Capitulo 1: " Otra vez "

Nuevamente estoy viendo la misma escena, todos a mi alrededor visten de negro, incluso yo.

Frente a mí dos ataúdes están siendo bajados hasta esa fosas, ahora las están cubriendo con tierra, puedo escuchar los lamentos, creo que incluso puedo anticipar lo que diran y quiénes lo dirán.

- Es tan injusto, tenían una vida por delante.

Oh claro esa es la Condesa Estiff, y ahora, la próxima que hablará será, por supuesto la baronesa Braigthon.

- No hay explicación para tal tragedia... lo siento tanto por esos pequeños.

Claro que puedo anticipar lo que cada uno dirá, si esta es la cuarta vez que los escucho.

Ah! y por supuesto como olvidar a las estrellas principales, junto a mí los orgullosos hermanos De las Rosas.

Él es el primer bastardo arrogante y quién será él próximo Duke De las Rosas, Dimitri, a su lado él segundo bastardo desquiciado, Kieran De las Rosas, oh y claro él pequeño bastardo manipulador Celdik De las Rosas, y al final estoy yo, Calanthe De las Rosas.

Ahora mismo siento como las lágrimas corren por mis mejillas, será debido a que mí madre está en ese ataúd o por que aún siento tan vivido el terrible dolor que sufrí en mi última muerte.

Quien imaginaria que algo como la regresión es posible, pero desgraciadamente para mí es una realidad.

Otra vez en el mismo lugar que la primera vez que volví en el tiempo, pocas cosas fueron iguales en mis tres vidas anteriores.

La primera cosa que hasta hoy ha sucedido de la misma forma es que siempre regrese cuando esto sucedía, el día del entierro de mi madre biológica y mi padre adoptivo. Las personas siempre dicen los mismos comentarios durante el funeral, y uno esperaría que así como se dice en las historias de reencarnación, todos los hechos como en la vida anterior se repitan, falso.

Aprendí que eso es falso, después de mí primera regresión, y luego de que se terminara el funeral, mis hermanos adoptivos y las personas en general no se comportaron o realizaron las mismas acciones que en mi primer vida. Claramente por eso es que morí tres veces, nunca pude anticipar lo que esos bastardos harían.

Las personas a mi alrededor hablaban de mi cómo una persona afortunada, y para mí no hay persona más desgraciada que Yo. En un comienzo también pensé de esa forma, creí que era afortunada por tener una gran familia, el primer golpe de realidad fué la muerte de mis padres y el segundo el odio de mis hermanos adoptivos.

Pero cómo es que hoy estoy aquí con el apellido De las Rosas, cuándo no tengo ningún tipo de lazo de sangre con esta familia?

Bueno todo empezó cuando yo tenía ocho años. Mi madre Iris se convirtió en viuda después de que mí padre él Conde Gerard Tifferet muriera en la guerra, yo nunca conocí a mí verdadero padre ya que él partió a la guerra cuando mí madre estaba embarazada de mi. Durante ocho años mi madre se hizo cargo del Condado Tifferet, entonces fué cuando llegaron las malas noticias, el Imperio Romessa gano la guerra pero mi padre murió en ella.

La ley en Romessa no permite a las mujeres heredar títulos nobles, por ende tampoco puedo heredar las propiedades que corresponden a dicho título.

Mi madre y yo lo perdimos todo de un día al otro, la familia Imperial era ahora dueña del título de Conde y de todas las propiedades de mi padre. Lo único que se le fué dado a mi madre fué una pensión por el servicio que presto mi padre en la guerra.

Entonces mi madre decidió que nos mudaramos al territorio del Ducado De las Rosas, era el lugar más seguro y dónde más oportunidades de trabajo habían para una mujer viuda o soltera, como la pensión que le fué otorgada a mi madre apenas era suficiente para pagar el alquiler del lugar donde vivíamos, mi madre decidió hacer uso de su mejor habilidad que era hacer ropa, de esta forma mi madre se ganaba la vida y aunque no teníamos mucho nos era suficiente mientras estuviéramos juntas.

También gracias a la destreza de mi madre en la costura fué recomendada para hacer la ropa del mismo Duque Sebastián, él Duque fué quien busco a mi madre debido a una recomendación y como él mismo más tarde le confesaría a mí madre se enamoro de ella a primera vista.

Era hasta entendible mi madre era una belleza poco común, con una abundante cabellera rojiza como pocas se habían visto en el Imperio, ojos azules tan profundos como el mar, una voz muy suave y por supuesto la personalidad de mi madre era lo que la volvía aún más encantadora.

Al igual que mi madre él Duque Sebastián era viudo, y también como mi madre tenía hijos, tres hijos varones.

Dimitri él mayor tenía el color de cabello de su difunta madre un color plata muy bello y los ojos rojos del Duque, Kieran y Celdik que eran los otros dos, y tenían todas las características de su padre él Duque, cabello rubio y ojos rojos.

El Duque no tardo en demostrar su interes por mi madre, y poco a poco la fué cortejando, a menos de un año de haberse conocido se casaron y es ahí donde entro yo a esa maldita familia.

Él Duque fué una buena persona conmigo, incluso podía notar que él me apreciaba y era sincero. Cuando se caso con mí madre me dió su apellido, convirtiéndome en su hija adoptiva.

Yo también creí que tener una familia nueva, con un padre y hermanos era una bendición. Era feliz porque mí madre era feliz.

Cuando comenzamos a convivir trate de acercarme a mis nuevos hermanos, de llevarnos bien, no funcionó, ninguno de los tres quería saber de mi. Me esquivaban todo el tiempo, dónde fuera que yo estuviera ellos no irían, en las únicas ocasiones que nos reuníamos era en las comidas y a veces Dimitri se excusaba diciendo que comería en su habitación porque tenía mucho por estudiar, pero yo sabía bien que no se debía a eso, de todos ellos el que más me a odiado a sido él.

Fingí todo el tiempo estar bien y que aquello no me afectaba, no quería generar un problema en la que siempre fué una familia armoniosa.

Pero evidentemente después de la muerte inesperada de nuestros padres en un naufragio todo se vino abajo, ahora ellos no tenían porque ocultar su desprecio ante mí, y no lo hicieron, al menos no se guardaron nada dentro del Ducado, porque para las personas que no eran del Ducado nosotros nos veíamos como cuatro hermanos que se preocupaba los unos por los otros.

Nunca en mi vida odié algo cómo esté maldito apellido, del cuál no me pude deshacer hasta el último día de cualquiera de mis vidas, fuí una idiota por tratar de llevarme bien con esos bastardos, debí odiarlos desde el principio, como ellos me odiaron a mi.

Estoy cansada de todo, las veces que morí, ni siquiera quiero recordarlas, mi propósito es que está sea mí última vida y no quiero estar hasta el último día de mí vida atada a estos malditos.

Tengo muchos inconvenientes por delante ya que nunca nada ha sido igual, pero tal vez este sea mi mayor beneficio, podre moldear mi destino yo misma.

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