Adam:
El miedo se apaciguó cuando la tranquilidad dejó de sentirse como una trampa mortal. El camino se bifurca en distintas direcciones y nos adentramos en un vecindario pequeño. La mayoría de las personas abandonaron su hogar antes de que fueran contagiados por el virus y por eso no parece haber muchos zombies, aún así no hay que bajar la guardia. Le hago señas a Enma para caminar hacia la acera.
Antes de entrar a la primera casa observo cualquier actividad por las ventanas rotas.
Enma se acerca a la puerta cuando asiento y nos adentramos en el interior. Una pequeña casa familiar nos recibe, reviso todo el interior con mi arma levantada, las habitaciones, la cocina, todo.
Enma se queda observando las fotos olvidadas de una familia pequeña cerca de la chimenea cuando vuelvo.
— Al parecer todo está despejado — Dije y se sobresalta, ni siquiera se había percatado de mi presencia.
— No me asustes de esa forma.
Me río por dentro y comienzo a revisar las alacenas.
— Busca en las habitaciones cualquier cosa que nos sirva, como ropa, productos de higiene, de limpieza — Le ordeno.
Asiente y se aleja.
No encuentro nada, excepto recipientes vacíos y alimentos dañados con gusanos.
Voy hacia una de las habitaciones. Era de un pequeño niño, la cama es pequeña, los juguetes están regados por el suelo y las paredes están llenas de un papel tapiz con diseño de aviones.
Trago el nudo que se atora en mi garganta, no es momento para recuerdos.
Huele extraño cuando me pongo a hurgar los cajones. El olor es fuerte, como carne podrida.
Proviene del armario. Preparo mi arma y abro rápidamente mientras mantengo la distancia. Me relajo, solo es una rata muerta, del resto no hay nada.
Enma se acerca al umbral de la puerta.
— Solo encontré un champú y lo mejor es que no está caducado — Dice mientras me muestra un recipiente para hacer énfasis.
— Está bien, no hay nada aquí.
Lo guarda en la mochila que carga y parece notar que me encuentro tenso pero no pregunta, es mejor así, de todas formas no le iba dar explicaciones.
Salimos de allí, prácticamente con las manos vacías.
Cuando se acaben las opciones nos tocará hacer recorridos en todo el estado y más allá.
Recorrimos unas tres más y no corrimos con la suerte de encontrar algo provechoso, tal vez no fue una buena idea recorrer los vecindarios. Estamos afuera debajo de un árbol después de la última casa. Enma bebe agua de la cantimplora que le dí mientras yo vigilo nuestro entorno. Lo bueno es que no no hemos topado con ningún zombie mutante.
— El recorrido fue inútil, no podemos darnos el lujo de gastar energía — Dije mientras me cruzaba de brazos.
— No fue completamente inútil, tenemos un champú.
Guarda su cantimplora y me da una mirada de motivación.
— Tal vez, pero nuestra prioridad es la comida.
— ¿ Qué hay de esa casa ? — Señala Enma, sigo su brazo y visualizo una casa al frente, oculta detrás de un camión estacionado.
Me acerco, cruzando la calle y Enma me sigue rápidamente hasta llegar por detrás de él camión. Es una casa pequeña, me acerco silenciosamente a una de las ventanas, está sellada con tablas.
Me alejo.
— Mejor vámonos, está sellada con tablas — Corto pero Enma no se mueve, se queda observando la casa, la tomo del brazo — Enma, vamos.
— Si están selladas quiere decir que hay alguien adentro.
Se zafa de mi agarre.
— No podemos asegurarlo, es mejor no arriesgarse.
Tiro de su brazo pero hace resistencia.
— Espera, escuchas eso — Murmura y me quedo en silencio.
Enma se suelta de mi agarre y se acerca a la puerta de la casa, la sigo molesto.
— ¿ Qué rayos haces ? — Gruño mientras subo el pórtico y me posiciono a su lado.
