Almuerzo familiar

POV LUCIANO MANCINI

La mañana se hace eterna, solo de imaginar la cara del viejo Luigi cuando su preciada hija le dio la noticia de nuestro compromiso me llena de satisfacción. Por una extraña razón, desde ayer siento un fuerte deseo hacia ella. ¡Cómo quisiera hacerla mía! Esperaré con ansias la noche de bodas, la tendré a mis pies suplicando por más.

Llevo muchos años a la sombra de ella, pero esta tarde todo cambiará al convertirse formalmente en mi prometida. Ya imagino todas las revistas de escándalo con el gran titular "El guapo Luciano Mancini ha derretido el corazón de la Magnate Alma Miller".

Voy a la habitación de mi madre para decirle que se prepare, le tengo una grata sorpresa. A mi padre aún no le he dicho nada, quiero ver primero cómo Luigi se retuerce al aceptarme como el futuro esposo de su preciada hija.

Ya tengo todo planeado y espero con ansias su llegada.

La puerta de mi despacho se abre, dando paso a mi mayordomo. Este me informa que la familia Miller acaba de llegar, y yo, como buen anfitrión, no los haré esperar.

Bienvenidos a mi humilde hogar, alma, hoy estás más bella que nunca. Señor Luigi, ¡qué honor tenerlo aquí!

— Para mí no es nada grato estar en un lugar tan simple, así que no comparto su mismo sentimiento. No eres ni la mitad de lo que esperaba para mi hija, pero si ella es feliz, no me queda de otra que estar presente respaldando su decisión.

— Padre, por favor, no es momento para discusiones. No tienes por qué ser tan arrogante. Luciano no te ha dicho nada malo.

— Cariño, déjalo. Es normal que sienta celos de padre y no quiera darse cuenta de que su pequeña se convirtió en mujer, en "mi mujer" dentro de poco.— recalcó para echarle más sal a la herida.

—Oh, señor Luigi, no me esperaba tan estupenda sorpresa. Alma, mi cielo, cada día estás más radiante. La juventud es un hermoso tesoro. Hágame el honor de acompañarme, la comida ya está servida.

Luciano le extiende su brazo y con la mejor sonrisa falsa, Alma lo toma. Luigi se ve obligado a tomar el brazo de Malena, quien toda la vida ha estado enamorada de él, y para nadie es un secreto, ni siquiera para su esposo.

El almuerzo tenía un ambiente tenso. Malena no dejaba de ver al amor de su vida, mientras Alma ya no soportaba las insinuaciones de Luciano y Luigi tenía ganas de mandar todo al carajo y sacar a su hija de allí.

— Señor Luigi, a pesar de no contar con su entera aprobación, quiero pedirle formalmente delante de mi familia la mano de Alma en sagrado matrimonio.

— No tienes que ser tan formal, ya sabes que no acepto este matrimonio, pero al final la que se casará es mi hija, no yo.

— Bueno, brindemos por la futura unión. Les deseo que sean muy felices. Es el destino, nuestras familias terminaron uniéndose, querido Luigi.

Marena era la más contenta en esta situación, debido al matrimonio tenía que ver a Luigi más seguido.

— Así será, madre. Ya verás que pronto tendrás nietos corriendo por toda la casa. Permíteme tu mano, princesa. Te entrego este anillo que representa mi compromiso contigo.

Luigi comenzó a reír como loco, no aguantaba esa estúpida farsa ni un segundo más.

— ¡Qué compromiso tan mediocre! Si tan solo te hubieras esforzado, estaría de acuerdo con este disparate.

— Padre, por favor, me encanta el anillo, está hermoso, gracias Luciano. — El muy idiota se acerca a besarme y no me queda más remedio que corresponder. Definitivamente, no sé cómo pude estar tanto tiempo ciega al haber puesto mis ojos en un hombre tan ruin.

Muchas veces tenemos hombres maravillosos al frente, pero somos incapaces de ver más allá de nuestros propios deseos o caprichos.

— Fue un placer tenerlos hoy aquí, me complace ser honrado con su grata presencia.

— El placer fue nuestro, Luciano. Mañana haré una conferencia de prensa para sacar nuevos prototipos al mercado y allí será donde haga público nuestro compromiso

— Si eso te hace feliz, allí estará bien, mi princesa.

— Ya es hora de irnos, Alma. Quisiera decir que fue un placer la estadía, pero ya sabemos la verdad. Alma, despídete, tenemos que ir por tu mamá al aeropuerto.

Hago el esfuerzo por despedirme lo más cariñosamente que puedo. Salir de una farsa y entrar en otra no es nada fácil. Ahora falta recoger a mi querida madre, ella también es una pieza fundamental en este tablero.

Apenas los Miller se fueron, Luciano corrió al hospital para contarle todo a su padre y así dar inicio a su nuevo plan, pues él tenía nuevos intereses y no iba a dejar que su padre tocara primero lo que él creía que le pertenecía.

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