Casi como un rayo de suerte, Felipe falto a la empresa y pude grabar de forma tranquila, Carlos me miró con un poco de orgullo y se acercó a hablarme al terminar las grabaciones.
—Eres tendencia, al parecer a las chicas les gustó tu imagen en el comercial de perfumes –Carlos sonreía mientras hablaba, honestamente, yo no había revisado las redes sociales desde hacía un buen rato– eres tendencia, además de que tus canciones están teniendo miles de reproducciones.
—¿No me estás mintiendo? –pregunté muy sorprendido– no puede ser verdad.
—¿Crees que mentiría con algo así? Es cierto, míralo por ti mismo en tu teléfono.
Rápidamente, tome mi teléfono y revise todas mis redes sociales, era cierto, me había convertido en el tema top, “Nueva estrella enamora y cautiva a todos con su voz e imagen”, no podía ser verdad, unas cuantas lágrimas salieron de mis ojos al ver los artículos y reseñas.
—¿Por qué lloras? –Carlos seco mis lágrimas con desesperación en un intento de calmarme– no llores, no ha pasado nada malo.
—Lo siento… es solo que… estoy muy feliz, al fin está pasando, creí que jamás pasaría.
Carlos sonrió mientras me veía, ambos estábamos felices, hice muchas cosas para llegar a tal punto, claro, había malas reseñas y comentarios malos e hirientes, pero eran tan pocos que eran opacados por todos los buenos que había.
—Hoy podemos ir a celebrar.
—No es necesario, en realidad estoy agotado, mi cuerpo solo quiere descansar.
—Bueno, ya que lo recuerdo, creo que una chica me había invitado a comer, pero no sabía si asistir o no.
—Todavía dudas –reí un poco– deberías darte más oportunidades, si te parece una chica linda deberías salir con ella, si sigues así morirás soltero.
—¿Tú tienes pareja?
—No, pero tampoco quiero, además, es patético que desvíes el tema nombrando mi situación.
—A veces olvido lo fastidioso que puedes llegar a ser.
—Me adoras.
—Vamos a casa –Carlos suspiró y comenzó a caminar– porque voy a salir necesito llegar temprano.
—¿Me estás ignorando?
—Cállate y camina.
—No vivimos juntos, pues irme solo, tampoco eres mi niñera.
—¿Quieres caminar?
—Como te decía, quiero ir de copiloto.
Carlos sonrió y ambos fuimos a casa, mi día fue relativamente tranquilo sacando todo el trabajo que tuve, después de tomar una larga ducha miré una foto sobre mi mesa de noche, esta foto estaba enmarcada y bien cuidada, en ella estaba Antonio en medio de Felipe y yo, aún recordaba lo molesto que fue usar la peluca ese día, el calor era insoportable.
Los recuerdos que guardaba eran lo que me daba fuerza, Antonio deseaba lo mejor para mí todavía sabiendo que todo era una simple mentira para hacerlo sentir feliz.
Incluso tuve mis buenos momentos junto a Felipe, ¿como olvidar tales cosas? La misma tarde en la que tomamos esa foto, Felipe me invito a comprar ropa, pues, usaba siempre los mismos vestidos, al principio dude mucho en si quería ir o no.
Al final acepté y después de comprar un par de vestidos fuimos a una cafetería, Felipe se sentó frente a mí y pidió para ambos pastel y café.
—Siempre comes pastel de chocolate o cualquier cosa que esté hecha a base de chocolate –Dije mientras probaba mi porción de pastel– ¿Siempre es así realmente?
—No seas metiche, yo no me queje porque solo compraste vestidos.
—Son bonitos.
Y si no los uso sería fácil ver que soy un hombre y no una mujer.
Luego de hablar y comer caminamos por un parque, como ya estaba anocheciendo no había muchas personas y los columpios estaban solos, nos sentamos en los columpios un buen rato.
—¿Por qué no me dices tu nombre real? –Preguntó Felipe mientras se balanceaba a mi lado– Nos llevamos mejor, quiero ser tu amigo, pero tú insistes en no decirme tu nombre.
