Dentro del templo todo era luminosos y blanco pero sabía que ya había pasado un tiempo desde que llegué y era hora de ponerme en marcha de vuelta a la mansión, así que me levanté de dónde estaba sentado aún con Solunia a mi lado y la encare para despedirme.
– Creo que es momento de que me valla, ya pasó un tiempo desde que me fuí y podrían molestarse si alguien se da cuenta.
Que seguro ya lo habían hecho al menos Haniel, María y por supuesto la chica que se encargaba de llevarme la comida.
– Espera – Sujeto mi brazo– aún debo decirte algo importante, pero seré rápida.
–Claro, ¿qué es?
– Eh visto lo que está ocurriendo dentro de la ciudad, una rebelión podría desatarse contra la familia real y las casas más adineradas, entre ellas la mansión Inpsarei. Si esto llegase a suceder muchas vidas inocentes serán involucradas y perecerán.
– ¿Mi objetivo también será evitar que eso suceda?
– Me gustaría que en verdad fueras esa persona capaz de detener todo este conflicto pero sería egoísta de mi parte ponerte una tarea con ese nivel de dificultad. Solo te lo digo para que tengas cuidado y de ser posible elimines la reputación de ser leal a la familia Inpsarei para que estés a salvó.
– Entonces a partir de ahora seré más cuidadoso. Cuando esté cercas de un miembro de la familia actuaré con respeto pero ante los demás no me veré como un perro fiel a su amo ¿eso sería bueno?
– Lo será si lo haces con las personas correctas, se observador y habla de la manera correcta para las demás personas, si haces las cosas bien tú y tu tía estarán a salvó.
– Entiendo. ¿Hay algo más qué deba saber?.
– Consigue aliados. Busca personas que puedan servirte a sobrevivir a lo que se avecina, apoyaste de ellas y apoyarlos del mismo modo.
– ¿Cómo sabré en quién puedo confiar?
– Lo sabrás.
– De acuerdo, entonces debo alejar a los torturadores, conseguir aliados y sobrevivir a un posible enfrentamiento, lo tengo.
– Se que lo que te estoy pidiendo es algo complicado y lo siento mucho, pero tengo fe en que podrás lograrlo. Estaré viéndote debes en cuando y te brindaré mi ayuda cada que pueda.
– En el caso en que necesitara hablar contigo, ¿tendría que volver a este lugar?
– Puede que no sea necesario, solo intenta por llamar mi nombre y te escucharé. En el caso de que no te responda es porque algo está ocupando de mí, pero seguro que con el nuevo don que te otorgue no necesitarás mucho de mi ayuda.
– ¿Eso significa qué no tendré que volver a este lugar?
– Si necesitas hablar conmigo de un tema delicado o crees que alguien podría escucharte podrías venir hasta aquí para más seguridad.
– Entiendo.
– Ahora sí, ya puedes irte. Por favor ve con cuidado.
– Lo haré, entonces nos vemos luego Solunia.
– Hasta pronto pequeño humano.
Ambos nos despedimos con un movimiento de manos y luego comencé a alejarme de ella hasta llegar a las puertas de madera. Me detuve unos instantes antes de abrirlas y giré levemente el cuerpo para mirar detrás mío, justo en el lugar en donde se había quedado Solunia, pero al verlo este se encontraba sólo, como si Solunia nunca hubiera estado sentada en el.
Y eso no fue todo, el lugar que anteriormente se encontraba iluminado ahora estaba oscuro siendo algo difícil mirar las cosas que se encontraban adentro.
Abrí las puertas de una vez y salí por ellas cerrando las de nuevo al salir del templo. Cuando pase por los pilares y estuve en frente del camino de piedras note con horror que el día estaba llegando a su fin.
Allá adentro no era conciente del tiempo que había pasado pero eso era por toda aquella luz, y ahora no importaba que tan rápido caminase o aún si corría, no podría llegar a la mansión antes de que la noche llegase.
Aún así debía intentar al menos llegar a la entrada de la ciudad antes de que se oscureceria más. Atravesé el camino regresando al otro lado y me puse en marcha con pasos acelerados.
