Ambas mujeres seguían hablando de los diferentes vestidos y en un momento dado la dueña del lugar tomo algunas cosas de la mesa y volvió hacia María para que luego ambas desaparecieran por una puerta más pequeña, supuse que iba a tomar sus medidas.
Tome asiento en una cilla forrada con tela verde y espere a que estás salieran, en esos momentos extrañe tanto mi celular, aquí no tenía nada para entretenerme mientras esperaba.
Pasaron algunos minutos hasta que volvieron a aparecer por la puerta y entre sonrisas se acercaron hacia donde yo me encontraba. La mujer de cabellos castaños dejo el lado de María y en su lugar se dirigió a un estante.
María se sentó en el sillón que se encontraba a un lado del mío y, sonriente, espero a que la mujer regresará.
Cuando volvió hacia nosostros, en sus manos llevaba lo que parecía ser un libro, solo que al abrirlo en lugar de letras había dibujos; bocetos de vestidos para ser exactos.
Tomo asiento delante de nosotros y le tendió el libro abierto a María, está lo cogió y comenzó a observar la imagen.
Desde donde yo me encontraba no podía ver con claridad lo que María estaba viendo, pero se veía que era algo lujoso. Luego de un rato María sonrió y le regreso el libro a su dueña.
– Ese es exactamente el vestido que quiero.
– Muy bien señora María, entonces me encargaré de diseñarlo a su gusto. Créame le va a fascinar.
– Eso espero, Julia. ¿Y en cuánto tiempo crees que estará terminado?.
– Bueno es un vestido nuevo en el que ya estaba trabajando pero ajustarlo a su medidas y gustos tomara algo de tiempo.
– ¿No podría estar listo para antes de la fiesta que dará la familia imperial?.
– Vera, no es tan sencillo y es algo que necesita-
– Lo sé, pero confío en que puede lograrlo, por favor lo necesito para ese día.
– Es que hay más pedidos por-
– Le pagaré más del costo.
– B-bueno, podría hacer algunos de lado.
– ¡Muchas gracias! No sabe de lo que me a salvado. No podría asistir al baile con otro que no sea ese vestido.
No entendía lo que estaba pasando. Ni siquiera sabía que abría un baile hasta hoy, además ¿qué tan importante devia de ser para sobornar por un vestido?.
Parecía que la visita había terminado y que al fin podríamos regresar a casa, pero muy lejos de la realidad María solo se levantó de su asiento para dirigirse hacia el otro lado de la sala y se puso a mirar los vestidos que estaban exhibiendose ahí.
Ella me llamó y de inmediato fui a su lado, cuando llegue a ella, colocó un vestido con una falda larga hasta el suelo, en un brazo tenía una manga larga y del otro lado en donde debería estar el otro brazo no había nada, completamente rojo oscuro y como única decoración tenía una cinta roja cruzando por la cintura.
– Este me gusta y además te queda perfecto, nos lo llevaremos.
– ¿Está comprando ese vestido para mí, señorita?
– Claro, quiero que vayas al baile conmigo.
– Pero no es necesario que gaste su dinero en mí, yo puedo comprarme un vestido con mi paga.
– Tonterías, solo es un vestido. Esa noche tenemos que hacer juego con los colores además es completamente tú estiló.
– Mi señora – La mujer que se había mantenido callado hablo –, ¿no le parece erróneo combinar a la servidumbre con sus señores?.
– Para nada, esa noche Molly estará a mi lado y quiero que ambas combinemos como Señorita y dama de compañía.
– Ya veo mi señora.
– Si lo entendiste entonces me gustaría que prepares este vestido para llevarnos lo.
– Claro mi señora.
Y Julia no fue la única en descifrar la situación. Quería tener esperanzas de que no era verdad, que aquella vez solo había Sido por la preocupación o algo parecido pero la realidad se está volviendo más clara ahora; yo no era más que una posesión a los ojos de María, un objeto que debía combinar con ella, algo que resalta se su belleza.