—No necesitas saberlo –dude un poco y medí mis palabras, mi corazón latía rápido por los nervios– no somos amigos y como has dicho en muchas ocasiones, solo soy una empleada.
—No quiero llamarte Ana, quiero llamarte por tu nombre –Felipe me miró y suspiró– aunque no puedo obligarte a decírmelo –Felipe dejo de hablar y me miró con una gran sonrisa– por ahora no importa mucho.
La brisa fría acompañó el silencio entre ambos, no era algo incómodo, por el contrario, me quedé en silencio observando el rostro de Felipe mientras sonreía, no sabía que podía sonreír de forma tan amable y sincera.
Giré mi cabeza al frente y sonreí mientras veía como el sol terminaba de ocultarse dando paso a la noche, por un momento aquel parque lleno de arbustos y flores se vio cálido y hermoso a mis ojos.
Felipe volteó a verme y se levantó, tomó las bolsas y jalo mi mano, me asusté un poco ante la acción repentina y lo vi un poco desconcertado.
—¿A dónde me llevas?
—¿A dónde crees? –dijo mientras reía– siempre que vengo por estos lugares voy a una relojería, me gusta mucho usar los relojes que venden allí, pero justo al lado vi una joyería.
No dije nada, pero como Felipe había dicho fuimos a la joyería, Felipe miró un par de cosas, al parecer era conocido, pues, la vendedora le hablaba de forma familiar.
—Esto se te verá muy bien –Una pulsera fue puesta en mi muñeca sin previo aviso– no te la quites, aunque no me digas tu nombre, siempre sabré quien eres al verte usándola.
Palabras ligeras que eran significativas, además de ser costosa era algo no muy femenino, pero se veía elegante y hermosa, no podía aceptar algo así, mucho menos al saber que mis manos no eran delicadas como las de una mujer, pero al parecer Felipe no lo notó y tampoco le dio importancia.
—Sé lo que estás pensando –dijo Felipe con reproche– Tu mirada nunca miente, ni se te ocurra regresarme esa pulsera, mira –Felipe señaló su muñeca la cual tenía una pulsera a juego totalmente igual– también tengo una igual y si la regresas me encargaré de volver a colocarla en tu muñeca.
Recordar ese día me puso un poco sentimental, rebusque en mi mesa de noche y dentro de una pequeña y lujosa caja estaba aquella pulsera junto a un collar que también fue un obsequio de Felipe, aquella atención y amabilidad que recibí eran algo que mi corazón atesoraba. Antes creí que fue por ser mujer y que tal vez Felipe se sentía mal por haberme tratado tan mal al principio, pero al tocar esa pulsera mi corazón deseaba un poco más.
Mi teléfono comenzó a sonar, estaba recibiendo una llamada, al ver de quien era la pantalla reflejaba el nombre “enigma”, era Felipe, pero… ¿Para qué me llamaba? Eran las nueve treinta y era imposible que fuese para trabajo, contesté con un poco de curiosidad.
—Estoy afuera, baja para que vayamos a comer ¿No Creíste que realmente no me verías o sí? Recuerdo haber dicho anoche que nos veríamos hoy.
—¿Estás loco? –estaba sorprendido– jamás dijiste que vendrías a estas horas.
—Baja o yo iré hasta tu puerta –la voz de Felipe sonaba autoritaria, pero también sonaba un poco coqueta– no estoy mintiendo.
—Espera –me sentí presionado– en un momento bajo, estoy en pijama.
—Te espero.
Felipe colgó tras esas palabras y entre en crisis, él estaba demente y yo solo me dejé arrastrar
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 23 Episodes
Comments
Que lindo capítulo
2023-01-23
2
Laura Guadalupe Dupeyron Reyes
ya por favor actualiza 😭😭🙏🙏
2023-01-23
0
Laura Guadalupe Dupeyron Reyes
muy buena, gracias 🙏🙏
2023-01-22
0