capitulo 7.

...Ulises....

Llevó toda la semana llendo a un bar, mis ojos tienen ojeras espantosas, pero me la he pasado increíble, ya he conocido varias chicas que han terminado en mi cama, excepto por esa rubia llamada Sol, parece que es de las difíciles. O de las que aparenta serlo. No estoy muy seguro.

Mi padre me ha regañado por pasármela de fiesta. Así que hoy fui a la biblioteca para conseguir un libro que olvide comprar, no encontré ninguno, iba a rendirme y buscar algún pretexto con el profesor, pero luego ví a mi salvación. Eran dos chicas, una de ellas tenía el libro que necesito en la mano.

— Por favor, te daré dinero si dejas que yo lo tenga. — Le dijo una chica a la que tenía el libro.

— Lo siento pero lo necesito más que tú. — Yo lo necesito más que ambas. Se que mi padre no tiene modo de saber que soy un irresistible, al menos por ahora no, pero mejor no le doy más motivos para que me de sermones.

Me acerqué y le hablé a la chica que tenía el libro en mano.

— Hola, disculpa pero me olvidé comprar este libro, ¿puedes dejar que yo lo tenga.? — Le pedí con una sonrisa. Esperó que funcione.

— Está bien, pero quiero tu número de teléfono.— Pidió ella con algo de timidez.

— ¿Enserio se lo vas a dar a el.? — La otra chica estaba furiosa. Se veía linda con ese semblante. Tal vez he visto a muy pocas chicas enojadas. Si eso debe ser. Ella no es mi tipo.

— Aquí tienes linda y gracias por el libro. —Le di mi número y tome el libro, la otra chica estaba roja del coraje.

— De nada. — Dijo suspirando.

Me quedé con curiosidad de quién era la enojona, admito que es linda, tiene unos ojos verdes muy bonitos, mide más o menos 1.74, su forma de vestir es de que hablar. No precisamente bien, pero es bonita. Muy bonita.

...Gabriela....

Gracias a mi semana agitada no pude ir a comprar el libro que necesitaba para está clase así que tuve que ir a la biblioteca a pedir prestado uno, la imbécil que tenía el último me lo negó y prefirió dárselo a un tipo de cara bonita. A veces desearía ser hombre. Así bastaría con una sonrisa de idiota para conseguir lo que quiero.

Ya que, fui a la clase y una chica muy linda me dijo que si quería podíamos usar el mismo, yo acepté encantada. Todavía quedan angeles en la tierra.

Ese día en la noche el bar no estuvo tan lleno, las cosas se volvieron calmadas de nuevo, desafortunadamente el viernes estaba hasta el topé así que mi hermana busco a alguien que trabaje los fines de semana pero todavía no hay postulantes.

Necesito relajarme com urgencia. Necesito unas vacaciones en la Ribera Maya. En Acapulco, en Cancún, dónde sea. Estoy desesperada. Ya quiero que sea el último año. Ya quiero terminar la universidad y ejercer mi carrera. Quiero dejar ese trabajo que detesto, quiero hacer lo que me gusta, quiero vivir en mi propio departamento. Quiero tantas cosas, pero no tengo nada de eso. Sólo una vida que cada día está más de cabeza.

...Ulises....

El viernes me fui al bar, necesitaba un descanso, la chica que me vio enojada trabaja aquí, vino a atendernos y se marchó, al parecer su trabajo es agitado por qué anda de un lado para el otro.

— ¿Quién es ella.? — Supuse que mis amigos la conocían.

— La mesera. — Respondió Raúl irónico. Obviamente se que es la mesera. Pero quería sabe más de ella..

— ¿Te gusta.? — Álex es muy indiscreto.

— No creó que sea su tipo. — Afirmó Gerardo, el que tiene una intuición brillante. — ¿O si.? — Me observó con curiosidad. No quería que mis amigos pensaran algo que no es.

— La tope en la universidad hace unos días. No se hagan ideas.

— Trabaja aquí desde hace mucho, creo que la dueña es su hermana. — Gerardo si que tenía información.

...3 meses después....

...Gabriela....

Estaba tomando clases, no me creía que ya pasaron otros tres meses. La tortura de trabajar y estudiar pronto va terminar. O eso espero.

— La lista de los equipos está afuera. — Dijo el profesor. Me tocó una chica llamada Samantha, es la que compartió libro conmigo la vez pasada. No habíamos coincidido hasta ahora.

— Hola, ¿cuando tienes tiempo.? — Preguntó ella con gentileza.

— Hoy por la tarde.

— ¿Enserio.? — No entendí por qué se sorprendió.

— Si, ¿por qué lo preguntas.?.

— Hoy en es la fiesta de Sol, ¿no irás?

— ¿Quién es Sol.? — Tal vez una niña rica. Si así fuera iría a su fiesta, pero seguro a ser la mesera.

— ¿Enserio no sabes quien es ella.?

— La verdad no.

— Es la popular, mírala. — Observé a una rubia muy hermosa de ojos azules, la había visto, una mujer cómo ella no pasa desapercibida, pero no sabía su nombre, y menos que hoy tiene una fiesta.

— Ya la vi. Bueno si vas a ir a la fiesta supongo qué no tienes tiempo hoy. — Ella fue amable así que lo seré también. Qué ella elija.

— No estoy invitada a esa fiesta. — ¿Es antisocial o no le gustan esas cosas.? Da igual. —Tengo tiempo hoy.

— Genial. Nos vemos a las 5 ¿te parece bien?

— Si, ¿dónde nos vemos.? — Le dí la dirección, dijo que ya conocé el lugar.

— Nos vemos.

— Si. Hasta luego. — Mi trabajo empieza a las 7 así que tengo dos horas para iniciar.

Ese día por la tarde fuimos a la cafetería, no había mucha gente, pude relajarme por un momento.

— Te ves muy cansada. — Yo estaba bostezando, creó que por eso lo dijo.

— Trabajó en las noches y no he podido dormir bien.

— ¿Dónde trabajas.?

— En un bar. No está muy lejos de aquí.

— Lo visitaré un día.

— Todo el mundo es bienvenido ahí. Pero ahora trabajemos por qué el tiempo se no va.

Después de trabajar por dos horas me fui al bar, hoy haríamos un trabajo sucio así que tenía que estar lista.

Todo iba bien hasta que el IMBÉCIL me dijo que me sentará con el.

— Lo siento pero tengo trabajo. — Intenté ser amable. No me convenía que el trabajo se echará a perder..

— TE DIJE QUE TE SIENTES. — Gritó el senador con aires de grandeza. Y por su puesto ninguna a permitir que me hablará de ese modo.

— ¿Y QUIEN TE CREES PARA DARME ÓRDENES.?

Mi hermana llegó y se disculpó con el imbécil, pero el seguía insistiendo en que me sentará o si no haría que cerrarán el bar.

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