Enma:
¿ Quién sería la chica de la foto? Debió ser una persona importante para Adam, alguien que tal vez perdió en el ataque, por su reacción agresiva hacia mí debió ser así.
Yo solo perdí a mi amiga en el ataque y a algunos conocidos pero ninguno me provocó un dolor tan grave, no como el accidente de mis padres, pero estoy aliviada de que no presenciaran el mundo de ahora y de no perderlos de una forma tan horrible como ser comido por sujetos contagiados.
Yo ya estaba sola desde antes de que la civilización acabara así que para mí no había diferencia, me acostumbré a la soledad.
Paso cuatro días enteros en mi habitación y solo salgo a comer. Adam solo me habla lo necesario y se mantiene amargado ¿ Qué culpa tengo yo ? Yo no sabía que esa foto y esa ropa perteneciera a alguien muy importante y que estaba prohibido tomar sus cosas.
Estoy aburrida, acostada, mirando al techo y contando las líneas de las vigas de la estructura. Al menos en mi apartamento tenía mis libros para entretenerme, pero dejé mis gafas y aquí no parece haber ni uno. No me atrevo a hurgar de nuevo porque el señor gruñón de seguro vuelve a ponerse loco.
Resoplo mientras abrazo una almohada.
La puerta se abre y me sobresalto, completamente asustada. Adam tiene su uniforme.
— ¿ Qué acaso no sabes tocar ? — Gruño enojada y solo se queda mirando con ese rostro severo.
— Es mi refugio puedo hacerlo.
— De todas formas deberías tocar, podría estar desnuda, eso no es de caballeros — Dije, sintiéndome sonrojada de la furia.
Me ignora completamente.
— Ven y no formes problemas — Ordena y arqueo mis cejas.
¡ Qué no de problemas! Él es el que forma los problemas.
Se aleja sin esperar a que decida. Me levanto y lo sigo simplemente porque no aguanto el aburrimiento y tengo curiosidad.
Me lleva a su cuarto de entrenamiento y no comprendo nada.
Se coloca frente a mí, con postura firme. Cruza sus brazos con autoridad típica de un hombre que estuvo en el ejército al lado de otros amargados.
— ¿ Por qué estamos aquí ? — Pregunto para cortar el silencio.
— Si quieres sobrevivir a mi lado debes dejar de ser una chica indefensa que necesita que la protejan para poder seguir con vida, tienes que aprender a defenderte allá afuera y no necesitar de mí — Dijo con un tono arrogante.
Pongo los ojos en blanco, que yo necesito de él, eso me da ganas de reír y lo otro también me molesta, no soy tan indefensa pero tiene razón, no sé cómo actuar allá afuera.
— ¿ Vas a enseñarme? — Pregunto sin creerlo.
Eleva su barbilla con ego.
— Si, aprenderás defensa personal, manejo de arma y tácticas de ataque en el campo — Dijo y alcé mis cejas, parece que disfruta de ese teatro — Ahora debo saber que tipo de entrenamiento hacías en tu vida anterior.
— ¿ Entrenamiento?
— Si ¿ Practicabas algún deporte?
Me quedo parpadeando y me encojo de hombros.
— No, nunca hacía deporte, de hecho todas mis actividades eran contrarias al deporte — Dije y se quedó parpadeando.
— ¿ Ni siquiera trotar?
— Mi actividad favorita era la lectura y estudiar, lo que se acercó más al deporte era atender las mesas y llevar órdenes en mi trabajo.
Se frota la barbilla.
— Esto será más difícil de lo que pensé, te ves débil y desnutrida — Me reparó de arriba abajo.
— Gracias por lo que me toca — Dije con sarcasmo.
Ya sé que estoy fea pero no debe restregarme en la cara.
Toma una postura de ataque.
— Lanza un golpe — Dijo y me desconcierto.
— ¿ Quieres que te pegue ?
Pone una expresión de que es obvio.
— Si, no seas tan ruda — Se burló de mí con seriedad.
Aprieto mis puños y le lanzo un puñetazo. Lo detiene fácilmente, tomando mi muñeca.
