Antonio se dio media vuelta y se fue caminando saliendo de esa habitación, los esclavos esperaron unos minutos hasta que el capataz llegó donde ellos estaban.
-¿Cuál de ustedes es Iván? -Preguntó el capataz.
-Soy yo. -Exclamó temeroso Iván.
-¿Y quién es Chica? -Les consultó el capataz inmediatamente.
Chica levantó su mano sin pronunciar palabra.
-Vengan conmigo, por favor. -Dijo esperándolos.
-¿Para qué nos llamará? -Le preguntó Chica a Iván susurrando.
-No puede ser peor de lo que ya vivimos.-Respondió Iván también con un susurro.
Ambos siguieron al capataz hasta la sala donde se encontraban Antonio y Joaquina sentados frente a una mesa.
-Aquí están. -Les aviso el capataz.
-Aquí tengo esto para usted. -Dijo Joaquina dándole su carta a Iván quien se quedó boquiabierto al verla.
Chica no entendió a qué se debía la reacción de Iván, hasta que Antonio le dio la suya.
-Mi carta de libertad! -Exclamo emocionada Chica. Tanta era su emoción que comenzó a llorar al igual que Iván.
-¿Por qué lloran? ¿Dije algo malo? -Preguntó Antonio preocupado mientras los observaba a ambos.
-No, usted no dijo nada malo. -Le respondió Iván a Antonio con una gran sonrisa.
-Estoy llorando de felicidad. -Agrego Chica sonriendo mientras abrazaba su carta de libertad poniéndola sobre su pecho.-Pensé que nunca llegaría este día. Ella se acerca a Iván y ambos se abrazan emocionados.
-No tienen que irse, si ustedes quieren pueden trabajar aquí. -Les dice Antonio.
-¿Lo dice en serio? -Pregunto Iván entre sorprendido.
-Si, muchos de los empleados de aquí son esclavos que liberamos. -Le respondió Joaquina. -¿Aceptan?
Chica asintió con su cabeza sonriendo mientras seguía llorando, era tal su emoción que no podía responder por lo que Iván volteo a ver a Joaquina y le respondió con un cortante aunque tartamudeado "S-SI".
-Eso nos alegra mucho. -Exclamó Joaquina sonriendo.
Antonio se puso de pie y extendió su mano hacia él.
-Bienvenido.
Iván dejó lentamente de abrazar a Chica al ver que Antonio quería darle la mano, pero en lugar de estrecharse la mano a Antonio prefirió abrazarlo.
-Yo pensé que moriría siendo esclavo.-Exclamó ahora Iván, lo hizo recordando ese momento. -Ahora además de ser libres tenemos trabajo, y estamos aquí todos juntos reunidos, festejando.
-Bueno no todos, lástima que Samuel no pudo venir. -Lamento Antonio.
-Sabes que tu hermano tiene mucho trabajo en su hacienda, pero cuando tenga un tiempo libre vendrá. -Repuso su madre sonriendo.
-Lo sé, para navidad él nunca faltó, a propósito ¿Cómo está mi sobrina?-Le pregunta Antonio a su madre.
-Esta bien, cada día está más inquieta. -Le contesto su madre. -Es una niña con mucha energía como Carol, ambas son niñas muy alegres.
-Me alegro, a Carol le hubiera gustado que su prima estuviera presente. -Exclamo Antonio.
Mientras en el patio un nuevo juego de las escondidas esta casi por terminar, ya que Joselino encontró a la mayoría de sus amigos los cuales estaban de pie esperando a que él encuentre a los dos faltantes; Beatriz y Carol.
-Donde estarán. -Se dijo Joselino viendo a Pedrito caminar hacia los demás.
Beatriz, quien estaba escondida detrás de una estatua comenzó a correr hacia la base aprovechando que Joselino estaba de espaldas buscando por los árboles. Beatriz estaba segura de que podría llegar a la base sin problemas. Hasta que Joselino se volteó y pudo ver que Beatriz estaba tocar la pared así que comenzó a correr también intentando llegar antes que ella.
