Sala de entrenamiento.

La calidad de las mantas que rodeaban mi cuerpo me quieren llevar a la tentación de no levantarme y seguir durmiendo tranquilamente.

La cama se sentía tan cómodo y relajante sin saberlo esto era lo que necesitaba después de un largo viaje de tres días en ese carruaje infernal, era lo único que necesitaba.

Consiente más que de lo que debería llegue a la lamentablemente conclusión que me tenía que levantar para empezar mis clases con mi abuela.

—Rose dígale a mi abuela que estoy indispuesta - dije con voz apenas audible de lo cansada y pereza que me daba tan solo hablar.

—Señorita Keren, usted tiene tres años y medio no puede estar indispuesta. - dijo Rose y por su tono de voz es que estaba suprimiendo la risa de burla.

—Ay... -dije con un sonido lamentero al pensar que no tenía una buena escusa para evitar levantarme - Pues dile que... No sé, Rose - dije aun pensativa - Que cuando me levante para ir a bañarme me caí y lamentablemente me partí una pierna.

—Con todo respeto señorita Keren - Rose guardo un silencio unos pocos segundos intentando contener la risa - Si en todo caso se hubiera caído en la bañera es más probable que reciba un golpe en la espalda o la cabeza.

—Si eso dile - dije con pereza para hablar demasiado - que me caí y desafortunadamente recibí un golpe en la espalda y ahora camino chueco.

Abrí brevemente los párpados con pereza y mucha dificultad y parpadeé repetidamente hasta que mis ojos se acostumbren a la luz del día, una sorpresiva risa leve me hizo voltear al instante para ver detenidamente a la persona que originó ese sonido.

—Señorita Keren es muy absurdo que un heredero de la élite se caiga mientras se bañaba - dijo Rose tratando de contener su risa - Por si no había sido informada los herederos de la élite tienen los reflejos cinco veces más alto que una persona común.

—¿Qué? - Exclame con sorpresa no estaba al tanto de esa información y deje expresar mi sorpresa, ya que Rose es una de las personas que mejor me conoce sería absurdo ocultar mis expresiones con ella.

—Si y la élite oficial después de años de entrenamiento tiene mejorado diez veces sus reflejos que una persona común. - Dijo ella tranquilamente.

—¿Por qué nadie me lo había informado?-dije levantándome de la cama y estirándome como un gato después de su siesta - llevaba tiempo pensando que tenía sentidos arácnidos y por eso me salvaba a último segundo de caerme o que me cayera algo que me tiraron.

—¿Como alguien podría tirarle algo a usted señorita? - dijo Rose con un tono de asombro y de molestia por la reciente información recibida.

—Nada nuevo lo hacen porque se molestan que sea más lista que ellos - dije mientras me dirigía a la bañera.

Dormir con ese vestido me estaba cobrando factura sentía el sudor en mi cuerpo algo que me incomoda profundamente, me apresure a deshacerme de la prenda y meterme a la tibia agua de la bañera.

El olor a vainilla con canela se filtró por mi piel, me di la liberta de relajarme y cerrar los ojos...

DESPUÉS DEL BAÑO

Salí del baño con una bata de tela fina que envolvía mi pequeño cuerpo y con ojos curiosos pase mi vista por mi ahora habitación durante un año.

Pues no le veo la diferencia.

Habitación era demasiado amplia para una niña de tres años de edad, acaso todavía no tenían en cuenta lo cortas que son mis piernas.

La habitación de Keren

Rose se encontraba parada al lado la puerta del baño cuando vio que me dirigía hacia el tocador, sentándome en la pequeña silla, pero del tamaño ideal para mí, una vez inmóvil en mi asiento lo tomó como iniciativa para empezar a cepillar mi cabello.

Con hábiles movimientos en pocos minutos terminó de desenredar todo mi cabello y me dio una leve sonrisa a través del espejo preguntándome con una voz cálida lo siguiente.

—Hoy comenzará sus clases será duro y difícil para usted este día, el cabello recogido es la mejor opción para que no te fastidie a la hora de estudiar, ni de entrenar señorita Keren. - dijo esperando mi respuesta y le di un leve asentimiento de cabeza.

