Que comience el Juego

El plan iba de acuerdo a lo planificado, tanto Alma como Seung se encontraban en el laboratorio subterráneo, ultimando las piezas faltantes en el tablero de ajedrez.

— Iris, entraste al sistema.

— Sí, ya tengo toda la información: las cuentas que tienen en un banco en las Islas Caimán, acceso a sus cuentas bancarias existentes en diversos países europeos, tienen una buena fortuna, así como también acabo de embargar todas sus propiedades.

—Iris, por primera vez en el tiempo que llevo contigo, sirves para algo más que dar órdenes, regañarme o molestar.

— Deja de discutir con el holograma, no te da pena. Pareces un niño.

— Ja, ni que tu holograma fuera muy inteligente a la hora de hablar conmigo.

— Le recuerdo que estoy diseñada con inteligencia artificial, y usted no tiene ni una décima parte de la capacidad que tengo. Haga silencio y deja de molestar, Señorita Miller. No sé cómo se casó con un hombre tan vulgar.

— Iris, déjalo tranquilo. Has esparcido las fotos y vídeos de Luciano y su amante en la red. Me encantaría estar presente cuando se entere de que, supuestamente, a través de esas evidencias, me enteré de su patético plan.

— Sí, ya se han vuelto virales. Todos los internautas lo están repudiando y calificando de la peor manera posible. Dicen que una mujer como usted no debería ser lastimada ni usada con fines de lucro.

—Cómo va todo en la empresa, ¿los accionistas ya se han enterado?

A Seung le gustaba ver arder el mundo.

— Ya les envié la información. La gran mayoría, al ser tradicionalistas, retiraron su capital. Estaban indignados con semejantes actos de crueldad. La minoría, que son como los Mancini, lo hicieron por miedo a represalias que pudieran tomar los Miller contra ellos o su familia. Las acciones ya cayeron.

— Excelente trabajo, Iris. Ahora comienza a liquidar todas las acciones y retira el dinero de todas las cuentas, solo deja intactas las que están en las Islas Caimán. Sería muy sospechoso si las retiramos. Por el momento, no las tocaremos.

— Luciano y Francesco ya se enteraron, a Marena la están sacando arrastras de la mansión. Acaba de recibir el aviso de desalojo y se niega a abandonar la propiedad. ¿Qué quieres que hagamos con ellos?

Seung estaba revisando la información que sus hombres le habían enviado.

— Por el momento, nada. Cuando vengan a pedir ayuda, me haré la novia sufrida. ¡Falta poco para decir: ¡Jaque mate!

— Iris, sube a la red todos los testimonios y pruebas de las mujeres que han sido acosadas y abusadas por Francesco. Quiero verlo en la cárcel. Una vez allí, le daremos la bienvenida.

Algo que Seung odiaba grandemente era el abuso contra la mujer, y una vez en la cárcel se encargará de que le den una "agradable bienvenida".

— A Luciano lo quiero libre y con vida, quiero que se arrastre como la rata que es.

— Está hecho. En este preciso instante, todos los ojos están puestos en los Mancini. Señorita Miller, es hora de que se haga notar. La periodista invitada está llegando a la empresa, tiene que salir del laboratorio.

— Apenas termine arriba, vendré a ver cómo está quedando todo, por favor, compórtense.

— Iris, haz un acercamiento en la cámara que está en su oficina, no quiero perder de vista la actuación.

— Y después dicen que las mujeres son las chismosas.

— No eres una mujer, eres un holograma, ni siquiera tienes sentimientos.

— Soy un holograma de sexo femenino, y sabes qué, por maleducado te vas a quedar hablando solo, porque yo no me quedo contigo. — Me desconecto y me voy a la red, allí estoy más tranquila.

— Iris vuelve enseguida, Iris no me dejes hablando solo, ¡Iris! — Mujer, tenías que ser. No te pude diseñar hombre, joderías menos y darías menos trabajo.

En la oficina, Alma tenía la mejor cara de Martín y hasta las lágrimas se le salían.

— Señorita Miller, ¿cómo se siente ahora después de que salieron a la luz pública las infidelidades de su prometido y el macabro plan para despojarla a usted y a su padre de todos sus bienes?