— Hay muchos errores, el pulgar va debajo de el dedo medio e índice, si hubieras conectado el golpe tus dedos de abrían dislocado — Dice mientras abre mi puño y me enseña como debo colocarlos.
Es la primera vez que mis dedos tocan los suyos, son rústicos por los callos.
Lo siguiente es que le lanzo una patada y la detiene y me explica como debo hacerlo.
Así pasamos toda la tarde, me muestra como debo colocar mi guardia, también como debo pegarle al saco y como debo colocar mi postura.
Me enseña como aplicar una llave y como derribar al enemigo. Muchas veces caigo al suelo, despierta es mi tino para hacerlo pero no logró derribarlo, obviamente pesa el triple de lo que peso yo.
Termino jadeando sudada cuando me da descanso. Debo sentarme en el suelo cuando me gana el cansancio.
Adam me observa con diversión, el muy imbécil no está ni sudando.
— ¿ Ya acabamos ? Necesito un trago de agua — Jadeo.
— Apenas estamos comenzando.
— ¿ Qué ?
Lloriqueo mientras me dejo caer al suelo ¿ Por qué no me rescató un sedentario amante de los libros?
...***...
— Dispara — Ordena.
Lo hago, la bala no llega a rozar la lata que está a cinco metros. Estamos en el jardín, es el segundo día de entrenamiento y ya quiero mandar a mi entrenador a la cochinchina.
Sostengo el arma con ambas manos, le ha puesto un silenciador para no atraer Andantes pero ya estoy cansada de no darle a la lata y además estoy en el primer nivel, ya que solo son cinco metros entre el arma y el objetivo.
— Vuelve hacerlo como te enseñé — Ordena, disparo de nuevo y maldigo frustrada cuando fallo por décima vez.
Se coloca a mi lado, me quita el arma. La eleva con ambas manos y dispara. La lata cae rápidamente.
— Mantén el arma inmóvil, tu pulso debe estar estable.
— Definitivamente esto no es lo mío — Gruño, me tiende el arma.
— Tal vez puedas manejar mejor una espada... Te observé con el bate y se te da mejor — Dijo, ya frustrado de tanto repetir los pasos.
— No, déjame intentarlo una vez más.
Sostengo el arma de nuevo, me concentro, observo el blanco y disparo.
...***...
Pasamos toda la semana entrenando, después de las clases de puntería, pasamos al manejo de espada.
Allí me desenvuelvo mejor, esquivo los ataques con más facilidad. Creo que he encontrado mi arma favorita, es como el bate, solo que más liviana y fácil de manejar.
— ¿ Por qué me trajiste aquí ? — Pregunto.
Estamos a orillas de la carretera vacía, a unos tres kilómetros del refugio. Nos agachamos en la maleza.
Adam observa por unos binoculares hacia la vía. El viento sopla y aulla a nuestro alrededor. Solo hay un carro volcado en medio de la calle y un cuerpo descompuso al otro lado.
— Esperamos un blanco, es la única forma de lograr que tú puntería sea efectiva — Explica mientras deja de observar por los binoculares.
— ¿ Qué ? No pienso dispararle a un Andante, antes de que lo logre me comerá — Me quejo.
— Baja la voz — Ordena — Tienes que dispararle a la cabeza al primer bicho que se asome y no exageres, no te comerá, para eso estoy aquí... Cuando veamos el blanco te paras en medio de la calle para que te divise y avance hasta ti.
Lo dice con una despreocupación y como si fuera tan fácil, obviamente para él lo es, pero ya a duras penas derribe una lata de cinco.
— ¡ Estás loco, no podré! — Digo nervios mientras me como las uñas, deseando que ningún Andante se aparezca.
— Tienes que aprender a reaccionar ante una situación de peligro y a mantenerte concentrada al mismo tiempo.
— ¡ Cállate, ya estoy harta de tus teorías sobre aprendizaje militar!
Vuelve a guiar los binoculares y no habla por mucho tiempo.
— ¡ Veo algo ! — Murmura y me sobresalto — ¡ Se acercan dos!
Se torna alerta y me estoy muriendo de miedo cuando señala. Nos acostamos boca abajo.
