Capítulo 15: El Día de la Ceremonia Parte 1

...💠-----------------------------🔹-----------------------------💠...

El imperio Sena tenía el sistema de jerarquía social dividida en 4 rangos. Pero desde el segundo rango, los títulos se subdividían en dos; es decir el primero tenía más estatus que el segundo. El primer rango lo tenía la familia imperial: Emperador, Empertriz y descendencia. El segundo rango estaba conformado por la alta nobleza y los títulos pertenecientes eran: Duque y Márquez. El tercer rango, la nobleza: Vizconde y Baron y por último los plebeyos: sirvientes y esclavos. Así era el sistema social.

...💠-----------------------------🔹-----------------------------💠...

El paso de los días seguía como nubes en el cielo y por fin el día del escandaloso matrimonio entre Felipe y Phenia llegaría con el alba en el imperio Sena. El palacio imperial se llenaría de ruido, los preparativos listos esperarían a ser usados y los sirvientes se apresurarían a recibir a los invitados. La familia Baldit se instalaría momentáneamente en el palacio imperial para la asistencia a la ceremonia, de igual manera la familia Herace. Una habitación separada para cada uno de los esposos se prepararía.

En la habitación de Phenia, ubicada en el Palacio Lunar, las sirvientas enviadas por la emperatriz empezarían a arreglarla, con el mando de Madame Blum.

—Señorita, el vestido y zapatillas están listos. La ayudaremos a cambiarse, para luego peinarla y colocarle el maquillaje. El vestidor está de este lado, sigame porfavor.

—Ah.......... Bien. Phenia dió un gran suspiro, cómo si una gran tormenta se aproximara.

Phenia estaba lista. El vestido le quedaba perfecto. Su larga cabellera negra esperaba ser embellecida y su rostro, un maquillaje suave. Las sirvientas comenzaron con su rostro. Phenia tenía la piel blanca así que un maquillaje suave era lo ideal.

Primero un poco polvo rosa para sus perlas mejillas, luego un sutil dibujo grisáceo de cejas con el pincel más fino y por último un colorete suave para resaltar sus rojos labios que hacían una combinación perfecta con el color de sus ojos. Su cabello negro era tan oscuro como el ocaso de media noche. El cepillo se deslizaba tan ligeramente ante tal suavidad como si de fina seda se tratara. Los accesorios elegidos fueron pequeñas rosas blancas, comparables a las brillantes estrellan que adornan la oscura noche. Todo estaba casi listo solo hacía falta las hermosas joyas que acompañarían a la esposa, y de eso se encargaría la luna del imperio.

—Madame Blum, su alteza la emperatriz se dirige aquí para la colocación respectiva de las joyas que se utilizarán en la ceremonia.

Pronto se escucharía el anuncio para entrar de la protagonista de esta escena.

—Su alteza imperial, la emperatriz de Sena está entrando.

—2* Saludamos a la luna del imperio. Gloria a la emperatriz. Todos los asistentes en la habitación hicieron la reverencia respectiva hacía ella.

—Levantense todos. La emperatriz dirigió su mirada a Phenia, aún sin joyas costosas que presumir su apariencia era hermosa. "Señorita Phenia se ve realmente hermosa" dijo la emperatriz.

—Muchas gracias su alteza.

—Señorita le he traído las joyas que usará el día de hoy. Estas joyas las usé en mi matrimonio con su majestad el emperador. Tienen un significado especial para mí. Espero que también las tenga para usted. Traelas. Dijo a la emperatriz a sus sirvientes.

Un elegante cofre fue abierto, y se observarian un hermoso collar, un par de pendientes con incrustaciones de un brillante rubí.

—Primero los pendientes. Iguales de hermosos como tus ojos. Acércate.

—Sí.

(...)

Luego este collar. Que lucirá perfecto en tu esbelto cuello.

(..)

Y por último está pequeña tiara que sostendrá tu velo blanco. Está tiara simboliza la fuerza de la esposa la cual siempre debe llevar la frente en alto para prevenir su caída.

(...)

—Espero que mi elección sea de su agrado señorita Phenia. Recuerde, que una buena esposa no es la que se queda en la residencia a esperar a su esposo. Una buena esposa es la que le traerá gloria por sus propias acciones y decisiones. Aunque soy el modelo a seguir de las señoritas del imperio, no creo del todo que ellas sepan de mis ideas. Además recuerde que usted será la única señora y anfitriona de la residencia Herace. Recuerde mis palabras.

"Anne, ¿que está haciendo ahora Felipe? Dijo la emperatriz a su sirvienta.

—En este momento su majestad el emperador está haciendo lo mismo con su excelencia. La entrega de las joyas ya debe estar hecha.

—Bien. Entonces lo último que tengo que hacer por usted es darle mi bendición.

—Seria un honor su alteza. Phenia cerró los ojos y juntó sus manos delante de ella esperando sus palabras.

...💠-----------------------------🔹-----------------------------💠...