Por el camino note que las farolas ya habían Sido iluminadas a pesar de aún haber algo de la luz del día. Camine unos minutos por el pequeño sendero hasta que llegue al camino de la libertad, me emocioné teniendo aún una leve esperanza y comencé a andar a través de este.
Pero había un detalle que se me había pasado por alto y este era que el camino de la libertad era más largo que el sendero, entonces luego de un tiempo caminando por el la noche callo y las estrellas se hicieron presentes en el negruzco cielo.
No había logrado mi objetivo y apresar de que las farolas fueran de ayuda para ver a través del camino, estás no eran lo suficientemente buenas. Si mirabas a los alrededores podías notar algunos árboles pero más allá el bosque era aterrador.
Seguí caminando a prisa a pesar de ya sentir el agotamiento en mis piernas pero no tenía ni la más mínima intención de pararme a descansar.
Cuando estaba seguro de que no faltaba mucho para que pudiera ver la entrada de la ciudad un sonido vino del lado derecho del bosque, algo como hojas secas siendo aplastadas; giré bruscamente para ver a lo que sea que lo hubiese provocado pero como la primera vez que mire a través de los árboles, no logré ver nada dentro de la oscuridad.
Trate saliva y continúe está vez acelerando más el paso, no iba a esperar que un animal saltase para devorarme. Estaba con los nervios de punta, tanto que cuando una voz se escuchó detrás de mí casi podría jurar que mi alma abandono el cuerpo.
– ¡Oye!
Era una voz algo gruesa y claramente masculina, pensé en comenzar a correr y escapar de aquí sin siquiera voltear pero la idea loca de que podría tratarse de Solunia me golpeó y entonces me giré para ver a aquella persona a la cara y confirmar si era así.
En ese momento la idea no sonaba tan descabellada, después de todo Solunia era una diosa y los dioses podían cambiar de forma para adaptarse al ambiente ¿no?.
Pero luego de que ví su rostro la claridad llegó; Solunia no necesitaría cambiar de imagen solo para hablar conmigo en un lugar tan desolado, además seguro que ella me hubiese llamado por pequeño humano o el nombre de Molly.
El tipo al que ahora tenía de frente era alto, ancho y musculoso, como si se tratase de algún leñador. Tenía una barba de candado oscura y su cabello algo corto era igual de oscuro.
– ¿Estás perdida? De otro modo no podría entender que hace una dama caminando sola por la noche en un lugar tan desolado.
Sonrió y yo temblé ante su mirada.
– Déjala en paz, Leo.
– No estoy haciendo nada malo, Carlo. Solo estaba preguntando.
Un nuevo chico salió detrás de mí. Este también era algo alto pero no era tan musculoso como el primero, no pude ver su cara debido a la capucha negra que le cubría la cabeza y a la máscara del mismo color que ocultaba la mitad de su rostro. Solo pude notar dos pares de ojos castaños y una piel blanca.
– ¡Hey chica! ¿Entonces estás perdida o no?
El primer hombre hablo y volví a centrar mi atención a él apartando un poco del encapuchado por si intentaba algo.
– No estoy perdida señor, de hecho justo ahora estaba regresando a mi hogar.
– Así que vienes de la ciudad, que bien. Nosotros también somos de allá, las cosas se están poniendo algo complicadas dentro, ¿no es así?
– Sí, lo están haciendo y en verdad me gustaría seguir hablando con ustedes pero si no vuelvo ahora se preocuparan por mí.
Había dicho todo aquello con la esperanza de que me dejarán ir intacto si sabían que tenía personas que se preocuparían por mi ausencia, aunque eso no era del todo mentira pues seguro que al menos Haniel sí llegaría a preocuparse si es que no lo a hecho ya.
– Claro, claro pero deja que te acompañemos hasta la entrada de la ciudad, hay muchos peligros merodeando por este camino: animales salvajes, asesinos y ladrones.
– Agradezco la oferta pero encerio que no es necesario.
– Oye deja que seamos amables contigo.
