buenos días. Por favor dile a Mariana que la espero en la oficina, es urgente dije.

Ella intentó decirme algo, pero al decirle que era urgente, asi que obedeció, la llamo y le dio mi mensaje.

Entré a mi oficina, y vi que había una mujer, estaba vestida como si fuera una striper, miraba hacia afuera por la ventana.

Esa mujer solo podía ser…

- Cariño!!! Escuché decir mientras volteaba

- Sofia Ferrer ¿qué haces aquí? Pregunté Enojado.

- Tranquilo querido solo vengo hablar de negocios, teníamos una cita a primera hora, respondió acercándose a mi.

Sentí como Laura entró corriendo.

-Lo siento señor, hoy tenías unas reunión con industrias Ferrer pero me confirmaron que era con el padre, no con ella, dijo Laura señalándola.

Yo solo suspire.

-Tranquila Laura, la señorita se irá pronto, respondí

Me senté en mi silla, Sofia estaba aún de pie.

- Dime ¿Por que hiciste esta reunión? Pregunté

- Ben mi amor, mi padre te envía un mensaje, él quiere que nuestras compañías se unan, así que la mejor opción es que tengamos un matrimonio. Él está dispuesto a cederte el manejo de nuestra compañía, tendrías las dos en tus manos y por supuesto una bella mujer a tu lado, dijo Sofia

- Sofia es muy temprano para que estes ebria, ese tipo de humor guardatelo, que a mi no me hace gracia respondi.

- Ben!!! No es un chiste, la mejor opción que tienes es casarte conmigo o si no…

- ¿Si no que ? Termina de decirlo. Dije

Vi como Sofia se levantó y se vino hacia mi.

-Ben se que en tus planes no está casarte, pero después de que veas lo que tengo para ti, lo vas a considerar, dijo Sofia

Vi como se soltó la parte de arriba de su vestido, sus pechos quedaron expuestos ante mi vista.

Cuánto más se tendría que humillar esta mujer, mi corazón se detuvo un segundo al escuchar como la puerta se abrió.

-Benjamin, ¿Me llamaste?

Era la hermosa voz de Mariana, quien entraba a mi oficina.

Sentí como Sofia se lanzó y me besó.

Ahora si estaría acabado, como vas a explicar que una mujer loca está en tu oficina, mostrándote sus pechos y besándote, como dirás que nada es como parece…

Empuje a Sofía, la vi caer sentaba al suelo. Iba a salir corriendo detrás de Mariana, de seguro ya había tomado el ascensor.

Pero que sopresa me lleve al ver que Mariana no se había ido de la oficina. Seguía de pie con sus brazos cruzados. Algo en mi me decía que ella esperaban una explicación.

-Mariana!!! Te lo puedo explicar, dije

- Bueno, te escucho.

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