IV.

El cuerpo de Alma experimentó una especie de corriente eléctrica, pero no como aquella cuando uno hace "Click", sino una dolorosa, cuando el sentimiento es indeseable.

Toda la ira que se arremolinó en el pequeño cuerpo de Alma salió violentamente.

—¡Dime de dónde sacaste ese nombre!— escupió con rudeza. Alma se arrojó al pelirrojo arremetiendolo contra la pared y su codo sobre el cuello de la piel blanca.

—De ella misma... ¡Vamos peque no soy tu enemigo!— Instó el pelirrojo clavando sus ojos grises sobre la chica de metro y medio.

A los costados elevo sus manitas en señal de rendición, mostrando su mejor y más amigable sonrisa.

Alma dudo mucho en soltarlo, sin embargo lo hizo, necesitaba saber que buscaba el chico.

—¡Te equivocaste de persona!— no, no estaba negando a su hermana, simplemente quería poner a prueba al chico.

—No, no lo hice...— aseguró con su sonrisa de superioridad. —Eres muy parecida a ella_—

Alma no lo podía creer, ¿Cómo es que este chico sabía de la existencia de su hermana?, ni siquiera las autoridades lograron obtener una pista de la niña.

—¡Carbajal!— Instó la maestra viendo a la chica demorarse más de lo debido —Es hora de entrar o tendré que notificar a tus padres—

Alma corría su vista del pelirrojo a la profesora, de un lado a otro tratando de tomar la decisión más conveniente.

—¿¡No quieres respuestas!?—Masculló el pelirrojo con su sonrisa de triunfo.

Alma lo dudo, seguramente esto le costaría una buena charla con sus padres, además de una nota en su expediente académico.

Entrelazó su mano con la del pelirrojo, ambos corrieron como si de un crimen fueran culpables. Justo pararon cuando estuvieron lo bastante lejos para que los guardias de la escuela no los buscaran.

—¡Espero que valga la pena aquella primera nota en mi expediente!— volvió la Alma estricta.

—¿Daniela no lo vale?— Instó con seguridad.

—¡Dime todo!, te escucho.—

—Sé que es tu hermana y que traficaron con ella cuando ambas eran unas niñas— masculló cómo hablar del clima.

—Eso cualquiera podría saberlo... ¡Deja de hacerme perder el tiempo!— se alejó unos cuantos pasos pensando que era un completo fraude.

—Antes que a nadie... ella desea verte— masculló viendo el culo de la chica, realmente era apetecible.

La morena se dió media vuelta, regreso a lado del pelirrojo.

—¿Cómo sé que no me mientes?, ¿Dónde está ella?— sus ojos estaban tan abiertos que parecieran salirse de órbita

—¡No puedo decirte!, no aún — sus ojos entristecieron — Lamento decirte que todo este tiempo haz estado poniéndome a prueba pero... la que tiene que derribar los obstáculos eres tú —

—¿Yo?, pero ¿Porqué? ella es parte de mí.. es mi hermana ¿Porqué no puedo verla?— pregunto con desesperación.

—Veras mi queridísima Alma, las cosas que vivió Daniela no fueron fáciles.

Ella requiere de una ayuda fantástica y, para eso primero tienes que demostrar que eres apta—

—¡Soy su hermana!, ¿¡Quién mejor para ayudarla!?—

—Tu padre o quizá tu madre pero.... aunque sé que ambos darían la vida por encontrar a Daniela, digamos que no son aptos para todas las pruebas a realizar... es gente mayor y, la asociación necesita de alguien más capacitado—

—No estoy entendiendo nada.. ¿Porque no hablas sin rodeos?— Alma sonaba molesta, muy molesta.

—Veras Almita... esto no es nada fácil, es mucho más complicado de lo que puedas imaginar.

No puedo hablarlo con claridad hasta que firmes un acuerdo de confidencialidad — su sonrisa perfecta no inmutaba a la morena.

—¿Acuerdo de confidencialidad?, ¿Así como en cincuenta sombras de Grey?— Armo pucheritos de asco.

—Jajaja— Emilio comenzó a carcajearse llamando la atención de una pareja que se columpiaba en los asientos lejanos. —¡Virgen a la vista!—

—¿Qué?— Alma se sonrojó.

—¡Dato interesante!, 19 años y sigues sin probar lo que un hombre puede hacer entre tus piernas.

Pasando a otro tema, no, no es como el contrato de Grey, nadie va a quitarte la virginidad... ¡A menos que quieras!.

El acuerdo de confidencialidad es para asegurarnos que no abras la boca o de lo contrario tendrás que pagar... con tu vida—

Alma estaba más que roja, su piel se tiñó un poco más morena, realmente el pelirrojo era muy observador, astuto y sinvergüenza.

La chica pensó todo aquello que el pelirrojo le indicó, dedujo que era una especie de organización... o algo por el estilo.

—¡Quiero ver a Daniela!— sus ojos brillaron con la idea —Haré lo que me digas, siempre y cuando me asegures que ella estará en perfectas condiciones—

El chico puso una mueca de desacuerdo, pensando en Daniela y su estado mental... la vida en Europa no había sido tan buena con ella.

—¡No estoy para cumplir promesas!, solo si quieres verla debes aceptar—

Alma entendió a la perfección esas palabras, Daniela no sería la misma niña que ella recordaba, al menos no internamente.

—De acuerdo— estiró la mano hacia el pelirrojo —Acepto—

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Comments

Devoradora de historias.

Devoradora de historias.

maxwell, ya ganaste mi cora

2022-08-02

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