VI.

La habitación estaba ligeramente iluminado por un foco LED, nada del lugar estaba de acuerdo a la construcción, ahí, seguramente mucha gente había sido interrogada.

—Ya firme... ¿Ahora podrás decirme todo?— Instó Alma en un hilo de voz, fijando sus ojos cafés en los grises.

Milo asintio con la cabeza, sabía que la chica preguntaría mucho... era curiosa.

—¿Cuál es tu nombre?— la pregunta salió más fuerte de lo esperado.

—Aquí no nos manejamos con nombres— alzó la manga de su camisa, en el dorso de su brazo estaba escrito un par de números.— Puedes llamarme Once cero cinco— eran los mismos números tatuados.

Alma suspiró con desesperación.—Me refiero a tu nombre verdadero—

—Ya te dije once cero cinco.— Instó el pelirrojo con irritación

—Ok,ok— Alma elevó las manos a los costados de su cabeza en forma de rendición.— Entonces... ¿Dime porque perteneces a esta organización —

Milo se tocó el puente de la nariz —Pensé que harías preguntas conforme a algo interesante, por ejemplo, Daniela—

—Tengo muchas preguntas pero ¡Si no contestas ni una!, ¿Cómo tendré la libertad de saber a cerca de mi hermana?—

—Solo responderé cosas relacionadas con TU asunto, el mío es irrelevante para tí — escupió con furia.

Alma se sintió extraña. —Solo quería conocerte un poco más—Expresó en un hilo de voz.

—No hay mucho que saber de mi, soy pelirrojo y me dedico a cosas turbias dentro de esta organización — Instó con arrepentimiento.

—¡Tienes razón, es irrelevante!.

¿Puedes llevarme con Daniela?—

—¡No todo es tan fácil!, primero te explicaré en qué te metiste— suspiró ¿Porqué demonios acepto la propuesta de Daniela? —Puedo deducir que estás en último grado de preparatoria, ¿En qué te vas a especializar?—

— Contaduría— La chica sonrió, era muy buena con los números.

—Temo decirte que eso no será posible, cómo en toda guerra las mujeres sirven para el equipo médico, así es que al finalizar la preparatoria te entrenaremos cómo médica —

Alma abrió los ojos bastante —¡A mí no me gusta eso!, la sangre ... el olor a antiséptico —

—¡Lo siento niñita!— se comportaba egocéntrico —Firmaste el acuerdo—

—¡Pero solo es un acuerdo de confidencialidad!—

—Lo siento— se encogió de hombros —Al firmar ese acuerdo estás aceptando todo lo que conlleva la organización... en si tesis le vendiste tu alma al diablo—

—Pe.. pero—

—Sí, se que es algo... mmm.. injusto pero piénsalo detenidamente, se lo debes a Daniela.

Mañana te necesito a primera hora, a las 5:00 am, lista—

—¿Me necesitas?, pero ¿Cómo?—

—Pasaré por tí a tu vivienda, por cierto, lava tu ropa y limpia el arenero de Gomitas es un asco—

—¿¡Entraste a mi departamento!?— Alma se notaba enojada

—En mi defensa— Milo se arrojó otra almendra a la boca ¿De dónde las sacaba? — Primero debía investigar que no fueras un peligro—

Alma rodó los ojos, realmente convivir con el pelirrojo sería toda una odisea.

La chica llegó a su departamento, realmente el día había sido muy agotador y, ni siquiera el sol se había metido.

Tal como Milo ordenó, Alma se apresuró a limpiar su departamento, con la cabeza llena de incógnitas se fue a la cama y durmió por un buen lapso.

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VII.

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