Después de saber que era lo que haría para ganar dinero, Calanthe tenía otra prioridad, encontrar la forma de cómo haría para vender sus pinturas mientras viviera bajo el apellido del Ducado De Las Rosas?
Había algo que Calnthe sabía bien, no pensaba llevarse con sigo ni un centavo de aquel lugar, por eso mismo debía apresurarse en ganar su propio dinero.
Mudarse al anexo fue una gran idea, ahí tenía a poca gente que estuviera rondando y sobre todo no tenía que cruzarse con sus hermanos.
El hecho de que ella pintara no se podía ocultar, lo que si podía ocultar era lo que pintaba.
Nina vería los lindos cuadros sobre el jardín, el atardecer, un árbol en floración, un lago, las cosas que una niña de su edad pintaria.
Pero cuando estuviera sola, Calanthe se enfocaría en el verdadero arte, en el que le daría dinero.
Tenía que vivír minimo seis años más en aquel lugar, hasta que cumpliera su mayoría de edad no iría a ningún lado, ella sabía que esto le convenía.
Habían pasado más de dos meses desde que estaba viviendo en el anexo, esos fueron los dos meses más tranquilos de su vida. Pero Calanthe no quería caer en aquella falsa paz y olvidarse de lo que debía hacer si quería sobrevivir. Por eso esa misma noche salió a escondidas del Ducado.
La noche era peligrosa, pero bajo el manto de la obscuridad era más fácil salir.
Tres vidas le sirvieron a Calanthe para saber por dónde exactamente se podía salir, y no era otro lugar que la puerta este que daba a el camino que iba hacía el pueblo y la mejor hora para salir sin ser atrapada era cuando los guardias hacían su cambio de horario.
Tal vez él Duke no lo sabía, pero ella sí, los guardias en cada cambió de guardía dejaban la entrada libre por unos diez minutos, durante ese tiempo iban a beber, fumar o hablar con otros guardias que estaban de turno, y esa puerta, la puerta este, era la menos vigilada, ya que nunca había pasado nada fuera de lo común los guardias eran confiados.
El pueblo estaba como a un kilómetro de la mansión del Ducado, era como una hora de camino, la única luz que tenía para guiarse era la de la luna y si tenía algún miedo debía olvidarse de ellos.
Calanthe logro salir del Ducado sin ser descubierta, y salió con rumbo a la casa de subastas.
Camino y camino como si de eso dependiera su vida, y pronto diviso las luces del pueblo, eran pasadas las once de la noche y no era un horario muy común para que niños de su edad anduvieran en las calles, por eso algunos adultos la veían raro cuando se cruzaban.
Calnthe no había salido con su apariencia normal, se tiño su llamativo cabello rojizo a un negro común, lo hizo con la planta de acasia, esto le permitiría quitárselo con tan solo un lavado. Lo que no pudo cambiar fue su color de ojos, el dorado no era común y esto llamaría la atención, pero no existía forma alguna de ocultarlos, por eso Calanthe decidió cubrirse con una capa, ocultando un poco más su rostro.
Calanthe había salido con el propósito de negociar esa noche y con quiénes tenía intención de hacerlo era con los dueños de " the golden top", para eso había creado una especial pintura, que esperaba sea de su agrado.
Entrar en él lugar no era un problema, el problema era que le prestaban atención. Esa noche, no era una en la que se subastarán artículos, por eso el lugar no estaba concurrido, tan solo las personas que buscaban vender algo acudían en ese momento .
Calanthe recordo la frase que le dijo a él niño con el que envío su primer pintura a aquel lugar, sería suficiente decir esa frase para llamar la atención de el hombre que atendía el mostrador? solo intentándolo lo sabría.
Había una persona siendo atendida por él hombre de el mostrador, al parecer estaban negociando el precio de un joyero, él hombre de la barra nisiquiera había notado la presencia de Calanthe ahí.
-[ bien hagamos esto, ya que debo regresar lo más pronto posible] Calnthe se aclaró la garganta y luego soto la frase.
- Señor tengo algo para mostrarle, solo él que reconozca su verdadero valor puede tenerla.
El hombre que atendía en ese momento era Michael, y había escuchado esa frase hace un tiempo, por eso rápidamente busco de dónde provenía, entonces se encontró con una pequeña figura encapuchada, que lo miraba fijamente.
- Tú que has dicho, repitelo.
- Señor tengo algo para mostrarle, solo él que reconozca su verdadero valor puede tenerla.
Michael dedujo que eso tenía relacion con la pintura que un día trajo un niño y dijo aqulla misma frase.
- Que es lo que buscas pequeña, o acaso traes algo?
- Ambas cosas Señor.
Ante la duda Michael desidio hablar con ella en un lugar más privado.
- Bien, entonces pasa por aquí, hablemos.
