Ella es mía

Rápidamente me acerqué a ella…

La levante en mis brazos, me senté e hice que ella quedara encima de mi, de verdad quería recrear la escena de la oficina. Su piel era suave, tenía un olor a flores.

Tenía acceso a sus senos. Una verdadera obra de arte, tan redondos y firmes. La deposite en la cama, ella estaba sentada, yo me puse de pie, me terminé de desvestir, ella jamás apartó la vista de mi. Vi como se hizo hacia la orilla, quedó Justo delante de mi miembro, lo tomó en sus manos.

-¿Puedo? Pregunto

- Adelante, es tuyo respondí, tocándo sus labios.

Mariana comenzó a besar mi hombría, sentí como lo introdujo por completo en su boca, podía sentir su lengua dando vueltas. Cada roce era exquisito y delicado. La sostuve del cabello, quería ver su rostro, ella en ocasiones subía su miraba encontrándose con la mía.

- Para por favor, ya no podré detenerme dije.

Esa mujer no me escuchaba, sentí como aumento el ritmo, sus uñas se clavaron en mi cadera, involuntariamente yo comencé a moverla, ya me había dominado por completo, pronto sentí como me liberé en ella.

Vi como se retiró limpiándose un poco su boca, se había comido todo!!

-El señor Madox sabe muy bien dijo.

La lancé a la cama.

- Ahora el señor Madox quiere probar a la próxima señora Madox dije

Deje un camino de besos desde la punta de su pie hasta su intimidad, ahora era yo el que le daba un placer infinito, sus manos se apoyaban en mi cabeza, sentía como empujaba, ella definitivamente lo estaba disfrutando.

Trataba de cubrir su boca con una mano, yo se la quitaba. De verdad deseaba escuchar sus sonidos.

Sentí como llegó al clímax, lo hizo acompañada de un perfecto grito ahogado.

- Exquisita señora Madox dije

Comencé a devorar sus pechos, me coloque en posición, ya estaba listo para entrar.

- Se gentil, dijo

Tarde un par de segundos en entender por que lo dijo.

Comencé a introducirme en ella, sentí como me bloqueaban el paso, ejercí más presión, el grito de Mariana me trajo a la realidad.

- Mariana ¿Eras virgen? Pregunté angustiado, no fue para nada gentil.

- Si, te la acabo de entregar Benjamin, dijo Limpiándose algunas lágrimas que asomaban.

- Yo lo siento, no fui para nada gentil, dije

- ¿Te quedarás pidiendo perdón, o me ayudaras a calmar el dolor con pasión ? Dijo

Comencé a mover mi cadera, cada vez aumentaba más el ritmo, yo me estaba volviendo loco, esta mujer era hermosa, y ni hablar de su intimidad era tan placentero estar dentro de ella. La escuchaba gemir.

-Ben!!! Me voy a correr de nuevo, dijo enterrando sus uñas en mi espalda

Escuchar como me llamaba hizo que estallara todo en mi interior, mis estocadas eran más salvajes, veía en mis brazos, como la sangre pasaba por mis venas. La lujuria estaba haciendo posesión de mi. Yo era ahora el perro en celo, la embestia con brusquedad, Mariana no se quejaba, ella pedía más fuerte y más rápido.

Sentí como Mariana llegó al extasis, yo la seguí y me liberé en ella, en ese momento pensé que no nos estábamos cuidando, fui un tonto que dejo que me ganara la lujuria.

Caí sobre su pecho, nuestras respiraciones eran agitadas, pero no se por que yo seguía con ganas de seguir haciéndola mía, mire sus piernas, tenía rastros de sangre, fui al baño y traje toallas húmedas para limpiarla.

- ¿Estas bien? Pregunté

- Lo estoy, quita esa cara de angustia, respondió

- Mariana fui muy brusco, lo lamento.

- Benjamin no quiero que nuestra relación se base en que cada 5 minutos pidas perdón por algo. Me encanto, lo disfrute y te deseo.. quiero más dijo Mariana.

Ahora era ella la que estaba encima de mi, vi como de nuevo se adueñó de mi amigo y lo llevo a su intimidad, seguía siendo un poco complicado entrar en ella pero ya no había dolor.

