TRAMPA O REFUGIO

Farla ( Ciudad futurista destruida)

Enma:

El hombre me guía por las escaleras y no tardan en acabarse. Llegamos a un pasillo largo en forma de arco, iluminado por bombillas que proyectan una luz opaca y amarilla, también veo las rejillas de aire acondicionado que mantiene fresco el lugar. Me sorprende que haya electricidad, los servicios fallaron con los bombardeos y en mi apartamento a duras penas había agua.

El hombre no habla, se mantiene caminando con pasos firmes, el único sonido que hay es de nuestros zapatos y hace eco. No tengo un arma, las perdí en el combate y tampoco pienso intentar un ataque ya que ese hombre es demasiado alto y fornido, una desnutrida hambrienta como yo no podría ni hacerle cosquillas.

Así que no me queda más remedio que seguirlo hasta una puerta de hierro con un panel digital y altamente tecnológico.

Mueve su mano a través del panel, marcando una codificación que no alcanzo a retener. Algo se desbloquea, haciendo un sonido leve, la puerta se desliza, guardándose en la pared y me preparo para una escena de más sobrevivientes en un gran salón pero no es así.

Es una pequeña cámara de paredes blancas. Entramos pero él se detiene antes de cruzar hacia otro pequeño pasillo.

Gira su cabeza hacia mí y observa mi ropa llena de sangre con indiferencia.

— Quítate la ropa — Ordena mientras deja cada una de sus armas colgadas en la pared y guarda algunas en unos cajones de metal.

De hecho tiene todo tipo de armas allí, ametralladoras, espadas, explosivos y muchas otras cosas que desconozco.

— ¿ Qué ? — Gruño, creí escuchar una cosa insólita.

Me observa de nuevo, poniendo los ojos en blanco mientras se quitas las botas.

— Que te quites la ropa — Dijo y le di una mirada de indignación.

— Por supuesto que no haré eso.

Me observa con severidad, no noto intenciones oscuras.

— No es lo que piensas, tu ropa está llena de sangre y restos de zombies asquerosos, es un riesgo tener contacto con materia infectada, no sabemos si al contacto con una herida podemos contagiarnos, no quiero arriesgarme así que haz lo que te pido, niña.

Su tono arrogante y grosero, el "niña" del final me enojan. Le llamó Zombies a los Andantes.

Hago lo que me pide, me quitó la chaqueta y la camisa. Señala un bote grande en la esquina, los echo allí, me quedo en sostén, no pienso quitarme ropa interior frente a ese desconocido. Jamás en mi vida había hecho algo así.

Me las botas, las medias, los pantalones. Pero antes saco la barra energética, me quedo en ropa interior, completamente avergonzada.

El sujeto se ha quitado el uniforme pero se quedó en camiseta y shorts. Me observa como si no estuviera desnuda y mi incomodidad cede un poco pero mi desconfianza no.

Echa su ropa en el mismo bote y entra en el pequeño pasillo. Hay una cortina que me impide la vista de lo que hay detrás. La aparto y siento como soy rociada por antibacterial líquido. Salen de unas pequeñas boquillas de la pared.

Quedo húmeda al igual que el hombre.

Finalmente llegamos a una sala de estar pequeña y me percato de algo. Es una casa bajo tierra, al parecer ese hombre vive allí y no hay más nadie.

Veo los muebles, una pequeña mesa y una cocina. El sujeto desaparece por una de las puertas. Me quedo parada en medio de ese lugar sin saber que hacer.

Regresa con una ropa doblada y una toalla.

Me las tiende, las tomo dudosa.

— Ve a bañarte — Señala otra puerta en la pared contraria.

¿ Qué se cree al mandarme ? Aún así hago lo que pide y entro en ese baño.

Es pequeño y solo tiene una ducha además del retrete y el lavamanos. Pongo seguro a la puerta y me desnudo, hay un jabón en una repisa. Hace mucho tiempo que no uso jabón.

Entro a la ducha y el agua sale tibia. Me baño el cabello y por un momento me relajo. Aún no puedo creer que exista un lugar así en medio de tanto caos.

Me visto después de secarme.

Es ropa de mujer, unos monos gris con una camisa verde y holgada. Me quedan grandes.

Salgo y no encuentro al hombre, así que me siento en uno de los muebles mientras me como la barra energética rancia.

El hombre sale de una de las puertas y por un momento se queda observando de esa manera intimidante y severa al notar que estoy comiendo como salvaje.

También se ha bañado, tiene el cabello mojado al igual que yo, tiene una barba descuidada de dos semanas. Usa una camiseta negra y unos pantalones negros.

Dejo de masticar cuando se acerca y se sienta frente a mí con una actitud de que comenzará un interrogatorio.

— ¿ Cómo te llamas ? — Pregunta cliché de alguien que quiere averiguar algo.

Se recuesta en el espaldar del mueble y cruza sus brazos, son gruesos y bronceados. Me sonrojo sin saber la razón.

Me aclaro la garganta — Enma... Enma Suárez.

— Yo soy Adam Rell.

— ¿ Mucho gusto ? — Murmuro insegura.

Frunce el ceño.

— Aún no me me explico como una chica pudo sobrevivir en Farla hasta ahora.

— Estaba escondida en mi apartamento desde el primer ataque y no había salido hasta ahora, tuve que hacerlo porque se me acabaron las provisiones.

Se quedó pensativo, acariciándose la mandíbula.

— ¿ Estuviste seis meses encerrada?

Asiento con la cabeza.

— ¿ Cómo hiciste para que los suministros te duraran tanto?

— Antes de que se perdiera la civilización solía trabajar en una tienda de comida rápida, el dueño siempre nos regalaba cajas de botanas y galletas. Vivía sola y no podía comerlas todas así que las guardé... Cuando llegó el momento de usarlas comía dos veces al día o una y en pequeñas porciones.

Trato de no llorar y lo logro.

— Eres la primera persona sana que encuentro desde que el extraño virus se propagó.

— Hasta ahora creía que era la única persona sana en el mundo.

Adam parece querer sonreír pero solo me observa con esa expresión intimidante y seria.

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