Aria había regresado a su casa en el bosque justo antes del atardecer luego de haber pasado la tarde con Kientan cómo todos los días lo hacía.
Caminaba por el estrecho pasillo de la entrada cuando se detuvo abruptamente ante algo que la había dejado sorprendida. Su madre estaba hablando con alguien.
Nerviosa, continuo con su marcha hasta la pequeña sala y con sigilo se asomo por el marco de esta.
Definitivamente su madre estaba conversando con alguien más, un hombre joven de como unos veinte años.
Su piel era blanca y su cabello era negro muy oscuro. Nunca antes había estado tan cercas de un hombre, el único con el que había convivido había Sido su padre pero lastimosamente no recordaba mucho de él.
¿Quién era ese hombre y porqué su madre estaba hablando con él? ¿Cómo había llegado hasta su casa? ¿Era una amenaza para ellas?
Todas esas preguntas se fórmula van en su cabeza a gran velocidad y los nervios comenzaban a marear la cuánto más tiempo pasaba sin tener ninguna respuesta.
Afortunadamente o desafortunada las respuestas llegarían pronto a ella pues el joven logro notar su presencia incluso sin haberla visto.
– Creó que a su hija le fascina espiar.
¿¡Cómo la había notado!? ¿Hizo algún ruido? Pero iba tan sigilosa.
– Me disculpó por ella joven Aftruz, nunca a tenido relación alguna con alguien además de mí.
> Aria ven aquí, quiero que conozcas a nuestro invitado.
– ¿I-Invitado? Nunca hemos metido a nadie a la casa, mamá. Es peligroso.
– Se que siempre te he enseñado eso pero puedo asegurarte que este joven caballero no está aquí para hacernos daño. Al contrario querida mía, quiere ayudarnos.
Aún estando nerviosa ante el joven y su fiera mirada que ahora le miraban intensamente, Aria entro despacio temiendo a que aquel hombre se levantará y repentinamente las atacará. Cuando al fin llegó a lado de su madre no se sentó, pues pese a que el hombre no había hecho nada más que seguirle silenciosamente con la mirada eso no sirvió para nada a calmar sus nervios, al contrario solo los aumento más.
– Toma asiento hija, puede que esto tarde.
Estaba a punto de negarse cuando noto la leve amenaza en los ojos de su madre. Ante ella no pudo hacer más que rendirse y tomar asiento al lado derecho de ella pero estando aún muy tensa y regresando su atención al invitado.
– Verás Aria, hace un par de años atrás en mis salidas fuera de la casa en busca de provisiones tube un conflicto con unos hombres. Llevaban armas y me atacaron en grupo pero afortunadamente el joven Aftruz apareció y me salvó. Yo solo le agradecí rogando porque no sospechara nada de mí.
>Al principio como tú me asusté y quise correr lo más rápido hasta llegar a casa pero él dijo algo que me hizo detenerme. Sabía quiénes éramos y también conocía la ubicación de nuestra casa. Estaba a punto de hechar a correr para tomarte y escapar pero me lo impidió.
Aseguro que no quería hacernos daño y que al contrario tenía un trato que podia asegurar nuestro bienestar y protección.
> Por supuesto que me nege pero el ofreció darle un tiempo de prueba: Hablaríamos del tipo de trato que quería realizar con nosostras al mismo tiempo que me haría y mostraría más sobre los suyos para asegurar que decía la verdad. Así pasaron dos años hasta el día de hoy y no hace días atrás decidí por aceptar ese trato.
– ¿De qué clase trato estás hablando mamá?
– Aria se que esto va a ser difícil de comprender pero he estado pensando mucho las cosas y pienso que él es honesto y que esto es lo mejor para tí. Sí el quisiera hacernos daño hace mucho que lo hubiera hecho, tomaría lo que quisiera por la fuerza y no esperaría tantos años por ello.
Además no podemos seguir viviendo así, algún día yo ya no estaré contigo y no se que podría pasarte vagando sola por el mundo.
– Comienzas a asustarme mamá.
– Lo que trato de decir es que estoy asegurando tu futuro lejos de aquellos que te quieren dañar. Apartir de ahora dejaremos todo atras y comenzaremos una vida nueva.
– ¿Dejar todo atrás? ¿Te refieres a las huidas?
– Me refiero a las huidas, el miedo y esta cabaña.
– ¿La cabaña también? ¿Pero a dónde iremos?–La chica se exaltó– ¡No! no quiero, podemos tener esa vida aquí. No nos a pasado nada malo desde que hemos llegado a esta cabaña.
– Cariño todo eso es gracias a él. Al comienzo fue tranquilo porque no muchas personas visitaban este bosque pero con el tiempo eso fue cambiando. De no ser por los Aftruz seguramente hace mucho que no estaríamos ya viviendo aquí.
– Entonces no veo el motivo por el que debamos dejar nuestro hogar. Tienen un trato ¿no?
– Ahí está el detalle Aria. Parte del trato es que vallamos a vivir con ellos.
Desde ahora formarás parte de los suyos también.
– ¿Cómo dices?
– Lo qué tu madre te está diciendo es que apartir de hoy vendrán conmigo y dentro de poco se llevará a cabo la boda.
– ¿Boda? ¿Boda de quién? –Con los ojos muy abiertos se dirigió a su madre– ¿Vas a casarte?
– Aria... No...Yo no.
– Tú lo harás.
Confundida y aún no siendo capaz de procesar muy bien las palabras de aquel hombre se giro está vez hacia el con los labios temblando ligeramente.
El joven se había levantado del sofá mostrando ser más alto de lo que parecía con sus ojos nuevamente fijos en los suyos está vez analizando la, como si quisiera saber cómo se mostraría cuando entendiera la revelación que se le estaba dando.
– Serás mí esposa.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Comments