SILENCIO TRAIDOR

Adam:

Voy al almacén para ver cuántas reservas de comida quedan. Me preocupa quedarme sin nada, por eso siembro y cazo, para poder rendir lo que aún queda.

He logrado sobrevivir gracias a mi inteligencia y mi forma de prevenir y prepararme para cualquier cosa.

Me tomó mucho tiempo llenar aquel almacén, lo recuerdo cómo si fuera ayer. Quería prepararme para cualquier cosa y lo logré.

Coloco la contraseña en el panel digital y la puerta se abre.

Cuento las reservas, tengo unas cinco cajas de frijoles en lata y tres de atún. Cada caja trae veinte latas, comía una cada viernes pero ahora la cifra de porciones se ha duplicado con Enma.

Debo buscar más suministros.

Veo dos barras de chocolate en la repisa y las tomo, me las meto al bolsillo.

Me he vestido con mi uniforme y busco ha Enma.

Está sentada en el sofá, cruzada de brazos y al verme no disimula su enojo. Aún está molesta por lo que hice, por no ayudarla cuando esos Zombies estuvieron a punto de comérsela.

No tenía la intención de que la devorarán, la estaba enseñando a no depender de mí y de que no sea una carga cuando salgamos al exterior, eso solo empeoraría nuestra probabilidad de terminar muertos o infectados.

Por un momento me sentí desesperado cuando no pudo vencer a esas cosas, me trajo malos recuerdos y eso no me gustaba. Enma no era nada para mí, solo una chica a quién salve por misericordia, más allá de eso no era más.

No tenía porque afectarme que le sucediera algo. Debía prepararme para verla morir o convertirse en un zombie.

— Debo ir por provisiones — Dije y se quedó observando — ¿ Vas a quedarte aquí o prefieres acompañarme ?

Se levanta.

— Iré, no pienso quedarme aquí y morir del aburrimiento... Pero si llegas hacer una cosa como la de ayer, te mataré — Amenazó mientras alzaba su rostro.

¿ Cómo rayos está chiquilla escuálida se atrevía a amenazarme? Me encargo de observarla con severidad, sosteniendo la mirada y no tarda en apartar sus ojos intimidada.

— Está bien, pero dudo que logres asesinarme si lo intentas — Gruñí.

Da dos pasos atrás y su postura sede, se le han puesto las mejillas rojas.

— Iré a vestirme.

Se aleja hacia su habitación con ese caminar rápido.

Vuelve de nuevo, con sus jeans oscuros y sus botas de montaña, se ha puesto una camiseta oscura. La camiseta de Alba, no me molesta que se coloque su ropa pero si me atormenta.

Todo me recuerda a un solo momento del antes al ahora.

Caminamos hasta mi arsenal.

— Tu llevarás la espada, puedes defenderte mejor con ella — Dije mientras tomo mi espada con su funda y se la entrego — Oficialmente eres la chica ninja mata zombies.

Bromeo seriamente pero solo sonríe de forma débil.

— Creo que me llevaré mejor con esto.

Se la ata al cinturón del pantalón pero no logra hacerlo, se le cae la espada, se agacha para recogerlo.

Agarro uno de los cinturones porta armas.

— A ver, déjame ayudarte con eso.

Me acerco y rodeo su cintura con el cinturón. Se tensa y se sonroja demasiado cuando me acerco. Ajusto y abrocho el cinturón. La chica siente nervios ante mi cercanía pero no le doy muchas vueltas al asunto.

Me alejo rápidamente.

— ¿ Así está bien ? — Pregunto.

Asiente con la cabeza y coloca la espada en uno de los espacio. Termina de ajustar, mete un arma de fuego que le doy en otro de los espacios.

Se ata el cabello en una coleta mientras yo me coloco mi arsenal. Su cabello parece liso, brilla bajo la luz de las lámparas.

— ¿ Compraste todas esas armas ? — Pregunta.