– Es suficiente Leo, ya la escuchaste podrían estarla buscando.
– Viene de la ciudad, podría ser una de esas chicas que sirven a la realeza. Seguro que tendrá dinero con ella.
– Pero no lo sabemos ¿Qué hay si se trata de una simple chica humilde? Prometimos no robar más que a las personas ricas.
Ellos seguían discutiendo mientras yo trataba de pasar desapercibido por el lado del hombre encapuchado y escapar, ahora sabía que eran ladrones y a pesar de no llevar ni una sola moneda conmigo aún así estaba decidido a escapar y no quedarme a ver lo que estos harían una vez que se enteraran, podrían enfadarse y matarme en el acto después de todo ya había visto el rostro de uno, no había posibilidad que me dejarán ir como si nada. El barbudo noto lo que trataba de hacer pero al intentar detenerme fue detenido por el encapuchado, conflicto entre secuaces seguramente.
Entonces aprovechando el conflicto que estos estaba comenzando a tener corrí lo más que mis piernas me permitieron ignorando las punzadas en mis piernas debido a la adrenalina, y sin mirar atrás con el corazón palpitando como loco. Necesitaba ganar ventaja antes de que lo notarán pero de la nada algo salto del lado derecho y me aprisionó fuertemente en un agarre. Me asusté mucho y cuando me enfrente a mi captor note que se trataba de un tercer sujeto.
Al igual que el segundo una capucha lo cubría, solo que está era de color verde obscuro y su rostro también estaba oculto por una máscara platinada que dejaba a la vista solo su ojos grises y partes de piel canela.
Le propine un pisotón y luego lo golpee en las costillas para que me soltará, no soy muy bueno golpeando personas debido a que nunca tuve una pelea real, además toda la vida tuve a alguien cuidándome la espalda pero para mí sorpresa mis golpes fueron efectivos e hicieron al tipo soltarme.
Aprovechando la oportunidad corrí de nuevo con fuerza lejos de ellos justo cuando la voz del barbudo comenzaba a acercarse.
– ¡Vuelve aquí!
No lo haré señor barbudo.
Para perderlos y tener más posibilidad de escapar tuve que salir del camino y adentrarme en el tenebroso bosque, me aleje del camino tratando de perderme de vista pero no lo suficientemente como para perderme en mi escapé, lo último que quería era terminar perdido en este bosque tratando de escapar de unos ladrones.
No sabía sí estaban detrás de mí pues no escuchaba nada detrás pero no pensaba detenerme hasta llegar al inicio de la ciudad. Justo cuando comenzaba a creer que me había perdido me tope con algo; un muro de piedra estaba delante.
Me sentí muy aliviado y llegué hasta el, lo toque con mi palma derecha y me fui guiando con el hasta llegar a la entrada.
Había logrado llegar en una sola pieza, pero aún no me podía sentir a salvó hasta haber llegado a la mansión. Era irónico, hace unas horas atrás ese era el lugar en donde menos segura me sentía pero ahora luego de la experiencia que acababa de vivir anhelaba tanto llegar a él para sentirme a salvó dentro, aunque el sentimiento solo duraría por esta noche.
Camine por las calles que extrañamente seguían muy animadas aunque eso me tranquilizó, no quería volver a caminar por lugares solos y oscuros.
Había pasado por la misma calle que en la mañana y por un momento se me antojo sentarme a descansar en alguna banca, pero temí que otro inconveniente pudiera pasar y mejor decidí llegar de una vez a la mansión Inpsarei, ya estando ahí podría descansar todo lo que quisiera.
Cuando por fin llegué hasta ella me tope con los guardias de la entrada, al ser de noche las puertas de la propiedad ya se encontraban cerradas
Pero seguro que ellos deberían reconocerme al verme. Fue justo como pensé, en cuanto estuve enfrente de ellos les dí las buenas noches y estos me miraron asombrados.
Abrieron la puerta para dejarme pasar pero antes de entrar me advirtieron que mi tía había estado muy preocupada por mí, incluso tenía a varias personas buscándome.
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