La llamada

POV ALMA MILLER

Después de planear todos mis movimientos, llegó la abogada a hacer la entrega de los documentos. La muy descarada no ha dejado de mirar con deseo el cuerpo de Seung. Cuando se retiró, quedé en total tranquilidad.

— No pensé que esta mujer me fuera a irritar con algo "tan simple". Antes de firmar los documentos, he decidido jugar un poco con mi querido esposo.

— "Espero que no se te olvide que si me traicionas, te castro querido". Firmo los papeles con la satisfacción de tener un "buen acuerdo".

— "Celosa, mi cielo, te recuerdo que ya me has visto como Dios me trajo al mundo. No tienes que sentirte celosa".— Le guiño el ojo y salgo a preparar todo para su partida. Tiene que llegar sin ningún contratiempo a la mansión de su padre, que seguramente va a pegar el grito al cielo cuando se entere de lo que piensa hacer el "angelito" que tiene por hija. Al parecer, no la conoce por completo.

Después de pasar todo el día en la fortaleza de Seung, por fin llegó a la mansión después de un ajetreado viaje de casi dos horas. Como no veo a nadie, subo a mi habitación. Tengo que llamar a Luciano, esa escoria me pagará con creces sus fechorías.

Llamada con Luciano Mancini

— Hola, principessa. Me tenías preocupado. Ayer te sentías mal, te llevé a una habitación, salí en busca de un doctor y cuando regresé había tal alboroto por el incendio que no me dejaron entrar. Pero ¿cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¿Te pasó algo? ¿Cómo saliste de ese lugar? Estaba realmente preocupado.

Cálmate, Alma Miller, no lo mates, no todavía. — Luciano, yo estoy bien, no me pasó nada. Mi padre había contratado guardaespaldas sin que lo supiera y uno de ellos logró entrar en medio del incendio y me sacó de la habitación.

— Me hace feliz que te encuentres bien y no haya pasado nada malo. Te amo con todo mi corazón, Alma, no te olvides de eso.

Luciano, necesito hablar contigo de algo muy importante. Si puedes, quiero cenar contigo.

— Claro, mi principessa, solo dime dónde y allí estaré.

— En el restaurante Buena Vista, en dos horas. Te estaré esperando.

— Allí estaré. Besos, mi bella alma.

Fin de la llamada.

— Maldito bastardo, ayer comenzaste a cavar tu tumba.

Me doy una larga ducha con agua tibia, sí que la necesito. Envuelvo mi cabello en una toalla y salgo con mi cuerpo desnudo destilando agua.

Hoy quiero secar mi cuerpo al natural. Ayer me vestí de negro para irradiar elegancia y el muy bastardo tuvo la osadía de tenderme una trampa. Hoy me vestiré de rojo pasión. Toda mujer tiene en su poder un vestido de la venganza. Yo nunca pensé tener tal prenda simbólica. Acabo de descubrir que para todo ¡hay una primera vez!

Le demostraré al mundo entero que nadie juega con Alma Miller.

Voy entrando en el restaurante y, para mi sorpresa, el sinvergüenza llegó a tiempo. Ja, cree que se la dejaré fácil.

Pov Luciano

Siempre me molestó su color de piel, por los celos que le tengo, pero hoy en especial, emana una aura de poder y elegancia única. En el pasado no la había visto tan bella.

— Luces espléndida.— Tomó su mano y la besó en el dorso.

—Tú no te quedas atrás, cada vez estás más guapo. Tomamos asiento y el mesero llegó con el menú.

Ambos tomaron asiento y el mesero llegó con el menú. Después de este salir con el pedido, Alma tenía que poner en marcha su plan

— Luciano, se me cae la cara de vergüenza contigo. Quería pedirte una disculpa por la actitud que tomé ayer, no fue la más cortés.

— Pará, nada, no tienes que disculparte. Solo me dijiste lo que sentía tu corazón, por eso respeto tu decisión.

— Ese es el detalle, Luciano, que no seguí a mi corazón. Me dejé cegar por el miedo al compromiso. Los Miller tenemos una carga muy fuerte sobre nuestros hombros, un paso en falso y estamos acabados. No quería exponerte a tanta presión social.

— Alma, ¿me estás queriendo decir que mis sentimientos son correspondidos? Tengo esperanza de que aceptes mi amor.

— No, Luciano, es más que eso. Lo que en realidad quiero decirte es que si todavía está en pie la propuesta que me hiciste ayer, la acepto.

Me sorprendes, no esperaba que fuera tan rápido.— ¡Por supuesto que sí! Me haces el hombre más feliz del mundo al aceptarme como tu esposo.

— No te he dado el sí delante de Dios, no aún, para que estés tan feliz.— Jugaré contigo antes de destrozarte.

— El solo hecho de que aceptaras me hace feliz, cariño.

— Quiero formalizar el compromiso delante de nuestros padres, si no es mucho pedir.— Bastardo, me dan asco tus palabras sin sentido de moral y ética, pero ya veremos quien terminará ganando.

— Me siento honrado de que vayas a ser mi esposa. Déjame invitarte a ti y a tu familia a un almuerzo mañana en la mansión de mis padres. Aunque solo asistirá mi madre, ya que unos malhechores atacaron a mi padre despojándolo de todas sus pertenencias y lo dejaron fuertemente herido. En estos momentos se encuentra en el hospital.

— Lamento mucho lo que le sucedió al señor Francesco. Si quieres, pospongamos la reunión hasta que esté totalmente recuperado, así estará toda la familia.

— ¿Cómo crees, cariño? No podría hacerte esperar. Mañana mismo les daremos a conocer a nuestras familias que nos vamos a casar.

La cena transcurrió entre risas fingidas por parte de ambos, pero el día de hoy, Alma despertó en Luciano la llama del deseo, una llama que estaba tan latente, ¡que no se iba a extinguir con una simple brisa veraniega!

Luciano se ofreció a llevarla, como todo un caballero. Cuando llegaron a la mansión Miller, le dio un beso en la frente y se despidió. Estaba tan feliz que podría morir tranquilamente ese día.

Por otro lado, Alma se encontraba asqueada y dio gracias de que el suplicio terminara.

Vestido de la Venganza

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