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El fin de semana Noah lo paso en mi casa, me acompaño preparando una receta italiana "cannoli"; Una especie de dulce tradicional. Intentamos casi toda una tarde entre ver muchas veces el mismo video sobre la preparación, confirmar las texturas, medir harinas y al final pudimos comerlo.

Mi madre llamo el sábado casi de madrugada,  no fue de lo mejor ni de lo peor, solo pude sentir una presión en mi pecho al escucharla, mis palabras parecían ahogarse y solo quise que fuera un mal sueño, pero no lo es.

—Prestame.— Noah tomó mi batido casi de un tirón y sorbió.

Observe a su alrededor buscando al chico del otro día, estoy seguro que si no lo ayudo me levantara algún reporte o peor, él profesor Marcus me tachara de irresponsable.

—Esto sabe horrible, ¿conoces la azúcar?, un poquito no te haría.— su expresión es graciosa mientras me lo devuelve.

—Me gusta el sabor del cacao natural.—alcé mis hombros.

Él rodo sus ojos balbuceando algún vago reclamo,  se volvió a su teléfono y de inmediato su rostro se ilumino en una sonrisa y el leve rubor en sus mejillas.

—¡Me esta respondiendo!

Me levante para sentarme a su lado, me acerque lo suficiente para ver en la pantalla que no solo le estaba escribiendo, si no que hay una conversación bastante larga de la madrugada.

—Uh, maldito suertudo.— En parte es una queja, hace dos meses fuimos a una firma de libros y la autora me ignoro, quiero creer que no fue intencional pero me sentí herido, tampoco logre comprar la prevenga del libro ese día.

—No te muevas.

Cuando me di cuenta tenia el flash en mis ojos.

—¿Qué haces?—Parpadeo intentando recuperar la visión.

—Enviando una selfie ,él también lo hizo.—Me mostro orgulloso la pantalla de teléfono, en la foto pude ver al chico sin su maquillaje corrido y cabello sin brillos.

Estaba por decir algo cuando un ruido a mis espaldas me sobresalto.

—Aquí hay una lista de las posibles cosas que vamos a ocupar, el profesor dijo que si podías lo busques al salir de clases y por favor, me entregas todo cuando todo este listo.

Me quede esperando el momento de poder responderle pero se dio media vuelta y se marchó.

—Que modales.— Noah hizo una mueca luego de sacar su lengua sin despegar su vista de su teléfono.

—Creí que solo era una ayuda, tengo mucho que hacer para mi proyecto de matemáticas y francés. Hablare con el profesor Marcus.

Me di cuenta que estaba hablando solo cuando vi a mi amigo mas absorto en su teléfono que antes, sonriendo tanto que parece siniestro.

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Tras las últimas cuatro horas sin intervalos de clase entre al club de teatro, el profesor Marcus estaba ayudando a remover serpentinas mientras los demás se encargan de la limpieza.

—Oh, Aubrey, justo con usted quiero hablar.

Asentí.

—Por favor.—Me hizo un ademán e intuí que debía seguirlo.

Llegamos hasta su oficina, un peño cubículo con un par de cactus y relojes de arena en la repisa. Me senté frente a él y tardo mucho en hablar.

—Hijo, se que no estoy en una posición de exigirte pero, me preocupa tu rendimiento escolar, dejaste el club de fútbol además de que tus calificaciones bajaron del promedio. ¿tienes algún problema con tu madre?

Me mordi la mejilla interna antes de hablar.—Ni fuera ni dentro de la escuela usted es mi padre, profesor Marcus—. Remarque mi tono de voz y lo observe intentando encontrar una pizca de él que me pareciera simpática,pero no la encontré, quizás porque me siento lastimado por él.

—Aubrey,por favor, olvida lo que paso, yo ya te e pedido un perdón.

Un nudo se forma en mi garganta, trago grueso e intento huir pero sus manos me detienen firmes.

Su mano acaricio mi rostro, siento que quema, es posible que solo sea mi imaginación, pero lo único que quiero es huir de aquí.

—Suelteme o lo voy a reportar en la dirección.

Parece dudar pero deshizo el agarre.

—No puedes privarme de ti, hijo.

No dije nada, corrí hasta la salida, me detuve en el área de maquinas emprendedoras para recuperar mi estabilidad.

A unos pocos metros, en el campus estaba Noah junto a los chicos del equipo de baloncesto. Camine lo suficiente para que me notara, se levanto de las gradas y corrió hasta mi. Me abrazo y entonces no pude contener mas mis lágrimas.

—¿Qué ocurre?

No pude formular palabra.

—No importa, aquí esta tu escudo y protección aun si no lo logro lo habré intentando.

Solté un suspiro, resignado en no decir nada.

—¿Tu amigo esta bien?

—Estoy bien.— me separe del abrazo, me sentí apenado al ver que los demas no miraban desde la equina.

—Toma esto.—El chico de antes me ofreció una botella con agua.

La tome y asentí.

—Me voy por ahí.—dijo señalando los vestidores, es claro que la practica termino.

—Vamonos.—Noah me halo del brazo cargando mi mochila y la suya.

Empezamos a caminar en dirección de mi casa.

—Se que no vas a contarme lo que ocurrió, aun así espero que sepas como curarte de ese dolor.

—Solo necesito una pizza y un maratón de Darwin's Game.

Noah soltó una carcajada sosteniendo su estomago.—Esa serie es tan confusa, apenas lo vi y aunque su animación es genial no es lo mio.

Negué intentando sonreír ladino.

Entramos a casa sin olvidar recoger el periódico y las facturas del buzón.

—Pido la pizza.— habló apoderándose de mi  teléfono.

—Yo me pondré a hacer las decoraciones desde ya.

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