XVI

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...Querida Alma...

Te deje la despensa para todo un mes de Gomitas, recuerda darle media lata de comida por la mañana, dejarle croquetas antes de que te marches y completar con la media lata por la noche. Además de limpiar el arenero constantemente y, asegurarte de cerrar la ventana antes de salir o de lo contrario descubrirán que estamos incumpliendo una de las mayores reglas.

Como podrás imaginarte no regresaré en un buen rato... (Espero y descanses de mí), seguramente aún sigo en el jet, el cual me llevara a cobrar venganza por muchas personas.

Quiero que sepas que te extrañaré demasiado y no, no me refiero a las peleas interminables por formar parte de Slytherin o Hufflepuff, por limpiar la cocina, la sala de estar o por quien será el afortunado de quitarte tu pureza.

Extrañaré tu aroma a vainilla... o quizá ¿jazmín? No lo sé, solamente entiendo que es algo muy dulce y satisfactorio.

Me hará falta ver esos ojitos cafés tan lindos rondando por aquí y por allá, además de tu risa estruendosa que abarca cada rincón del departamento.

Las mañanas ya no serán igual sin tus pan cakes sobre cocidos o sin tus cinco tipos de arroz; crudo, quemado, salado, sin sal y batido.

En fin chica, me harás mucha falta y, espero que cuando regrese (Sí es que lo hago) aceptes una cita con este cobarde que no se atrevió a pedírtela cara a cara.

Te quiero

^^^Emilio Maxwell.❤^^^

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La caja azulada contenía una bufanda hermosa idéntica a la casa de Slytherin, un hermoso collar de oro blanco y dorado en forma de la Snich Dorada y la pequeña nota.

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-¿Entonces se fue así como así?- Daniela era nuevamente peinada por su hermana, su semblante se apreciaba un tanto decaído, como el de cualquier paciente de psiquiatría.

-Sí- Alma respondió en un hilo de voz, realmente extrañaba al pelirrojo.

- ¿Por qué no me lo contaste antes?- instó la mayor - Ya sabía que él se iría pero me hizo prometerle que no te diría nada-

-¿Entonces puedo decir que mi hermana es una traidora?- agregó con molestia, estaba cansada de que todo mundo supiera las cosas antes que ella.

- En mi defensa- trago duró- Me enteré por Cero uno- sus ojitos brillaron radiantemente.

-¿Cero uno?, ¿Quién es?- preguntó la pequeña observando los ojos de su herma a tomar un brillo único.

- Es el mejor amigo de Cero cinco, o eso creo...

Cero uno lidera la tropa de los once, fue la misma que se encargó de mi rescate y de las demás chicas del burdel donde nos explotaban- el ambiente se cargó de nostalgia

Tras las palabras de la mayor Alma maquinó su mente al cien.

-¿Él te lo dio?- Daniela observaba a su hermana mover la pequeña pelotita de un lado a otro sobre la cadena, perdida en sus pensamientos.

- Sí él lo hizo- firmó ante la mirada inquisitiva de su hermana.

- Creo que estoy cayendo- La morena agregó con desagrado.

- Mi cielo, caíste desde el primer día, o al menos eso pude notar aquella vez que me visitaste, el día que pintaba sobre el lienzo.-

- Pero es que yo no quiero, no deseo enamorarme- Alma se negaba a la idea.

- Así es el amor, improvisado... ahora ve y haz lo posible por hacer lo que tu cabeza piensa-

-¿Cómo sabes?-

Daniela se levantó del suelo y tomó asiento justo a lado de su hermanita tomando su rostro entre las manos.

-Somos hermanas y, te conozco a pesar de todo el tiempo perdido-

Los ojos de Alma se acuaron - Pe...pe... pero no... no puedo-

- Déjame las instrucciones y yo me encargó de ponerle el alimento a esa bola de pelos apestosa- hizo pucherito de desagrado.

Las hermanas Carbajal cerraron el trato con un beso en la mejilla y un lindo abrazo.

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