Los niños que ya habían sido encontrados se esforzaron no dar ánimos a Joselino aunque era algo difícil porque a ellos no les agrada Beatriz. De hecho, Beatriz es una mala competidora que no duda en hacer trampa y claro que tampoco es una buena perdedora.
Por más que Joselino se esforzó por llegar a la pared antes que Beatriz no lo logro; Beatriz llego antes que él.
-Oh no! -Exclamo Joselino resignado.
Carol salió de detrás de un arbusto donde estaba escondida y fue con sus amigos para comenzar una nueva partida.
-Sabía que ganaría porque yo soy la mejor para jugar. -Les dijo Beatriz con arrogancia.
-El primer juego lo perdiste, Carol te encontró. -Le recordó Pedrito.
-Ella espió. -Protesto Beatriz.
-No espió. -Le respondió Nilda a Beatriz.
-Claro que sí. -Insistió Beatriz.
-¿Qué les parece si mejor jugamos a otra cosa? -Les pregunto Carol intentando detener la discusión.
-Si, mejor algunas no saben jugar. -Respondió Nilda viendo a Beatriz de reojo.
-Es obvio que no sabes! -Le contesto Beatriz.
-¿A qué jugamos? -Les pregunto Pedrito.
-Podemos jugar a algo que sea como una competencia. Sugirió Ali.
-¿Una competencia? -Le pregunto Pedrito.
-Si, nos dividimos en dos grupos y competimos a ver quién gana. -Les explico Ali.
-Eso suena bien. -Dijo Carol.
Se había decidido que fueran dos equipos "azul" y "rosa", Carol sería la capitana del equipo azul y Beatriz la capitana del equipo rosa (iba a ser azul contra rojo pero a Beatriz le gustó más el color rosa). Ambas eligieron a los miembros de su equipo y como era de esperarse Pedrito y Nilda estuvieron del equipo de Carol.
-Y ¿Si jugamos carreras? -Les preguntó Beatriz.
-No..., Creo que deberíamos jugar a montar caballos. -Sugirió Beatriz.
-No, mi papá dice que soy muy pequeña aún para montar sin un adulto cerca. -Le contesto Carol.
-Tal vez no sea necesario un caballo de verdad. -Exclamo Beatriz.
-¿Entonces? -Le preguntó Carol.
-¿si le decimos a él? -Le contesto Beatriz señalando a Pedrito.
-¿Porque él? -Le pregunto Carol.
-Dijiste que tú padre no nos dejaría montar los caballo sin un adulto cerca entonces podemos montarlo a él. -Dijo. Beatríz viendo a Pedrito con un sonrisa burlona.
-No me gusta la idea! -La interrumpió Nilda.
-Tal ves si podríamos hacer carreras así. -Sugirio Pedrito. -Yo soy un caballo.
-Yo seré el otro! -Dijo Ali levantando su mano.
-No, no es buena idea. -Replico Nilda viendo de reojo a Beatriz quien mantenía una extraña sonrisa.
Sabía perfectamente el porque lo había dicho; ella solo quería humillar a Pedrito y solo porque sus padres fueron esclavos, es algo sabido como la familia de Beatríz trata a los esclavos y a las personas que consideran de una clase más baja que la suya. Claro que no era la primera vez que lo haría ya que en varias ocasiones en la escuela a Beatriz le gustaba burlarse de ella y de Pedrito.
-¿Que tal a saltar la cuerda? -Sugurio Carol.
-Eso si me gusta. -Dijo Nilda.
-Tienen suerte de que juguemos a saltar la cuerda porque y soy la mejor saltando la cuerda. -Le dijo Beatriz al resto de su equipo.
El cumpleaños de Carol fue muy bonito, ella lo paso muy bien y todos se divirtieron al final del día ella agradeció especialmente en sus oraciones por haber tenido un cumpleaños tan bonito.
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