Carlos me estaba ayudando a terminar con los preparativos del viaje, los documentos y renovación de pasaportes eran un completo dolor de cabeza.
Carlos le notificó a sus padres sobre el viaje, ellos no podían creerlo, pero después se alegraron y nos hicieron una fiesta de despedida, honestamente, mis ánimos seguían por los suelos, pero decidí gozar de la celebración.
Cuando Carlos arreglo su renuncia compramos los boletos del avión, los familiares de Carlos se despidieron de nosotros de forma agradable antes de subir al avión.
Cuando llegamos comenzamos a buscar un hotel de buena calidad, por suerte había uno cerca del aeropuerto y sus precios no eran malos.
—Por suerte aprendimos un poco de inglés, porque de no ser así no hubiésemos podido venir nunca.
—Y que lo digas –exclame mientras buscaba mi teléfono– mañana debemos comprar un departamento o alquilar un lugar barato.
—Con mis ahorros alcanza para comprar un departamento, solo tengo que hacer el cambio de moneda.
—Yo también.
Nos establecimos más rápido de lo que pensamos, conseguí empleo como mesero, tenía dinero para un buen tiempo, pero no podía estar sin trabajar, Carlos consiguió un empleo en una empresa pequeña, pero al menos la paga era buena.
Cada cierto tiempo le escribía al señor Andrew para saludarlo, no podía mentir, extrañaba mucho a Andrew y a Felipe, el rostro serio y frustrado de Felipe o sus rabietas por alguna pelea tonta, no creí que fuese a extrañar tanto algo así.
Pero intente centrarme en lo que quería, comencé a tomar clases de canto y baile de forma profesional, cada vez que mejoraba empezaba a presentar esperanzas, aunque no lograba clasificar en ninguna competencia, estaba por rendirme.
—¿Has venido hasta aquí solo para rendirte Lucas? Sé que estás frustrado, pero si te rindes a estas alturas ¿Qué ganarás?
—Estoy cansado Carlos, las personas me minimizan, incluso me han pisoteado en muchas ocasiones.
—Te apoyo sea cual sea tu decisión, pero… ¿Crees que es correcto renunciar?
—Gracias –sonreí forma irónica– últimamente no he estado en mis mejores momentos.
—Lo sé, por algo soy tu amigo, te conozco, pero… se que hay algo más que esta interrumpiendo tus pensamientos, no sé que sea, pero tampoco voy a presionarte para que me digas.
—¿Algo interrumpe mis pensamientos?
—A veces piensas mucho, tu rostro hace expresiones que no había visto nunca en ti, siempre estás perdido y pierdes rápido la concentración, sé que debes seguir triste, pero te has esforzado mucho.
—Tienes razón, no puedo rendirme solo porque no me ha ido bien, no te preocupes, no estoy preocupado.
Fui a mi habitación, conseguimos un departamento en el centro de la ciudad, por lo que había un buen ambiente alrededor y muchas tiendas, mi mente si estaba distraída, pero no podía contarle a Carlos la razón, siempre pensaba en Felipe.
Es muy estúpido, nos llevamos mal en muchas ocasiones, pero no podía negar que hubo muchos momentos buenos y agradables, su ligera y tranquila sonrisa no abandonaba mi mente ni un segundo.
Mi corazón latía de forma extraña al recordarlo, pero él no sabía quién era, siempre vio a una simple empleada o a su prima, tal vez lo que dijo Antonio era verdad, no debo vivir fingiendo ser algo más, no me arrepiento de haberlo hecho, pues, gracias a eso fui parte de una buena familia.
Pero mi corazón pesaba al saber que me fui sin contarle la verdad a Felipe ¿Cómo lo abría tomado? No sé porque pienso en eso, tal vez me hubiese visto como un bicho raro.
Mejor dicho ¿Por qué estaba pensando tanto en Felipe? Probablemente, estaba saliendo a divertirse con sus amigos, debo centrarme más en mí, no puedo seguir haciendo las cosas por hacerlas.
Me levanté con una sonrisa decidida, mi mala actitud me estaba condenando a malos resultados, debo esforzarme más, salí de mi habitación y fui hasta la de Carlos, lo invité a ir a un bar, no íbamos a beber juntos desde mi fiesta de graduación.
Al llegar al bar el ambiente era tranquilo, aún era temprano y el día siguiente sería un viernes, por lo que no muchas personas podían ir, al fondo del bar había un hermoso piano sobre un pequeño escenario de madera, una mujer atractiva cantaba mientras un hombre tocaba una melodía a la par.
Mis ojos se quedaron allí, el piano se veía hermoso, combinaba con aquel bar que usaba accesorios rústicos, mesas y sillas de madera brillante y de buena calidad.
Por un momento deseé subirme al escenario, me contuve y fui a la barra junto a Carlos.
—Es extraño que me quisieras invitar a beber de repente, hace mucho no lo hacías.
—Sentí ganas de salir –Sonreí mientras lo miraba– desde mañana empezará a dar todo de mí, no seguiré estancado, mi problema es la falta de confianza.
Carlos me miró de forma extraña sin apartar sus ojos de mí, su rostro se veía tranquilo, pero me inquietaba su mirada.
—Sabes, si no fuese por mi fuerte amistad, el hecho de que te veo como un hermano y que no entras en mis gustos, seguramente ya me habría enamorado de ti.
—Deja de decir estupideces –Dije avergonzado– esos no son chistes.
—No es un chiste, pero como dije, no entras en mis gustos, es solo tu personalidad y apariencia, son buenos elementos para atraer a cualquier persona.
Miré mal a Carlos y comenzamos a beber, cuando miré al escenario estaba vacío, mi corazón latía con fuerza y Carlos lo noto, mis ojos no podían apartarse de aquel escenario.
Carlos se levantó y habló con el cantinero, cuando volteé para verlo observe claramente como me señalaba y el cantinero asentía suavemente.
Carlos se acercó a mí con una gran sonrisa en su rostro y me tomó de la mano hasta llegar al escenario.
—Tienes permiso para cantar por quince minutos, no es mucho, pero algo es algo.
—¿En serio? – pregunté con mucha emoción– que vergüenza, ¿cómo pudiste pedir algo así?
—Solo hazlo, no mires a nadie.
Hice lo que Carlos dijo, subí al escenario y sentí como una corriente eléctrica pasaba por mi cuerpo, había un micrófono en medio del escenario, lo puso a la altura del piano y tras soltar un largo suspiro comencé a tocar una melodía que me enseñó Felipe.
Sentí las miradas sobre mí, pero decidí ignorar cada una de ella al igual que los salvajes latidos de mi corazón.
Comencé a cantar mientras mis dedos se movían casi por sí solos, me sentía bien, no estaba nervioso, cante hasta el final de los quince minutos y al levantarme las personas me aplaudieron, Carlos me miraba muy orgulloso.
Cuando baje del escenario abrace a Carlos, por primera vez cante de forma libre y sin preocupaciones, mi mente era sin duda mi peor enemigo, el cantinero se acercó a nosotros y me pidió volver a cantar al día siguiente, me pagaría por hacerlo.
Ese fue mi primer paso para cumplir mi sueño, no era mucho, pero al menos alguien quería pagarme por cantar, el jefe del bar estaba de acuerdo, pues, también le gustó mi presentación, obviamente no iba a desaprovechar tal oportunidad.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 23 Episodes
Comments
Al menos los dos se extrañan
2023-01-23
2
Eso bebe, lucha por cumplir tus sueños
2023-01-23
0
Azuseth
Exactamente el primero, tendrás más oportunidades
2023-01-14
1