— Por favor, escucha.
Se queda quieta, evaluando el silencio al igual que yo. Algo sucede adentro y preparo mi arma de nuevo, Enma a enfundado la espada. Algo no me gusta, escucho pisadas rápidas.
— Ayuda ¿ Hay alguien allí ? — Dijo alguien adentro y me tense ante esa palabra, en seguida soy trasladado a ese momento en el que perdí todo.
Enma toma la perilla de la puerta pero la detengo.
— No, no seas tan ingenua, esto no parece confiable.
— Hay alguien allí pidiendo ayuda — Me contradice.
— Ayuda, por favor... Tengo miedo a salir, tengo hambre — Jadea la voz, parece de una mujer.
— Si, ya... — Le cubro la boca y la alejo de la puerta, forcejea y se suelta.
— ¿ Qué acabas de hacer ? No podemos negarle la ayuda, hay una persona allá adentro, asustada — Reclama con indignación.
— Estás loca si entras allí, deja de ser tan ingenua.
— No soy ingenua, no podemos perder la humanidad solamente porque el mundo la ha perdido... Estuve en esa situación de desespero, hay que ayudarla.
Se acerca de nuevo.
— Hazlo por tu cuenta porque yo no voy arriesgarme — Gruño completamente tenso y alterado.
Estaba actuando como Alba, la muy terca.
No dice nada, se gira hacia la puerta.
— Tranquila, nosotros te ayudaremos, abre la puerta — Dijo Enma.
Me mantuve en las escaleras, preparándome para cualquier cosa.
— La puerta está trabada — Dice la voz suplicante.
Enma forcejea con la perilla pero la puerta no se abre.
— Apártate si estás cerca, voy a tirarla — Avisa Enma.
— ¿ En serio vas hacerlo ? — Jadeo indignado.
Me ignora mientras retrocede y le lanza una patada a la puerta. Se abre con abrupto y me alarmo, adentro está oscuro y Enma se queda en el umbral.
— Ya puedes salir.
— No, tengo miedo... Mejor entra.
Enma se debate y al verme con el arma elevada.
— ¿ Qué rayos haces con esa arma ? — Jadea en voz baja.
— Esto me huele a trampa.
— Baja el arma... Solo es una persona asustada.
No le hago caso, es tan ingenua, no se percata que es muy extraño todo esto.
Enma avanza hacia el interior y yo la sigo.
Está tan oscuro que nuestros ojos tardan en adaptarse al cambio.
La sala parece estar sola pero un leve ruido me alarma.
Es el sonido de una cadena que se arrastra con rapidez, la puerta se cierra y algo pequeño se arrastra hacia Enma en modo de ataque.
— ¡ Cuidado, Enma ! — Grito y la empujo a un lado, choca contra la pared y pateo la cosa que se acerca rápidamente.
Chilla y gruñe mientras retrocede.
Apunto el arma para acabar con él pero me percato de la presencia de una mujer escuálida que sostiene la cadena y tira de ella, la cadena pasa por un gancho en lo alto de la pared para que pueda acortarse y alegarse.
— Ni te atrevas a dispararle a mi niño — Gruñe, parece psicópata, sus ojeras son grandes.
Bajo mi mirada, Enma se levanta y entra en un tipo de trance cuando observa lo que está sujeto a la cadena.
Hay un niño zombie atado como un animal por la cintura. Gruñe y lucha contra la cadena, nos observa a ambos.
Enma solloza, la lágrimas salen de sus ojos y se deslizan.
Está perdida.
Por su maldita culpa hemos caído en la trampa.
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Comments
San Aguirre
¡Ah no! también fue culpa de él por no explicarle a Enma.
2024-05-07
1
Lenita
Su sentido de sobrevivencia le falló a Enma
2023-12-08
0
may
me deja en suspenso cada vez que leo un capítulo. Me olvidó de todo vivo la escena 🥺🥰
2023-01-14
1