XVIII.

Cada hombre estaba colocado estratégicamente, era la estocada final para derrocar al monstruo con apellido elegante.

Gerard Bouchain se encontraba dentro de su gran mansión, tenía una pelirroja esperando en una de las habitaciones, el tipo contaba con un fetiche donde las mujeres de piel blanca y cabellera roja al natural eran torturadas hasta la muerte.

-El puerco está en el cochinero- La voz de Mattheo soñó en los auriculares del equipo de táctica.

-¡No veo la hora en que mis manos se manchen de sangre!- instó Milo con sed de venganza, sus pupilas estaban dilatadas y, los músculos de si rostro contraídos.

Años de investigación habían arrojado que el Francés tuvo a Mónica durante dos años en cautiverio pues fue la pelirroja más hermosa que jamás, nadie vio.

La señora a pesar de tener un hijo era sumamente guapa, sus ojos color gris resaltaban entre su piel blanca y, ni hablar de su larga y rizada cabellera fuego que acompañaba ese cuerpo de Diosa en forma de reloj de arena.

-El puerco ni siquiera se imagina que la mayoría de su seguridad está de nuestro lado, estamos a nada de verlo sufrir- instó cero uno con los auriculares enfocando al francés.

-A mi señal chicos comienzan la baja de seguridad, traten de usar los silenciadores o el desgraciado se irá nuevamente-

Todos con sus armas posicionadas esperaban la señal, los chalecos antibalas y, lentes infrarrojos para detectar el movimiento también estaban incluidos.

-Cuadrilla uno puede adentrarse- La supuesta seguridad del puerco abrió la puerta, dejando la entrada a cuatro chicos los cuales se encargarían de derribar la seguridad.

- La cuadrilla uno tuvo dos bajas, la dos puede adentrarse- Mattheo era el encargado de ver lo que otros no podían, trepando en el árbol más alto se encontraba.

-Cuadrilla tres avancen rápidamente el campo está despejado pero, el puerco ya fue notificado, se mueve rápidamente.- instó Cero uno.

Milo, quien era de la cuadrilla cuatro se saltó un paso. Corrió rápidamente, nadie le quitaría la oportunidad de ver chillar a Gerard.

-¡Cero cinco! ¿Qué demonios haces en esa Cuadrilla?, te ordenó que esperes mi señal-

- Lo siento Cero uno- instó al llegar a la puerta principal de la mansión- Este puerco lo haré carnitas yo mismo-.

Quitándose el auricular abrió las puertas de la mansión , era de esperarse que inmediatamente lo atacaran, por ello activo una bomba la cual detonó en cuestión de segundos.

Por órdenes de Cero uno la cuadrilla tres y cuatro llegaron a respaldar a su pelirrojo. Ocho miembros descargaban sus armas contra los enemigos.

-¿Dónde está el puerco?- preguntó Milo a Mattheo, sabía que lo escuchaba por ende se atrevió a preguntar.

Después de las palabras el pelirrojo se colocó nuevamente el auricular.

- Lo seguí con la tecnología infrarroja, puedo ver que se mueve en dirección al noroeste-

No era tarea sencilla, aunque Cero uno les aseguró la dirección la mansión era precisamente eso, una construcción sumamente amplia.

Milo no demoró en entrar, a pesar de que en el camino se encontraría con más hombres enemigos se negaba a dejar ir a Bouchain.

Milo y Dereck se disputaban el título al segundo mejor peleador pues ambos habían sido entrenados por Americus Ademola el mejor mercenario de todo el mundo, que a pesar de contar con un sinfín de batallas jamás en su historia alguien le dio batalla. ¡Claro está! Llegaron los dos mocosos, Maxwell y Del Valle a cambiar su panorama.

Maxwell derribaba a los hombres de Bouchain con mucha facilidad, corriendo hacia el área indicada se vio en un embrollo.

- No lo veo- instó al casi invisible micrófono.

- Lo veo moverse justo debajo de ti- La voz de Cero uno resonó en el auricular.

Milo observó cada rincón de la habitación, quito el maldito tapete de piel dejando despejado el suelo, los sillones salieron volando de un lado a otro pero nada la cerca del acceso al piso inferior.

- Cero cinco, lo estoy perdiendo de rango- instó cero uno.

Emilio comenzó a descargar el cartucho de su arma por todo el suelo, al ver la parte hueca supo que por ahí era su entrada. Tomo otra bomba y la activo ocupándose detrás del sillón más lejano

La explosión arrojó fragmentos de concreto y madera por todo el lugar.

Milo sonrió, su objetivo estaba logrado. Se arrojó al piso inferior encontrando un túnel bajo tierra, el único pasadizo donde Gerard podría escapar.

-C.. ro... is... rdo...- La voz de Mattheo se escuchaba con interferencias, en este punto Milo estaba demasiado lejos de su amigo.

Con la agilidad y resistencia adquirida de años y años entrenando le dio alcance al gordo, al cerdo de Bouchain.

- Yo que tú dejaba de correr maldito cerdo- Instó apuntando a la cabeza llena de canas del hombre regordete.

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Comments

✳️💫Andrea Kabreraa💫✳️

✳️💫Andrea Kabreraa💫✳️

Me gustó la intervención de mi Americus

2022-08-06

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