Es cierto dos Andantes aparecen del otro lado de la calle. Dos mujeres, ambas tienen la ropa desgarrada y están llenas de sangre, su piel es putrefacta y a una de ellas se le ha desgarrado la piel de la cara, haciendo que los huesos se le noten en carne viva. Se arrastran por el medio de la vía, olisqueando el aire y gruñendo.
Siento náuseas.
— Llegó la hora — Murmura Adam, tan bajo que me entra la desesperación.
Lo observo, estamos tan pegados que noto su respiración en mi rostro.
— Pero son dos.
— Mucho mejor — Dijo y lo fulmino con la mirada.
Saco mi arma del cinturón y le quito el seguro.
¿ Qué clase de psicópata es Adam ?
— Estás loco — Jadeo.
— Hazlo ahora — Me apura.
Me levanto y corro hacia el medio de la calle.
Me posiciono frente a las Andantes, mi cuerpo tiembla cuando se percatan de mi presencia y dejan su estado pacífico. Ambas sueltan gritos agudos y corren hacia mí con rapidez.
Elevó el arma y disparo a una, no lo logro. Tengo que correr para tomar distancia, disparo de nuevo pero se mueven tan rápido que no puedo atinar.
Lo hago por tercera vez, apenas y le rozo el brazo. Empiezo a desesperarme, corro, gritando mientras disparo de nuevo y le doy en la pierna a una. Se cae pero no es suficiente y se levanta de nuevo.
Disparo y disparo y maldigo en alto cuando no lo logro.
Se me acaban las balas cuando están demasiado cerca. Saco otra arma de mi cinturón pero es demasiado tarde.
— ¡ Adam, ayuda ! — Grito cuando una me alcanza y se lanza hacia mí.
La esquivo pero la otra me ataca al instante. Le doy una patada en el rostro, cae pero no tarda en volver a levantarse.
Ambas me atacan al mismo tiempo y caigo al suelo, enredandome con mis pies ¡ Maldito Adam ! ¿ Qué rayos espera para ayudarme? Saco un cuchillo de mi pantalón y le doy a una en la garganta mientras golpeo a otra con el codo.
No es suficiente así que le encajo en los ojos para que quede ciega.
Un disparo se oye y la cabeza de una de ellas es destrozada.
Me levanto con lágrimas en los ojos, Adam se acerca y me lanzo para golpearlo.
Se queda desconcertado al principio cuando le lanzo un puñetazo. Lo esquiva y retrocede con expresión de confusión.
— ¿ Qué rayos te sucede ? ¿ Te haz vuelto loca ?
— ¡ Maldito infeliz, casi me matan por tu culpa ! — Grito mientras lloro del miedo.
— ¡ No exageres, no te ayude para que dejes de tener miedo, si el miedo te vence fracasarás como lo hiciste hoy !
Me tomó de ambos brazos cuando lo ataque de nuevo.
— ¿ Con quién crees que estás tratando? No soy un soldado, no soy un maldito robot. Soy humana, el miedo es parte de mí o ¿ Es que acaso tú no sientes miedo ? Ya basta, no quiero que vuelvas a usarme de esta forma, a ponerme en peligro.
Sus ojos brillan con algún sentimiento que no comprendo. Me siento y me derramo en lágrimas, se que no soy nada para él y es por eso que no le importa ponerme en peligro.
— Yo solo quería hacerte fuerte — Dijo después de soltar una respiración larga.
— Ya basta, quiero volver al refugio.
Me levanto, el Andante que quedó ciego se arrastra por el suelo hacia nosotros.
Me acerco al carro y subo mientras me cruzo de brazos.
Solo soy un conejillo de indias en su experimento militar.
Se queda de espaldas al carro por mucho tiempo, tanto así que el Andante logra llegar a sus botas.
Veo como guía la pistola a su cabeza y dispara.
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Comments
Natalia Beatriz Leguizamon
andate de ahi y dejalo solo..q se cague
2025-01-29
0
Ori Stea
pero eso ayuda, aunque no guste nada 🙈🙈
2024-11-26
0
Natalia Beatriz Leguizamon
metetelo en el culo
2025-01-29
0