La bendición de la emperatriz del imperio Sena. Son las palabras que pronuncia la emperatriz hacia la señorita que pronto dirá sus votos matrimoniales ante el altar. Ella pronuncia las palabras anhelando la prosperidad de la unión. Y como representante de la luna, la diosa que reside en ella, la escucha y la bendice eternamente. De igual manera lo haría el emperador para el joven esposo, anhelando al dios del sol.

...💠-----------------------------🔹-----------------------------💠...

Ya está señorita Phenia. Te anhelo una prosperidad eterna.

Phenia con las palabras de la emperatriz pensó: "¿Prosperidad para este matrimonio? De alguna manera esas palabras son ciertas ya que haré que ese hombre mejore. Pero la diosa de la luna está equivocada. La palabra eternidad no está en mis planes.

—Su alteza, necesita volver al Segundo Trono. La ceremonia está por comenzar. Dijo la escolta que acompaña a la emperatriz.

—Bien. Entonces la veo en la ceremonia.

—Sí su alteza.

*Reverencia*

La emperatriz abandonó la habitación. Y de inmediato los halagos hacia Phenia llegaron.

—Señorita Phenia le queda perfecto. Cómo era de esperarse de su alteza la emperatriz.

Phenia miro su reflejo en el espejo. Apretó su puño y solo se quedó en silencio.

•••

En la habitación de Felipe, ubicada en el palacio principal, también se esperaba la llegada del emperador. Mientras tanto se pondría en marcha el atuendo elegido para el esposo. Felipe tomaría un baño para relajarse. Sus duros músculos habían acumulado tanto mal luego de la incómoda visita de Beatrice al palacio de la emperatriz. Pero no podía relajarse por mucho tiempo, después de todo su ceremonia de unión matrimonial se acercaba y necesitaba prepararse.

—Su excelencia, necesita salir ahora. Debemos ayudarlo a cambiarse. Su majestad el emperador estará aquí en cualquier momento para la colocación respectiva de sus joyas.

—Tsk! ¡Maldición!. Felipe hizo salpicar el agua. El estaba molesto y ansioso. Felipe salió de la tina. Goteando agua cristalina de su esculpido cuerpo desnudo.

—Su excelencia el vestidor está por aquí. Si traje ya está listo. Dijeron los sirvientes masculinos esperando órdenes.

—¡Bien!

Felipe se vistió. El traje elegido para el le quedaba perfecto. Sus anchos hombros resaltaban la elegancia de su traje. La parte inferior de su saco encajaba espléndidamente con el tamaño de su cintura. Su cabello rubio portó un estilo hacia atrás, para evitar que tapara su bonita frente.

El anuncio de llegada se escuchó, el emperador había llegado.

—Su majestad el emperador de Sena está aquí.

—2* Saludamos al sol del imperio. Gloria al emperador.

—¿Felipe estás listo? Dijo el emperador viendo la expresión molesta de Felipe.

—Como puedes ver tío, lo estoy. Soy un hombre apuesto al que le queda todo perfecto.

—Quiero que te comportes en el banquete, Felipe.

—Que poca confianza me tienes tío. Pero descuida mis modales estarán a la altura. Dijo Felipe haciendo énfasis en su última frase.

—................. El emperador guardó silencio por unos segundos para luego ordenar traer la joyería correcta para la ceremonia.

—Estos son los que elegí para tí. Que los traigan.

—Si su majestad. Respondió su sirviente.

El cofre pronto sería traído y abierto. En el esperaban a ser usados un par de gemelos de zafiros azules para el puño de la camisa, una cadenilla con broche para el cuello de su camisa y una horquilla para un oído.

Estos gemelos para simbolizar la unión de los almas. Ven aquí Felipe.

—................

(...)

Tambien está pequeña horquilla para oído. Para que siempre escuches y ames a tu esposa.

Y por último la cadenilla. No necesito decirte que es lo que simboliza, lo sabes muy bien.

—...............

(...)

Es todo. Ahora solo falta darte mi bendición. Que el todopoderoso dios que reside en el sol te brinde prosperidad en tu matrimonio. El emperador puso su mano en el hombro de Felipe y dijo: "Felipe... eres mi único sobrino... de verdad deseo tu felicidad".

—Gracias tío, pero lo último no era necesario. Yo ya soy muy feliz como puedes ver.

—Su majestad necesita volver al Primer Trono. La ceremonia dará inicio pronto. Su alteza la empertriz lo está esperando también.

—Bien. Entonces me retiro Felipe.

—Nos vemos en la ceremonia, mi querido tío. Dijo Felipe con un tono de voz provocativo.

—..................

El emperador abandonó la habitación, para dirigirse al Salón Dorado, donde la ceremonia daría inicio finalmente.

La hora llegaría y: "Su excelencia, es hora de ir al salón Dorado" acabaron de llegar todos los invitados.

"Bien, que comience la diversión"

Pronunció Felipe con el llamado para ir hacia el altar.

...*****...

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***