Daniel

Con la firma del contrato comencé a grabar una canción para promocionar un disco, los horarios eran incómodos y exhaustivos, pero valían la pena, antes tenía horarios incómodos por mi anterior profesión como enfermero, pero ahora seguía con ese tipo de horarios, pero con algo que realmente quería hacer.

Conocí a muchos cantantes que se hicieron reconocidos recientemente, la mayoría eran personas agradables que estaban de un lugar a otro, presentaciones y grabaciones constantes, deseo tener suerte y lograr algo así.

Estaba en una sala solitaria y silenciosa mientras practicaba una y otra vez la entonación correcta de notas altas, uno de los mejores talentos se ofreció para ser mi maestro, era uno de esos artistas tan orgulloso de su nombre que no usaba un nombre artístico.

—¿Como lo hice esta vez Daniel? –pregunté un poco expectante, pues, habíamos repetido la misma nota unas quince veces– ¿sigue sonando mal?

—Es mediocre, no entiendo ¿como lograste llegar tan lejos con un talento tan deplorable?

Daniel me miraba de forma despectiva, reconocería ese tipo de mirada a kilómetros, era obvio que no le agradaba ni un poco, fue mala idea aceptar la ayuda de esta persona tan pedante.

No solo porque me corregía, era más por la forma en la que se expresaba, pues, en cada oportunidad que tenía me comparaba con él haciéndome lucir como alguien mediocre y sin talento, obviamente él sabe más que yo del mundo del espectáculo, es una estrella con cinco años de recorrido ¿Por qué debía ser tan cruel?

—Repite otra vez todo, no debes conformarte con un resultado bueno, si no con uno perfecto.

—¿Crees que no es bueno? ¿Quién quiere aspirar a la perfección? –Preguntó Felipe con una voz relajada mientras se recargaba en el marco de la puerta– sabes bien que algo como “perfección” es solo un sinónimo de explotación y calidad imposible, para mí se escuchó bien.

—Felipe, únicamente le aconsejaba –dijo Daniel con un tono amable mientras miraba a Felipe, totalmente contrario al tono que uso conmigo– sabes que mis exigencias son altas.

—Daniel, ambos sabemos que lo estabas torturando, deja de hacer eso y trabaja bien, sabes que odio las perdidas de tiempo, puedo tolerar cualquier cosa menos ese tipo de actitud, además, no eres un maestro, ve a seguir ensayando por ti mismo, yo puedo ayudar a Lucas.

—Si… lo haré.

Daniel se fue rápidamente como un perro regañado, al parecer las actitudes groseras e innecesariamente exigentes eran comunes en él, aunque por la forma en la que lo trató Felipe era fácil deducir que a Felipe no le agradaba para nada Daniel.

—Te ves estresado, lamento la actitud de Daniel, cada vez que ve un nuevo talento con potencial le hace la vida a cuadros –dijo Felipe con un tono cortes y amable– es conocido por eliminar de raíz a la competencia.

Las palabras de Felipe me sorprendieron, para alguien tan famoso como Daniel… ¿Era considerado una amenaza? No sabía si sentirme feliz o agobiado.

—A duras penas acabó de empezar y ya le he caído mal a alguien, quiero evitar todas las malas relaciones posibles.

—Bueno, Daniel suele llevarse bien solo con aquellos que no considera una amenaza o con aquellos que tienen más influencia que él, es alguien inteligente y sabe usar y aprovechar cada oportunidad.

—Supongo que no le agrade nunca, pero bueno, no soy un postre como para gustarle a todos.

—Si quieres yo podría ayudarte a ensayar.

—No es necesario, yo puedo hacerlo solo.

La última vez que pude ensayar junto a Felipe fue antes de la muerte de Antonio, todos gozaban de las pequeñas presentaciones a modo de práctica que hacíamos, pero ya no era igual, por esa razón decidí negarme de forma rápida y directa a su ayuda.

—¿Crees que podrás hacerlo sin supervisión alguna? Tengo un oído excelente para esto.

—No es por alardear, pero usted mismo dijo que se escuchaba bien.

—Está bien.

Se dio la vuelta y se fue sin más, su actitud fue extraña, pero decidí no prestarle atención, debía seguir esforzándome sin interrupciones se deseaba lograr ser reconocido.

Pase toda la tarde en medio de ensayos, realmente no tenía nada en la agenda de mi día, pero no estaba muy seguro de mi preparación, fue bueno haber ensayado tanto, pues, el productor encargado de la grabación den disco y canciones estaba más que encantado con mi rápido desempeño.

–Fue rápido, por hoy puedes descansar y trata de no forzar mucho tu voz.

—Muchas gracias.

Al llegar a casa Carlos saco un par de cervezas y comenzamos a beber.

—Es extraño que todo sea tan fácil –dijo Carlos mientras le daba un sorbo a su bebida– creí que tendrías más dificultades para adaptarte.

—No hables de dificultades que a penas estoy iniciando, además de que no le agrado a varios artistas, sería una pena que alguno de ellos empiece a molestarme.

—Al parecer le agradas al productor, hasta donde sé la disquera únicamente cuenta con dos productores de alta experiencia y ambos querían colaborar contigo.

—Es una suerte, creo que no debo desaprovechar esta oportunidad o decepcionar a todos, no puedo ensayar más porque dañaría mi voz, pero intentaré componer algo bueno esta semana.

—¡Así se habla!

Carlos estaba tan emocionado que bebió su cerveza de tirón, reí sin poder evitarlo y también bebí mi cerveza.

Antes no creí realmente que pudiera lograr algo, creí que vivirían toda mi vida siendo un simple enfermero, pero ya tenía algo un poco más allá de eso.

La razón por la que quería evitar todo tipo de malentendidos con cualquier persona de la disquera es simplemente por el hecho de lo problemáticas que pueden llegar a ser las situaciones en este ámbito al igual que los escándalos.

A la prensa no le importa destrozar la vida de una persona solo para obtener algo, a penas estoy en mis inicios por lo que debo ser sumamente cauteloso con todo lo que haga, además de que los talentos masculinos en sí tienen que cuidar su imagen.

No es como si tuviera que volver a fingir ser alguien más, pero la imagen que debía dar era la de un nuevo talento agraciado, gentil y caballeroso, era tarea simple, pero ya de por sí tenía a Daniel en contra, un cantante que adoraba entrar en polémicas dejando mal parada a cualquier persona que no pudiese tolerar.

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