— Mal, estoy totalmente devastada. Es que ver al hombre que amas teniendo intimidad con otra mujer no es fácil. Yo lo amo y él juró amarme. ¿Cómo es posible que me haya hecho algo tan atroz, tan humillante, y planear algo tan innombrable a mis espaldas? ¿Será que no tiene corazón? Hasta hoy me doy cuenta de la clase de hombre del cual me enamoré.

Alma sollozaba, realmente dolida, o eso era lo que creían los televidentes.

— Sé que toda la audiencia, desde el fondo de sus corazones, empatiza con usted. ¿Ahora, qué decisión tomará? ¿Perdonará al traidor o le dará una segunda oportunidad?

Debería haber sido actriz, se me da muy bien. Limpio algunas de mis lágrimas para que se vea más creíble. —Si a usted la engañan y humillan de esta forma, ¿perdonaría al hombre o le daría otra oportunidad?

— ¡Sin duda alguna, no lo haría!

— De igual manera, pienso yo. Ninguna mujer se merece pasar por lo que me está tocando vivir. Nosotras no somos objetos que pueden ser usados a su antojo. Somos seres que sienten, aman y luchan contra toda adversidad. Damos vida, lo cual es un trabajo muy difícil, y lo hacemos con amor. Quiero enviarles un abrazo a todas las mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, violencia doméstica, abusos, maltrato verbal y psicológico. Entendamos de una vez que ya no nos podemos quedar calladas, que es hora de dejar de ser intimidadas. Lo que me hicieron no es ni la mitad de lo que sufren muchas mujeres a diario.

— Es un honor conocer a una mujer tan noble como usted. Son muy conmovedoras sus palabras de apoyo y aliento hacia nuestro género, y más aún cuando usted está pasando por una situación tan difícil. Fue un verdadero placer conversar con usted.

— El placer es todo mío, señorita. Espero que nos volvamos a ver en otra ocasión.

— Sería un deleite volver a conversar con usted.

Alma se estaba despidiendo de la periodista cuando Luciano irrumpió en la oficina.

— ¿Qué haces aquí?.— Esto está mejor de lo que planeé.

— Alma, yo no hice nada. Cariño, todo eso es falso. ¿Tú me crees, verdad, princesa?

— Vete, no quiero verte. ¡Eres un infeliz!

— No, Alma, tú no me puedes hacer esto. Tú me amas. — La sostengo del brazo y la jalo hacia mí. No me puedes abandonar.

— ¡Suéltame, Luciano! Me estás haciendo daño. ¡Seguridad, seguridad!

En el laboratorio, Seung estaba viendo todo a través de la transmisión en vivo que estaba haciendo la periodista.

— Iris, te estoy diciendo que me dejes salir de aquí. ¿No ves que estás en peligro? Dame acceso para salir.

— Acceso denegado. La magnate estará bien, ya la seguridad va para allá. Además, nadie se puede enterar de este lugar. Deja de gritar, nadie te escuchará. Si tuviera oídos, ya estaría sorda.

— Escúchame bien, si le llega a pasar algo, me encargaré de que lo reinicien o, mejor aún, de que te eliminen.

En la oficina, la seguridad de la empresa se está haciendo cargo de todo. Recibieron la alerta que les envió Iris y se llevaron a Luciano a la fuerza. Alma se despidió de una invitada e ingresó al laboratorio.

— Si no controlas a tu holograma, lo voy a reiniciar.

Suspiro ya cansada de esta situación.— ¿Qué pasó esta vez?

— Quería salir del laboratorio, no podía permitir que otras personalidades se dieran cuenta de que existe este lugar.

— Si la próxima vez los dejo solos y pasa algo similar, Iris, te reinicio a ti y a ti, Seung, se disuelve la alianza. Que les quede claro.

— No prometo nada y la alianza no se puede disolver, estás casada conmigo de por vida.

— Si me reinicias, borrarás todos mis recuerdos. No puedes hacer eso por alguien como él.

— Pruébame y lo haré. Este día ha sido más complicado de lo que esperaba, parece que tengo dos niños a mi lado.

Todavía no he dado la estocada final, faltan muchos por caer, pero mi satisfacción será jugar con mi ratón antes de devorarlo. Que comience el juego

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