LA FIESTA

Álvaro Me fui con mis padres para recibir a nuestros invitados y darles la bienvenida, por supuesto había muchas chicas hermosas de la alta sociedad, claro era uno de los solteros más codiciados de la región, llegaban con un presente me lo entregaba y yo se los daba a alguien de la servidumbre para que se lo llevaran a guardar, así sucesivamente hasta llegar el último invitado, pasamos todos al gran salón donde estaba todo preparado para iniciar el gran baile, en un instante me vi rodeado de todas las chicas lanzando sonrisas coquetas para que escogiera a una de ellas y abrir el baile, por supuesto ya conocía a la mayoría y casi todas habían pasado por mi cama, no era novedad hacían lo imposible contal de agradarme para convencerme de que les propusiera matrimonio y ser la señora Salvatierra, si la mayoría eran hermosas no lo niego tenían ciertos estudios, las preparaban bien para ser unas buenas esposas sumisas y obedientes, pero eso no era suficiente para mí, yo quería algo más no sé que pero algo les faltaba, escogí a Sofía Iturbide hija de un Hacendado vecino, ya había bailado anteriormente con ella y me la había llevado varias veces a la cama era una de las que me agradaban un poco más, dio una sonrisa triunfante ante las demás, me toma de la mano y comienza el baile, así estuvimos bailando un buen rato, hasta que nos detenemos y le comento que voy a hablar un rato con mis amigos de negocios, que más tarde me espere en el despacho para que pasemos un rato agradable me dio una sonrisa maliciosa se dio la vuelta y se fue, yo me dirigí a donde estaban mis amigos, Genaro, Francisco y Mario mis colegas de parrandas, aventuras y negocios ya estaban casados, pero como todo hombre de vez en cuando nos gustaba divertirnos, me acerco a ellos pero no si antes saludar a sus esposas, les digo bellas damas permítanme llevarme un momento a sus maridos para hablar algo de negocios y ahorita se los devuelvo, nos retiramos los cuatro y fuimos donde estaba el bar.

Cuando nos sirvieron los tragos le digo, quien fue el gracioso que tuvo la brillante idea de meter a una mujer casi desnuda en mi habitación, se quedaron viéndome con mirada sorprendida y respondieron que ellos no habían metido a nadie, que mi regalo lo habían traído con ellos, que esa estupenda idea lamentablemente a ellos no se les había ocurrido y comenzaron a reír, que me envidiaban y que estaban arrepentidos de haberse casado al ver lo bien que yo me la pasaba, me quedé pensando un momento y si no fueron ellos ¿Quién?, relájate hombre seguramente esa mujer entró a tu alcoba por su propio gusto ya sabes quería probarte y comenzamos a reír, después de un rato se fueron con sus respectivas parejas yo me dirige a mi despacho, en el camino pensaba que nunca había visto aquella chica, estaba seguro que no era de esta región tenía que encontrarla, no podía quedarme tranquilo, sabiendo que andaba por ahí como si nada, al llegar abro la puerta y ahí estaba Sofía, lista para complacerme, me abalanzó a ella ya traía muchas ganas y le hago el amor como un loco, pensando en la mujer de la mañana, terminamos nos vestimos y salimos rumbo al comedor donde se serviría la exquisita cena, Sofía me dice que cuando vamos a formalizar nuestra relación, yo le digo que no se equivoque que yo soy un hombre libre, que no voy a formalizar con ella ni con nadie, no ha llegado la mujer que logre atraparme, se voltea y me suelta una fuerte cachetada se da la vuelta y se va muy indignada, sobo mi mejilla y me rio con malicia, llegó al comedor ya me están esperando para comenzar a servir, cenamos todos estaba delicioso y elegantemente servido, mi mamá era estupenda para organizar este tipo de banquetes, suena una copa y habla mi padre haciendo un brindis por mí, diciendo lo orgulloso que está de su hijo, todos levantamos nuestras copas y bebimos dando así fin a este banquete, los invitados se fueron retirando de a poco, hasta solamente quedar mis padres y yo, ya muy cansados nos retiramos a dormir, pero antes de entrar a su alcoba mi padre mi dice que tienen que regresar a España que solo van a estar un par de días, asiento con un movimiento de mi cabeza y me retiro a dormir, al cerrar la puerta siento una opresión en mi corazón por la partida de mis padres, otra vez a la soledad, me quito mi traje y me dispongo a dormir, cuando estoy retirando la ropa de cama miro hacía mi buro y noto algo que se encuentra encima de él un libro lo tomo en mis manos y me dispongo a leer.