Luego que el padre de Phenia aceptara entregarla al emperador, su orgullo se quebró. Se casaría con un hombre que no conoce. Los rumores acerca de este hombre, el sobrino del emperador, no eran precisamente buenos. La nobleza llenaba su boca de habladurías todos los días. Pero como única familia del emperador era natural tener aliados que lo apoyaban para tomar el trono, después de todo la emperatriz no podía concebir.
Los bandos se dividían en dos: Los que apoyaban su comportamiento promiscuo, decían: "Es un hombre, tener a varias mujeres es natural además no está casado"...
Y los que no aceptaban su comportamiento deshonroso: ¡Manchará la reputación de la familia real! ¡El imperio perderá su poder!.
El nombre del que pronto sería su marido era Felipe Herace. Su madre la Duquesa de Kelvet era hermana del emperador. Su frágil cuerpo no pudo soportar el cansancio del parto lo que la llevo a muerte. Su marido el Duque Herace tuvo una trágica muerte de camino a su mansión. Un accidente de carruaje. El accidente se investigo y se dictaminó que el Duque había puesto a toda marcha a los caballos cuando recibió la noticia de la muerte de su esposa, haciendo imposible de frenar exitosamente. Luego del accidente el emperador se hizo cargo de Felipe.
Felipe creció obstinadamente, creyendo que todos deberían estar a sus pies. Ser el favorito del hombre que tenía tanto poder en el imperio era un gran privilegio. No había heredero legítimo... solo él. Felipe tenía una gran belleza que era capaz de seducir a cualquier mujer. Pestañas largas, ojos brillantes como zafiro, labios delgados, cabello rubio y un implacable cuerpo. Nadie se resistirá a los encantos de este hombre.
Las damas del imperio visitaban con frecuencia su mansión. Considerada las más grande y lujosa después del palacio imperial. Felipe no desaprovecharía la oportunidad de probar su hombría ante ellas. Después de todo no estaba atado en un matrimonio. Descaradamente mencionaba a esas finas doncellas que una de ellas se convertiría en la emperatriz, conformaría su harém y las amaría profundamente.
Phenia aceptaría el reto que el emperador le había dado, pero buscaría satisfactoriamente el poder divorciarse. No aceptaría la idea de poder terminar como su madre, una mujer frágil que no pudo detener las acciones egoístas de su marido. Apretaba su puño tan fuertemente, que un escurridizo mar rojo goteaba de ello.
•••
Cuando escuché a mi padre decir que me casaría con el sobrino del emperador, alcé mi voz...
—¡¿Su majestad porque me elige a mí?!
El emperador soltó una gran carcajada y ordenó a los nobles abandonar la sala, a excepción de mi y mi madre. Mi padre y mi hermano fueron llevados al salón posterior a esperar nuevamente un llamado. Habían muchas preguntas por responder de las cuales el emperador se haría cargo.
—Baroneza Baldit, porfavor levántese. No es de mi agrado ver a la amiga de mi difunta madre arrodillada.
El emperador cambio su semblante serio a uno sereno extrañamente. Yo conocía la amistad que mi madre tenía con la difunta emperatriz viuda, pero la actitud del emperador era sospechosa.
—Baroneza todavía recuerdo las historias que mi madre me contaba. Usted le traía una gran paz, que no tenía en las paredes del palacio imperial.
—Majestad... yo solo le brinde mi más sincera amistad a la emperatriz viuda.
—Así es, me regocijaba apreciar su felicidad.
El emperador tenía en su rostro una cálida sonrisa, yo pensé de verdad este hombre puede dar esa orden tan cruel.
—Señorita Phenia, aunque usted es la hija de un barón a recibido una buena educación. Es capaz de escribir un plan tan detallado y meticuloso. Esa estrategia de exportación es brillante.
—Gracias su majestad pero... no creo poder cumplir con sus expectativas. Soy diferente de las señoritas de alta sociedad. No teng–...
—Silencio.
El emperador cambió su voz serena a una gruesa, se sintió como si un feroz león soltara su rugir para atrapar a su presa.
¿Dices que no puedes?... murmuró el emperador.
—Baroneza cuando usted criaba a su hija, mi madre la invitaba al palacio. A mi madre le agradaba tanto su hija que le permitió tener instructores imperiales cuando era niña... ¿no es así?
–Majestad eso es...
—¿Es cierto o no? Respóndame ahora.
Con una voz temblorosa mi madre respondió:
—E-es cierto, majestad.
Cómo el emperador se enteraría de eso, todo fue hecho en secreto por la emperatriz viuda. Los instructores imperiales tenían solo la obligación de guiar a los futuros príncipes y princesas del imperio. Las estrictas lecciones de contabilidad, estrategia, etiqueta, modales, defensa y danza garantizaban la perfección de un heredero al trono. Mi madre no se lo había contado nisiquiera a mi padre y hermano. Y la emperatriz viuda se había llevado ese secreto a la tumba.
—La lecciones de los instructores imperiales las recibe exclusivamente la descendencia de la familia imperial, Baroneza Baldit. Y aunque mi madre tenía el poder de tomar sus propias decisiones, no se puede ocultar el hecho de que usted y su hija cometieron pecado.
—Majestad, porfavor no culpe a mi hija. Ella solo era una niña en ese entonces. La culpa tampoco la tiene la difunta emperatriz viuda. Soy yo quien debe ser castigada. ¡Porfavor castigueme!
Yo no podía ocultar la rabia que sentía. Era claro que el emperador estaba utilizando ese hecho para obligarme a aceptar el matrimonio. Estaba segura que me presionaría con la ayuda desinteresada que me había brindado la difunta emperatriz viuda. Esa mujer que fue como mi segunda madre, yo la quería mucho.
Maldito emperador... Ese fue lo que pensé.
—Como podría castigar a la amiga de mi madre, no me crea tan desalmado Baroneza.... dijo el emperador como si esperara a que yo respondiera por instinto.
Como el quería me apresuré a responder...
—Su majestad le ruego que no ande por las ramas... le suplicó que hable claramente porfavor. ¿Porque le dice todo esto a mi madre?
—Como se esperaba de usted, señorita. Se preguntará cómo es que conozco el secreto de mi madre... ¿no es así?
Mi madre se desplomó al suelo y dijo: Majestad se lo ruego, no obligue a mi hija a casarse. Soy yo la culpable, no pude detener a mi marido de cometer actos tan vergonzosos, castiguenos a nosotros y dejé con vida a mis hijos.
El grito desesperado de madre se apagó, abrazó mis pies y rompió en llanto....
...****...
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 45 Episodes
Comments
Agus Lopez
El relato que se hace de la baronesa no se porque me resulta conmovedor cuando regularmente la tacharia de alcahueta y convenenciera manipuladora, arribista y sabe Dios cuántas cosas más.
2023-01-10
6
𝒀𝒖𝒂-𝑨𝒍𝒚💕
Hay doña, tiene corazón de pollo
2022-12-13
1
Lorenna Flores
esto esta muy interesante jijiji...
2022-11-03
3