Después de aproximadamente unos 15 minutos tenía las hebras doradas con una trenza que rodeaba mi cabeza en forma de una corona, ninguna sola hebra dorada caía por mis hombros, ni por mi cara.

—Gracias, Rose - Dije con un noto de voz suave una de las únicas personas que permito mostrar este lado mío.

—Es un honor señorita Keren - dijo ella agachando la cabeza y haciendo una leve reverencia algo dentro de mi se removió con incomodidad.

—Rose eres la única que se a quedado a mi lado siempre desde que di primer respiro, espero que no me defraudes ni me traiciones. - dije aun con mi tono de voz suave.

—Nunca lo haría señorita. - dijo Rose para después hacer una reverencia y salir de mi habitación.

Solté un suspiro aburrimiento y con pereza me puse de pie para ir en busca de mi vestimenta del día de hoy.

Una vez dándome la vuelva en la cama una prenda negra llamo mi atención, me acerque hacia mi cama para detallar la prenda mejor y al instante me di cuenta de que había una nota al lado se las prendas negras las agarre entre mis manos.

[Keren una princesa no suele ponerse este tipo de atuendos, pero es obligatorio para evitar los daños y mejorar tu agilidad a la hora de entrenar.

Te espero en la sala de entrenamiento, Rose te guiará hasta el lugar nombrado, tendrás las respuestas de tus preguntas que rondan por tu cabeza, pequeña dama infernal.

Atentamente, tu abuela Romanova.]

—Es más que notable que no me conoces - deje escapar una pequeña risa irónica.

Solté el nudo de la bata que traía y me dispuse a ponerme mi ropa interior para proseguir con el pantalón el material era de tela gruesa, pero parecía hecha a la medida.

Aquella prenda se pegaba a mí como si de una segunda piel se tratara era irónico porque cualquiera le parecería incómodo por la manera que parecía que apretaba, pero de hecho era muy cómoda.

Toda la parte inferior de mi cuerpo se encontraba cubierta por aquella tela a excepción de mis pies, agarre la segunda prenda del mismo tono que el pantalón, era un polo manga larga con cuello alto.

Me dispuse a ponerme la prenda y me llamaron la atención unas botas negras al lado un mueble me aproxime a sentarme en el mueble y ponerme las botas, analice el material de las botas.

Una pantalla flotante parecido a un holograma apareció repentinamente me había encontrado tan concentrada tratando de saber para qué me iban a ayudar estas botas qué di un pequeño brinco del susto, para después ponerme leer lo que decía la pantalla flotante.

Las botas de combate militares negras son fuertes, ligeras y cómodas, ideales para la seguridad y las fuerzas del orden. Las botas están hechas de cuero y nailon, que son transpirables. Las plantillas de espuma aislante EVA mantienen los pies calientes y secos en climas fríos. La suela de goma antideslizante que absorbe los golpes proporciona un buen agarre en cualquier clima y el talón reforzado brinda protección adicional.

—Fuera pantalla -dije una vez termine mi lectura y casi al instante desapareció de mi vista.

Me levanté para ir a examinar mi aspecto en el espejo de mi tocador y solté un leve grito ahogado de la impresión, sabía que era hermosa por naturaleza, pero este atuendo me daba aires de poder sin quitar la elegancia qué tenía en las venas desde mi nacimiento.

Mi aspecto ahora evocaba elegancia, distinción y poder, y se asociaba a cualidades de liderazgo, carisma y determinación, era caótico, hipnótico y cualquiera que me viera le resultaría difícil despegar los ojos de mí.

Con una leve sonrisa arrogante me dispuse atravesando las puertas de mi habitación y dándole la orden a Rose que me dirigirá a la sala de entrenamiento.

Durante el camino hacia la sala de entrenamiento tenía el mentón en alto y mirada fija al frente, sin voltear a mirar a nadie, pero podía sentir los ojos curiosos de los sirvientes en mi aspecto.