Calnthe siguió a él hombre, que abrió una puerta tras el mostrador, esa era una gran oficina.
- Me es extraño hablar con alguien que tiene el rostro cubierto, yo estoy mostrando el mío así que deberías hacer lo mismo.
- Me parece justo lo que dice, pero no puedo, no por el momento.
-[ alguien que no puede mostrar su rostro? será alguien prófugo, un noble o porque tanto misterio]
- Dime que te hace confíar tanto en que no te correré por eso antes de que me digas que es lo que tienes para mostrar.
- Bueno, creo que tiene mucha curiosidad por lo que traje, por eso no lo hace.
- Y que te hace pensar eso.
- Si no fuera así me ubiera hechado en la entrada.
- Bueno veamos que es lo que tienes.
Calnthe tenía un bolso bajo su túnica, de ahí saco la pintura que hizo especialmente para ese día y la puso sobre la mesa que había entre ella y el hombre.
- Esto.... quién las pinta, por qué envío a otro niño a traerla?
- Nadie me a enviado.
- Qué??
- Lo que dije Señor, he venido por mi voluntad.
- Entonces... no me digas que tú las pintas.
- Es correcto, yo la he pintado.
- Y cómo se que dices la verdad?
- Podría replicarle la misma pintura aquí y ahora.
- Cuál es tú nombre, déjame ver tú rostro
- No es tan sencillo señor, primero déjeme preguntarle que seguridad me dará para no revelar mi identidad después de verme.
- Entiendo que has venido a escondidas, bueno te seré sincero me interesan tus pinturas, así que hagamos un trato. Que te parece firmar un contrato mágico?
Calanthe se sorprendió, no esperaba que le hiciera tal propuesta, un contrato mágico era algo a los que pocos tenían acceso, y firmar uno sifnificaba que lo que se estipulara en el contrato debería cumplirse si o si, porque las consecuencias por no hacerlo eran graves, y se podía incluso perder la vida si se incumplia.
Esto tenía sus pro y sus contras, pero al menos aseguraba que su identidad sería resguardada.
- Está bien, pero mis condiciones deben ser aceptadas.
- Y cuáles son?
- En primer lugar mi identidad debe ser resguardada.
Después de una larga conversación y escribir dicho contrato, llegó el momento de firmar el contrato, y este debía ser firmado con el nombre original de los interesados en cuestión.
- Calanthe De Las Rosas...
Leyo Michael mientras Calanthe se quitaba la capucha.
- Es sorprendente, nunca imaginé a alguien de ese lugar sentado frente a mi negociando.
- Digamos que no soy exactamente de ese lugar, simplemente soy una persona desafortunada.
- Desafortunada? Creo que nadie en su sano juicio diría que es desafortunada siendo portadora de tal apellido.
- Bueno tal vez no este en mí sano juicio, por eso mismo estoy aquí frente a usted negociando.
- Jajaja que niña tan divertida, dieme que título tiene está obra, me intriga, a simple vista podría decir que es la reprecentacion del renacimiento, de un nuevo comienzo, ya que eso es lo que representa el fénix que sale de las cenizas, pero... ese particular detalle
- Habla de las manos que no lo dejan despegar, digamos que este es un fénix atado a su pasado y nunca podrá deshacerse de el enteramente.
- Señorita creo que es muy triste su obra.
- no es eso lo que lo hace bello?
- ajaj usted entiende de arte ya veo, el dolor, para algunos cuantos suele ser bello, siempre y cuando no sea el propio. Disfrutan ver el reflejo de la melancolía y se creen entendedores del dolor que se refleja en el arte, pero nisiquiera pueden empatizar con los de su alrededor.
- La hipocresía del hombre es grande.
- Tienes razón, somos muy hipócritas. Con nuestro contrato ya firmado le pagaré la pieza de hoy, y espero con ansias su próxima obra.
- fué bueno hacer negocios con usted.
- lo mismo pienso.
De está forma Calanthe consiguió más de lo que esperaba, y tenía asegurada la confidencialidad.
Después de recibir el dinero por la pintura, Calnthe debía regresar. Eran más de las doce de la noche, Calanthe estaba un poco preocupada por si hubieran notado su ausencia, así que se apresuró en regresar.
Todo iba demasiado bien, nadie la había detenido para preguntar que hacía en la calle a esas horas, no se había encontrado con nadie raro, había conseguido su contrato y regresaría a el Ducado, cuando vió que por la calle principal por dónde debía pasar se encontraban patrullando los soldados del Ducado.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 79 Episodes
Comments
Euge
1 km 1 hs, la lleva una tortuga
2024-11-09
1
Diana
hubiera*
2024-04-23
1
Mary Montilla
Rayos ojalá y no la agarren 😳😔
2023-10-28
5