El vestido rojo fue metido cuidadosamente dentro de una caja que se decoró con una sienta rosa, María pagó el vestido y abandono el lugar seguida detrás por mí.
Había pasado un buen rato desde que llegamos y la cabeza ya comenzaba a dolerme probablemente a causa de haberme saltado el desayuno, pero por este día parecía que el paseo al fin había terminado. Caminamos de regreso al lugar en el que nos había dejado la carroza y esta se encontraba de vuelta esperándonos.
El mismo hombre que nos había abierto la puerta hace unas horas atrás lo hizo de nuevo y como debía ser María entro primero a la carroza. El viaje de regreso fue silencio, aunque no recuerdo haber cruzado demasiadas palabras con María desde que me encontró en el cuarto de limpieza.
Aún así para mí estaba perfecto, mi mente estaba procesando todo lo que había vivido en este día, preguntándome si era verdad que yo solo me trataba de un objeto para ella.
Las pruebas estaban ahí y yo aún así no me la quería creer del todo; se trataba de la protagonista que había conocido en esa novela romántica, la tierna y torpe chica que, a pesar de ser algo mimada jamás se mostró de esta manera controladora con los demás.
No, eso no era lo correcto, la verdad era que siempre utilizo su faceta ingenua y adorable para ocultar las manipulaciones detrás de sus palabras y acciones.
Para los demás personajes y los lectores no era más que una chica enamorada sufriendo cada día por no estar con la persona que amaba, deseando algún día ser feliz, pero debajo de la máscara estaba una chica a la que le gustaba manipular y controlar todo a su alrededor, dispuesta a hacer lo que fuera necesario para obtener lo que quería.
Por desgracia Molly había vivido casi toda su vida con ella, no tenía escapatoria o siquiera a alguien que le dijera que lo que hacía María con ella no estaba bien, entonces lo único que podía hacer era sacrificar todo, incluso a si misma con tal de verla feliz.
– Oye Molly, ¿no piensas bajar?.
Había estado tan metido en mis pensamientos que no había notado cuando llegamos a la mansión, ni siquiera cuando la puerta de la carroza Había Sido abierta.
Baje de la carroza siendo ayudado una vez más por el mismo hombre sin responderle a María y simplemente me dedique a seguirla de regreso a la mansión. Estábamos por llegar a la puerta cuando la pantalla apareció con otra misión para mí.
« ¡Felicidades! Usted a desbloqueado la misión principal:
"Un baile lleno de misterios"
Para completarla con éxito, consiga los objetos especiales por la ciudad.
¿Desea proseguir con la misión?
< Después> »
¿El baile era una misión principal? Y además debo conseguir objetos especiales para pasarla.
¿Porqué diablos no me lo dijiste cuando estábamos en la ciudad?.
«Un obstáculo impedía que la misión se pudiera llevar a cabo.
¿Desea proseguir con la misión?
.
No pienso regresar a la ciudad ahora, elijo después.
« Guardando misión para después »
« Misión secundaria en curso: "En busca de aliados".
Misión: Encontrar la granja.
Recompensa: +3 puntos de relación.
Al fracasar la misión: -6 puntos de agrado.»
¿Está no tiene para hacerla más tarde?.
« El objetivo ya se encuentra en la granja »
Bien, si no hay de otra a buscar esa granja.
Con todo lo que había pasado esta tarde se me olvidó que el demonio rojiso quería que lo encontrará hoy en la granja. No había dicho una hora exacta, entonces podría haber ido más tarde pero el molesto "don" de Solunia quería que fuera a encontrarlo justo ahora.
María ya se había ido dejándome atrás, incluso podría asegurar que ni siquiera había notado que ya no la seguía. Tenía que tener más cuidado en donde me quedo parado cada que esa pantalla aparezca, en el lugar solo se encontraba un jardinero que para mí suerte me daba completamente la espalda atendiendo unos rosales.