En pocos minutos ya me encontraba en la sala de entrenamiento enfoque mi vista hasta dejarla encontrar con los ojos grises de mi abuela y un par de ojos cafés de un hombre moreno alto con cuerpo musculoso y atlético, mis ojos analizaron con curiosidad su brazo izquierdo que se encontraba tatuado por completo con tinta blanca con unos símbolos que todavía estaban fuera de mi conocimiento.

—Es un honor conocer la princesa Romanova - dijo él haciendo una reverencia - me presento mi nombre es Thomas Scarllate y seré su entrenador durante este año.

—¿Por qué mi abuela no es mi entrenadora? Tengo entendido que mi hermano fue entrenado por mi abuelo personalmente es la tradición - dije recalcando la última palabra casi con rencor en mi voz.

—Porque eres una niña y no estás a mi nivel - dijo mi abuela con voz relajada, pero podía distinguir el leve tono de burla.

Mis manos que reposaban a mis costados los lleve atrás en mi espalda fuera de su vista y mis manos ahora entrelazadas fueron aplastadas, sabía que mis nudillos se encontraban blancos por la fuerza ejercida impulsada por la ira que sentí en mis venas por aquel comentario de mi abuela.

Totalmente, al contrario de mis manos mi rostro se encontraba inexpresivo sin total emoción alguna, no iba a darle la satisfacción de ver que su comentario me afectaba y me ofendía, no tenía por qué darle ese gusto.

< Vamos Reina demuéstrale lo contrario y déjale que se trague sus propias palabras. >

—Entonces iniciemos el entrenamiento de hoy - dije hacia Thomas qué se encontraba callado e incómodo ante la situación.

Detalle a Thomas tenía una camiseta negra pegada a su definido cuerpo y un pantalón holgado del mismo color que la camiseta parecía cómodo, tenía botas negras.

Sus ojos negros mi repasaron de arriba a abajo mirándome detenidamente y una sonrisa leve casi con burla se formó en mis labios esto iba a ser divertido.

—Para calentar de 10 vueltas a la sala corriendo, 20 abdominales y 15 planchas.

-Dijo él con tono autoritario y dictándome una orden.

Odio esto, odiaba recibir órdenes y obedecerlas como perrito regañado, las detesto, pero reuní toda la voluntad del mundo para morderme la lengua y seguir al pie de la letra lo ordenado.

Empecé a correr por la sala y hundiéndome en mis pensamientos, después de todo uno tiene que iniciar en el rango más bajo para subir al nivel superior y inalcanzable que muchos anhelan es la jerarquía de la vida.

El título teníamos que ganarlo con sangre, sudor y sufrimiento no tenían que dártelo en una bandeja de oro, no podías recibirlo porque después de todo verían lo incompetente qué eras.

Tenemos que aprender y perseverar para ser el mejor en lo que hacemos todo, se encuentra en nuestra mentalidad, ignorar el dolor físico y fortalecer el emocional.

Mientras me encontraba hundida en mi pensamientos, me levante del suelo y sacudí la cabeza levemente para concentrarme en la realidad.

Sentí el dolor en mis piernas por las vueltas realizadas en la sala, mi abdomen y brazos dolían, pero lo ignoré lo mejor que pude.

Aquel dolor me dio aviso que había realizado con éxito la orden, adoraba esta parte mía el poder que tenía para hundirme en mis pensamientos y mi cuerpo se ponía en modo automático realizando la mandando y solo al final de conseguirlo salía de mis pensamientos sentía el dolor físico.

—Excelente, señorita Romanova - dijo mi ahora entrenador felicitando mi hazaña. -por hoy solamente le enseñaré los movimientos básicos para defenderte con una espada, preste su total atención a mis movimientos por favor señorita Romanova.

—Está bien - dije con voz neutra podía sentir un par de ojos grises mirándome fijamente.

<¿No se había ido de una vez? Porque pierde el tiempo mirando a una niña que no está a su nivel y cree incompetente. >

No tengo ni idea.

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Comments

Jenifer 🤓💫

Jenifer 🤓💫

Veo como habla y aveces me olvido la edad que tiene 😅 aun sigue teniendo 3 años. Aunque tuve que leer unos capítulos xa volver entrar en la historia.. Me encanta 👏👏

2024-02-24

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