X.

La pequeña entró sigilosamente, temiendo romper el azulejo blanco o quizá que Daniela se desconcentrara. Millones de escenarios se reprodujeron en la mente de la morena, todos y cada uno fatídicos.

Daniela estaba sumamente concentrada pero, a la vez muy feliz. La esencia de su hermana no había cambiado en absoluto, era tal cual ella la recordaba.

-Estoy por finalizar, toma asiento.- La voz de Daniela resonó en cada rincón de la habitación.

Temerosa, Alma seguía caminando con mucho cuidado, llegó a una banca instalada a la derecha y puso su retaguardia sobre ella.

De verdad que Daniela parecía estar en paz, pareciera que los rastros de violaciones múltiples por suficientes años desaparecieron. Dio un par de pinceladas más y giro la cabeza para ver a su hermana.

-¿Tú... de verdad eres Alma?- La chica parecía descolocada, sus ojos viajaban de un lado a otro simulando un tic nervioso.

Alma no pudo evitar sentir un hueco doloroso en el estómago, su hermana de verdad parecía un muerto viviente. Múltiples hematomas afirmaban su cuerpo, cicatrices de años parecieran hacer profundidad en su piel y, ni hablar de la carencia de piezas dentales.

La morena contuvo mucho el llanto, viendo borrosa a su hermana suspiró con fuerza. - Sí, yo soy Alma, tu hermana.- Jamás imagino cuan dolorosa podría resultar la situación.

-¡Oh, cielo! - La chica estiró sus brazos en la dirección de su hermana pequeña -Ven para acá- sus manitas abrían y cerraban.

Alma no pufo contener más el llanto, rápidamente se arrojó al suelo, justo a limpieza de su hermana y colocó su cabeza en el regazo.

- ¡Sh!... ¡sh!- la mano maltratada de Daniela pasaba por el cabello de la pequeña.

- Lo... lo siento mucho, hermana.... yo... yo...- Alma trastabillaba las palabras, las lágrimas no deseaban en absoluto.

-Alma, veo que no has sido feliz ¿De qué sirvió que ese hombre me llevara lejos de ustedes?. Yo lo hice para que tú, mi pequeña y linda hermana viviera por ambas- su sonrisa era sincera.

- Pero no pude y, ¿Cómo hacerlo?. Todos y cada uno de los días que estuviste lejos me culpe... me culpe por ser una idiota.

Daniela, aquel día que jugábamos entre las plantas yo me acerqué a ese hombre, únicamente porque deseaba los caramelos que me ofrecía-

- Ya nada tiene sentido, no tenemos por qué estar en el pasado. Ese hombre nos llevaría sí o sí- Daniela intentó calmar a su hermanita - de nada sirve arrepentirse, las cosas malas ya pasaron-

Alma levantó su rostro, observando el de Daniela comprendió a que se refería el pelirrojo, todas las dudas estaban aclaradas y, sin dudar ella aceptaría la propuesta del pecoso.

- Parece que llevas tiempo aquí- instó limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano.

-Llevo bastante tiempo en este lugar, al principio fue muy difícil, pero quinientos cuarenta y cinco me dio una muy buena lección de vida- Al parecer todos en el lugar se manejaban por numeración.

-Me gustaría convivir con ella- instó Alma un poco más tranquila.

-Eso no se podrá, ella murió la semana pasada - habló como hablar del clima, quizá después de todo lo malo vivido el corazón se acostumbra al estado de tristeza y toma las cosas como.ai fueran insignificantes.

- Lo siento mucho- instó la morena.

- El tiempo contigo se está agotando, pronto vendrán a dedicarme y eso me da mucho sueño. Alma fue muy lindo volverte a ver-

-Lo fue hermana, te prometo que vendré muy seguido y, pronto podremos ir a casa-sonrió la chica, desde la desaparición de Daniela la construcción que alguna vez fue su hogar dejó de serlo, jamás nada, volvió a ser lo mismo.

- Tienes que cumplir con las tareas que te sean encomendadas, perdón por meterte en esto, pero... todo allá afuera es muy turbio, mucha gente necesita ayuda-

Realmente era sorprendente la forma en la que Daniela se expresaba, a pesar de observarse en su rostro el daño colateral de la explotación, está seguía lúcida de sus pensamientos.

- Lo haré, ayudaré a las demás personas- aseguró.

- Una última cosa, Alma trata de ser feliz por ambas, pase lo que pase-

La pequeña no entendió a que se refería, quizá solo era un buen consejo... quizá no.

- Lo haré, seré feliz por ambas hermana- beso el dorso de cada mano e inmediatamente un par de enfermeras ingresaron al cuarto.

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