Ya se familiarizaba más con todo, Dan pasaba sus días tan amenos como antes de que westerland cayera, pero parecía como si su mente hubiese bloqueado todo lo que allá sucedió.
Había ciertos momentos cuando miraba a la chica de los paneles, solo admiraba lo que hacía como de una manzana sobre la mesa se tratase, quien sabe, a lo mejor si hubiese más manzanas sobre la mesa miraría todas o ninguna. Lo peculiar era que en ese momento solamente había una.
Habían movido a Dan a una zona más aislada, las casas dentro tenían jardines pero este nunca se habría interesado en las plantas hasta un día en el que caminaba por la distribuidora de especies, donde miro una flor de pasiflora, una flor tan curiosa como llamativa, distinta a las formas tradicionales de una flor como las que regalarían pues no tenía pétalos enrollados como la de la rosa, y tampoco exceso de pétalos grandes rodeando una bola negra como una margarita o girasol, así es que se la llevo y la sembró junto con una flor de loto, solo para levantarse todos los días a admirar lo que ocurría con ellas.
Su casa no estaba tan adornada o amueblada como alguien esperaría de algún hombre que regresa de la guerra, pues aunque su casa parecía vacía, su mente llenaba cada agujero de esa blanca pared, aquella grieta en el piso era el mirador roto de un arma, la mancha en el techo era el charco de sangre en el segundo piso, y así su mente llenaba toda la casa de muchas pesadillas, tal vez una compañía en su hogar harían que su mente permaneciera más tranquila. Y su mejor idea, fue adoptar un perro, pero no uno muy grande, así que un día salió corriendo a la veterinaria más cercana para poder adoptar un perro recogido de las calles.
Pero uno llamó su atención, unos ojos imponentes en la oscuridad que lo veían fijamente con una máscara que aparentaba un humor pesado, a decir verdad al verlos se asustó y quería quitar la mirada de su dirección, pero se levantó y salió a la luz donde esa mirada molesta e imponente parecía más amigable, incluso se veía linda.
Quien sabe a lo mejor si todo el veterinario estuviera lleno de huskys, no habría visto a ese perro, o incluso a ninguno, pero lo vio a él eso era la coincidencia y lo que importaba, lo adopto y se lo llevó a su casa, pequeño, como de 3 meses, sería su nuevo acompañante en esta rebuscada aventura sin camino.
A partir de este punto algo parecía cambiar en su hogar, todo se veía más alegre y se sentía ocupado todo el tiempo, alguien que tenía una vida pesada sobre sus hombros era normal que su hiperactividad aumentará cuando se sintiese seguro. Por ello algo en que ocuparse sería una buena forma de matar la vida que le quedaba con gusto.
Una noche el perrito comenzó a ladrar, apenas había aprendido, y se encimó sobre la cama de Dan a ladrar, pero su reacción había sido la de tomar al perro con sus brazos para asfixiarlo como si fuese un Effingo Cibum, hasta entonces entendió que hacían en una prisión los que venían de aquella megalópolis. El perro no sufrió daño, pero tuvo más cuidado con su salud mental para realizarse y ser de nuevo un humano como cualquiera, pero tenía que aprender.
Salió a la cúpula de los paneles a pasear a su perro y admirar a lo lejos como los hombres vivían en la ciudad, fuera del Arca.
Claro que como todo paranoico miro en una calle como una persona corría de algo, y pensó por unos segundos que era de un infectado o de un Effingo Cibum, así que lo ignoro y miró a otro lado, aumento la visión en los binoculares y en otra casa miro a un "cala negra" , pero paso tan rápido que no lo distinguió así que regreso y lo único que vio era una tela negra tendida en varias ventanas con información política.
Entonces decidió que no iba a hacer eso, pues veía cosas que no estaban ahí, decidió entonces en salir con la chica de los paneles y eso a lo mejor le daría un sentido a su estancia en el ARCA.
Ese día como el antiguo Jordán se vistió como nunca con un sastre que desempolvo de su armario de quien sabe quien y con una situación extraña como lo es hablar con un amigo de la chica la invito a comer hot cakes, sabiendo que su amigo no podría ir pero ella si, una fortuna le había costado tan solo la leche y huevos, pero un vino era fácil de conseguir, aun así, su primera comunión serían unos hot cakes. Apenas tenía un par de meses ahí, era difícil pensar que tanto quería darle. Se equivoco tal vez.
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