— Algunas, otras las tomé de los cadáveres de los militares y de las tiendas de armas que fueron abandonadas — Dije mientras colocaba las balas en el cargador.

Le entrego la radio.

— Por si ocurre alguna emergencia — Adivinó y asentí.

— Llegó la hora de salir.

Suelta una respiración, la idea no solo le da miedo a ella, sino también a mí.

Enma aunque no parezca también tengo miedo de lo que pueda pasar.

...****...

Manejo con rapidez, el día está soleado y parece normal. Ambos comemos nuestras barras de chocolate, aunque yo lo hago con más control que Enma, ella devora la barra con salvajismo.

— ¿ A dónde vamos ? — Pregunta Enma.

— Vamos recorrer el sur del estado, será un recorrido corto... Hay una gasolinería por aquí cerca donde podemos buscar y también hay un pueblo... Es menos riesgoso, no hay tantos zombies merodeando.

Señalo al frente para hacer énfasis. La calle está solitaria.

— No conozco la zona, toda mi vida estuve en Farla — Murmuro casi para si misma.

— Lastima que no vas a conocer el antes de estos lugares, en los buenos tiempo había mucho turismo — Dije con añoranza.

Me observó con pena pero solo apretó su boca en una línea.

No valía la pena lamentarse.

Después de veinte minutos de camino llegamos a la gasolinería. Estacioné el auto cerca de la toma y me quedé observando a todas las direcciones.

Solo había un auto abandonado, no había cuerpos y a simple vista no había zombies.

Apago el motor, dejando la llave puesta por si hay que volver corriendo.

Enma observa a todas partes.

— Espera aquí, iré por las provisiones y veré si hay gasolina en la parte trasera — Aviso mientras busco en el asiento trasero una mochila — Me avisas cualquier cosa.

Se cruza de brazos.

— No, yo voy contigo — Me contradice.

— Es más seguro que te quedes aquí.

Arruga la nariz — La idea de separarnos no me tranquiliza, es más peligroso.

— Solo será un momento.

— No, voy a ir contigo.

Me arrebata la mochila y se la coloca.

— No pienso ceder, no perder el tiempo discutiendo contigo — Gruño con la paciencia agotada.

— Te ayudaré a recolectar las provisiones — Insiste y resoplo.

— No...

— Yo también necesito cosas — Me interrumpe incomoda.

— ¿ Qué cosas ?

Se sonroja de nuevo y abre la puerta — No es de tu interés.

Bajo y rodeo el auto.

— No vuelvas a bajar del auto como lo hiciste.

Pone los ojos en blanco y camina hacia la tienda de la gasolinería. Maldigo en alto, es terca.

La alcanzo y saco mi arma cuando llegamos a la entrada. La tienda está oscura y las puertas están destruídas.

Me adelanto y entro a la tienda mientras observo a todas partes.

Enma me sigue.

Compruebo que el lugar está vacío, rodeando la zona y adentrándome en los estantes.

Llego a la parte del almacén, la puerta está abierta pero no hay nada vivo a parte de nosotros.

Registro el lugar. Hay bidones con gasolina.

Regreso.

— Hay gasolina en la bodega.

— Aquí hay algunas latas... Y botanas viejas — Avisa Enma mientras observa los estantes — Estamos de suerte.

— Recoge todo lo encuentres.

Me giro para ir de vuelta a la bodega cuando algo salta tan repentinamente del techo y cae sobre mí, golpeándome con fuerza contra un estante.

La cosa me derriba y aterrizo del otro lado, golpeando mi cabeza contra el suelo.

Quedo aturdido, mis oídos pitan, jadeo. No escucho nada y mi vista se pone borrosa.

— ¡ Adam ! — Grita Enma pero solo escucho un leve sonido.

Algo trepa sobre mí. Un zombie, me gruñe en el rostro. Trato de defenderme pero el golpe fue tan fuerte que mis ojos se cierran.

Me quedo completamente inconsciente.

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