Néctar.

Podía saborear el alcohol amargo de los labios de Julius. Mantenía los ojos abiertos, sin saber qué hacer.

El joven Edwards se acercó a Olivia sosteniendo su rostro entre sus manos. Se encargó de poseer los labios de la dulce joven que lo acompañaba.

Lamió sus labios, convirtiendo el ambiente en intensidad, podía sentir lo inexperta que era Olivia, pero no fue lo suficiente para detenerlo.

No entendía que instinto parecía poseerlo, pero estaba consciente que los labios de Olivia eran adictivos, como un dulce néctar, quería continuar probando de su boca sin parar.

Olivia, apoyó toda su fuerza en sus manos y sin importar el punzante dolor que sintió en su mano derecha, empujó por los hombros a Julius, alejándose de él.

Ambos respiraban con dificultad, la joven Wendell no entendía lo que había sucedido hacia un momento.

-Olivia- Dijo Julius. En su mirada observó el brillo de sus ojos, la lujuria que los envolvía.

Seria mentira decir, que Olivia, no sentía un ardor en su cuerpo, como si la quemara por dentro y le diera comezón que necesitaba ser saciada.

Nunca había experimentado tal sentimiento, pero sabía que no era normal. Algo definitivamente no estaba bien.

Julius, soportaba la urgencia de tomar a Olivia entre sus brazos y hacerla suya. No encontraba explicaciones del porque se sentía de esta manera, no era normal.

Con la poca cordura que quedaba en él, comenzó a darle instrucciones a Olivia.

-Olivia, debes irte. Pide a alguien que te muestre una habitación y no me digas- le dijo, por lo que, al principio pareció no entender del todo lo que decía, pero de igual forma, hizo caso de ellas.

Desconcertada, abandonó a Julius en el patio trasero y se adentró a la casa. En el camino se topó con Lidia, que sostenía un vaso con agua, no pudo evitar pedirle ayuda.

-Lidia, ay.ayudame- la llamó y la señora Lennox, observó el rostro sonrojado de su amiga.

-Olivia, ¿Qué sucede? ¿estas enferma? - sacudía la cabeza de un lado a otro, negando, no se sentía enferma, era más como, embriagada, pero no había bebido tanto alcohol, solamente, dio un pequeño sorbo.

Fue ahí cuando comprendió, la botella, contenía algún ingrediente extra. Un ardor que haya nacido por dentro no aparece de la nada.

Lidia, la acompañó hasta una habitación deshabitada que estaba al lado de ellos, la dejo sentarse en la cama y llamo a Asher.

Al escuchar que su esposa lo llamaba, apareció de pronto, frente a ellas y Lidia no tardo en explicarle hasta donde sabia.

-Julius- dijo Olivia y rápidamente comprendieron lo que decía,

-¿Dónde está?- pregunto el señor Lennox, preocupado.

-Pa.tio tra.trasero- apenas terminó de decirlo y Asher salió disparado de la habitación en busca del joven Edwards.

Cuando lo encontró, solo vio como Julius, estaba recostado sobre el pasto, teniendo dificultades para respirar, lo hacía rápido como si le doliera hacerlo.

Se acercó a él y toco su frente, estaba ardiendo. Hacia tan solo un momento que lo había visto y se miraba bien, ahora estaba recostado en el suelo con complicaciones.

Sacando toda su fuerza, lo levantó apoyándolo sobre su hombro y lo llevó a una habitación.

No observó alrededor, pero una botella, yacía en el suelo, hecha pedazos.

Antes de caer inconsciente, recordaba ver a Olivia, caminando rápido. Después había pensado que el sentimiento y la urgencia que se adueñaba de él, no provenía de si mismo. Su conclusión; era síntoma de algo que debió ingerir.

Lo único que habían tomado fue la botella de alcohol; por lo que antes de desvanecerse, la tomo y la estrello contra el suelo.

Después, tanto su mente como su vista se fueron apagando.

Ahora se encontraba en su habitación. No se sorprendió tanto al ver que Asher estaba en una silla a su lado, era la misma imagen de cuando fue apuñalado.

-Deberías ir a tu recamara- dijo Julius, lo que hizo que su primo, abriera los ojos, ya que precia haberse quedado dormido, mientras cuidaba de él.

-No, así estoy bien-

- ¿Cómo esta Olivia? - preguntó\, recordando la expresión asustada que mostro la noche anterior.

-Por ahora esta con Lidia. ¿Qué sucedió exactamente, Julius? -

No es que perdonara aun a Asher, pero en esos momentos no tenia deseos de discutir, por lo que se mantenía tranquilo.

-No estoy muy seguro, pero creo que la bebida contenía alguna clase de afrodisiaco, resulta difícil de creer, pero es lo que me pareció- por ello, había destruido la botella, con aquel enojo.

Debido a esa sustancia ingerida, pudo haberle hecho algo peor a Olivia. No podría perdonarse, de haber ido más allá de un beso.

¿Qué había sucedido la noche anterior? Primero fue la abuela y después ellos.

¿Acaso alguien deseaba que resultaran heridos o meterlos en problemas?

Todo era muy confuso, lo único que necesitaba en ese instante era estar a solas, pero antes se dirigió a Asher.

- ¿Qué hay de la abuela? - preguntó.

- Continúa descansando\, tengo entendido que estuvo un corto tiempo despierta\, tu madre no se ha apartado de su lado\, por lo que ninguno de tus padres sabe lo que sucedió por la noche. Tampoco tengo intensión de decírselo-

-No lo hagas, yo resolveré lo ocurrido- el señor Lennox asintió, y una oleada de silencio los cubrió.

-Julius- mencionó su nombre. El joven Edwards no tenía ánimos de escuchar nada por el momento, aunque pudo leer en el rostro de Asher que tenía algo por decir.

-Deben irse- fue todo lo que dijo. El señor Lennox, decidió no volver a hablar y se retiró de la habitación, dejando a solas a Julius.

En esos momentos, el recuerdo del beso compartido con Olivia, perduraba en su cabeza. Aun cuando estuvo bajo condiciones, no perfectas. No podía mentir que él lo había iniciado.

La unión de sus labios fue solo el motor que dio a inicio a la fiebre que se adueñó de su cuerpo y mente después.

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