21

Audy

Se siente como despertar de un largo sueño.

Las grietas de mi piel se disuelven y arden en el agua.

El grito ahogado que sale de mi garganta es rasposo. La bañera es lisa y el agua tibia se a tornado tinta como  una conserva de jamaica. No puedo evitar el mareo que me obliga a sostenerme de los bordes para poder limpiar la piel muerta.

Exactamente, no puedo recordar nada. Es como un vacío.

La puerta del frente se abre. Thomas entra cabizbajo con una toalla en sus manos.

— Te ayudare con el vendaje.— susurra

Arrastra el taburete a un lado y comienza a deshacer el rollo de vendas.

—¿Qué haces aquí?— Pregunta.

—El coronel dijo que podía limpiarme aquí. Me picaban las costras de las herdidas-

—No.— me interrumpe.— ¿Porqué estas golpeado?, ¿Marcus fue a buscarte?

Suelto un suspiro.

—Él es mi padre.

—Eso ya lo se.

Voltea su rostro y mis ojos se encuentran con los suyos. Están apagados y fríos.

— Tu e-res.— Intento preguntar pero, su brusquedad al tomar mi brazo y tallarlo con una esponja me impresiona.

—Es mi padrastro. Kai era tu hermano.

Seria menos incómodo si yo pudiera decir algo, pero, no puedo tomarlo a la ligera.

—¿Adonde esta él?— En realidad, estoy dudoso por un recuerdo que me cruza por la mente.

—En el cielo de los gato.— Quitó la tapa y ahora el agua se drena muy lento.

Intento reproducir en mi mente las palabras de Thomas con la voz de Kai. Con ese humor retorcido y voz monótona...

Aunque no lo conocí bien, puedo recordarlo como una sombra distante. Quizás como gato sable.

—Lo siento, yo...

—No se si tu o yo deberíamos sentirlo. Hay que salir de aquí antes de pensar en adolecer.— Dijo y  a diferencia de otras veces o los días que pasamos horas llamando por teléfono, suena muy simple.

Asentí porque no tengo muchas ganas de hablar, aunque mi mente tampoco es un lugar seguro ahora. Me amenazan los flashbacks de estos días.

Cuando toda el agua se drenó fue reflejo abrazarme a mis rodillas.

—No lo hago con mala intención. Se que estas débil.

Al jalar mi pierna me a visto con esos ojos de decepción que una vez vi en mi madre.

—¿Duele?— Preguntó Sean, devolviéndome al presente.

Hay marcas poco visibles y algunas mas nuevas. Las de piel quemada fueron hechas por Marcus y de cierta forma me molesta que sean mas dolorosas que las que yo mismo hice.

—Bueno, arden un poco y-

—No, Audy. No quiero decir dolor físico.— Se levantó y en su abdomen hay unas lieas horizontales, verticales, puntos...

Al colocar mi mano, es liso, entonces tiene mucho tiempo que ya son parte de su piel pero, en el momento que fueron hechas de seguro debió verse doloroso.

— Duele.— Respondí.

Se sentó al borde de la bañera. La cerámica en las paredes esta rota y con la tenue luz los articulo del tocador se ven mas sombríos. La cortina raída y polvosa esta a punto de caerse.

— ¿A ti también te duele?

Él me sonrió y negó.

—Son constelaciones. Las constelaciones son bonitas.

En ningún momento me lo imagine. No tienen la forma de ninguna que conozca, solo lineas.  No pienso discutirlo pero, me gustaría que no se viera tan conforme con esa frágil mentira. Si es lo que yo pienso, intenta remediar su dolor en una belleza sin sentido.

Siempre e pensado que fingir estar bien con Noah es agradable, pero, al ver a Thomas de esta forma siento que necesita expresarse.

[...]

Noah parece no prestar atención a nada y solo suspira tumbado en el colchón de la esquina.

Quizás debería preocuparme, pero, no hay nada que me asuste aquí.

La puerta se cierra de golpe y Thomas no despega su vista de la ventana.

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