La granja era un lugar que solo se mencionó en contadas ocasiones dentro de la novela y según con lo que lograba recordar se encontraba muy cercas de la mansión Inpsarei; solo tenía que salir otra vez de la propiedad, seguir el camino de la derecha y después llegaría a la entrada de un sendero rodeado de árboles.
Aunque decirlo claramente es muy diferente a hacerlo. Para ser honesto mis recuerdos de la descripción del camino para llegar de la mansión a la granja son casi nulos, de esas escenas en las que María se escapaba para ver al protagonista masculino solo recuerdo el sol al atardecer, la emoción palpitante y los tiernos animalitos que vivían ahí, pero nada de eso me servía para llegar hasta allá.
Estuve caminando varios minutos siguiendo cosas que creía recordar haber leído, pero aún no había ninguna señal de la mugrosa granja. Quise rendirme y volver hacia atrás pero al recordar los puntos que se me reducirían si fracasaba con esta misión, deseche la idea y continúe hacia adelante.
Apenas la noche anterior había ganado tres puntos con ese hombre bipolar si fracasaba está vez no solo me quitarían esos que acababa de conseguir si no también otros tres más que ni siquiera tenía. Eso dejaría un total de -3% lo que podría conducir a convertirlo completamente en un enemigo.
Luego de seguir por aquel sendero rodeado de árboles, llegué hasta el final del camino y pude ver la granja delante de mí pero para llegar a ella tenía que caminar una pequeña bajada.
La granja era grande, en ella se podían ver los establos, un granero, pollitos y gallinas corriendo de un lado a otro y muchos otros animalitos, pero no había señales de Aarón.
Alguien salió de los establos y al verme parada fuera del corral de las vacas me saludo y se acercó a mí.
Era un hombre un tanto mayor, con un sombrero en la cabeza para protegerse del sol, piel bronceada y en su cara se podían notar algunas arrugas.
– ¿Qué tal señorita? ¿Hay algo qué pueda hacer por usted?.
– No se preocupe, no es nada –Conteste–. Bueno sí hay algo, vera estoy buscando a Aarón, ¿sabrá en donde puedo encontrarlo?.
– Por supuesto señorita, justo ahora debería estar tomándose un descanso detrás de los cobertizos.
– Iré a encontrarlo, muchas gracias por su ayuda, señor.
– Fue un placer, madame.
Y sin más me dirigí hacia el lugar que aquel hombre había señalado. Los cobertizos se encontraban cercas del gallinero por lo que al pasar solo se podía escuchar el sonido que todos esos pollitos hacían juntos, debería ser una escena linda de ver pero todo ese sonido reemplazaba lo tierno y lo convertía en algo más bien irritante.
Cuando llegue detrás de los graneros, lo ví sentado en un tronco de madera pulido que la hacía de banco y junto a el, acostado en su lado con la cabeza arriba de sus piernas había un perro de raza Border Collie de pelaje castaño y blanco.
Este al escucharme llegar, levanto la cabeza y comenzó a gruñir llamando la atención de su acompañamiento quien también me miró mientras acariciaba al perro para que se calmará.
– Tranquilo Owen, ella no es más peligrosa que un conejo.
– Los conejos podrían ser más películas de lo que imaginas.
– ¿Estás insinuando que eres un peligro mayor del que aparentas?.
– Solo digo que no deberías subestimar a los conejos.
El perro al que ahora sabía que se llamaba Owen había parado de gruñir por las caricias que le brindaba Aarón, pero aún me miraba en alerta como si esperase que hiciese algún movimiento brusco y yo no estaba dispuesto a arriesgarme a recibir una mordida suya, así que permanecí en mí lugar.
– No hay necesidad de preocuparse por Owen, es muy desconfiado pero nunca a atacado a nadie así que mientras no hagas un movimiento en contra de mí, él no te mordera.
– Así qué – Me acerqué con cuidado–, ¿ahora utilizas a un perro para protegerte de mí?.
Él solo soltó una risa burlona y respondió.
– Puede ser.
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