Mariana movía su cadera, yo la ayudaba, me senté para poder tener acceso a su pecho, los dos nos movíamos al compás, Mariana decía mi nombre entre gemidos, yo le decía cuando la deseaba, estar con ella era mejor que lo que algún día llegue a imaginar.

- Me encantas Mariana le decía mientras la embestia.

Nos liberamos a la vez pero yo seguía en el juego así que aproveche para tenerla dominada, le di la vuelta, levante su trasero e ingrese. Sus jadeos eran combustión para mi, no puedo creer que lo hemos hecho por mucho tiempo y no sienta cansancio, lo más irreal es que ella acaba de perder sus virginidad y aún así aguante este ritmo tan despiadado.

Sentí como una y otra vez nos liberamos, la cama ya estaba húmeda de tantos fluidos nuestros.

Yo tenía a Mariana en la ducha, no quería darle tregua, jamás había tenido una conexión con alguien como la tenía ahora, puedo jurar que sentía que ella deseaba más y más.

No se cuantas veces lo hicimos, él temor de no cuidarnos había quedado en otro plano. Sabía que quería a esa mujer por el resto de mi vida. Había dicho que era mi prometida solo por molestar a Sofía, pero ahora estaba seguro que Mariana sería mi esposa. Yo no voy a permitir que se aleje de mi, me llamaran loco o posesivo, pero ella era mía, solo yo había tenido acceso a su cuerpo, jamás otro hombre la tocaría, quiero ser yo el único que llegue el cielo con cada beso de ella.

Por un momento, Mariana había ido a la cocina por algo de comer, pero no la dejé terminar de preparar los alimentos, la había hecho mía de nuevo en el mesón, la lleve a la sala y recorrimos cada espacio, cada vez que lo hacíamos la deseaba más. Me creerán loco pero perdi la cuenta de cuántas veces lo hicimos, solo vi que el sol salía de nuevo. Estoy seguro que habíamos llegado en la mañana del día anterior, la cita con el siquiatra fue a las 11am, después eso nos internamos en esta cabaña.

Yo seguía embistiendo a Mariana sobre el escritorio, todos los documentos estaban en el suelo. Ya debía haber pasado 24 horas de faena.

Escuché mi celular sonar, eso me devolvió a la realidad. Me liberé de nuevo en ella, la levante en mis brazos y fuimos al sofá.

- ¿No vas a contestar? Pregunto Mariana

Me levante y tome el celular, era Laura, le pedí que cancelara todos mis pendientes del día de hoy, que me los reagendara. De igual manera que llamará al departamento de publicidad y reportará que Mariana abría salido de viaje por orden mía.

Envié un par de mensajes más y apague el cel.

Mariana venía de la cocina envuelta en una cobija, traía una charola con comida.

Nos sentamos y comenzamos a devorar esos alimentos, aunque no sentía hambre ni cansancio, no era normal pasar tanto tiempo sin probar comida.

- Mariana hemos sido unos descuidados, no nos cuidamos dije

- Tranquilo, tomaré la pastilla del día después e iré al doctor, quiero que me diga cuál es el mejor método para utilizar de ahora en adelante, respondió

- Yo no sé qué pasó, nunca en la vida hacía estando tantas veces con una mujer, fue algo extraño, dije

-¿No? Pensé que era normal, dijo Mariana

- No lo es, es como si nuestros cuerpos tuviera, Alguna droga, no es así como pasa.

- Bueno pues me ha gustado, deseo que cada vez que tú y yo estemos juntos sea así de anormal, respondió

- Mariana respecto a lo que dije que eras mi prometida yo,,

- Lo se, se muy bien por que lo dijiste, créeme que ame la cara distriecionada de Sofía. Mencionó

- En parte fue por eso, pero quiero preguntártelo ahora, ¿Te gustaría que fuera verdad? ¿Quieres casarte conmigo? Pregunté

- Benjamin estas seguro, a penas estábamos comenzando una relación, aunque si te soy sincera algo en mi interior me dice que ya no puedo alejarme de ti, siento que mi alma se aferró a la tuya.

- Yo siento lo mismo, la verdad siento que somos uno… respondi

- Me imagino que es la misma sensación de cuando el sacerdote dice los declaró marido y mujer, dijo Mariana

- Bueno entonces eres mi esposa, y yo tu esposo, dije sonriendo

Esposo, escuché decir en un susurro

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