Recuerdos

Mientras Gabriela está pensando el la vida que perdió, una chica entra a la habitación y ellas se separan.

— Amiga que bueno que estás bien, estaba muy preocupada por ti. — Yoselin le toma la mano. La cabeza de Gabriela se inunda de recuerdos de Yoselin y Edith Reyes.

— ¿Hasta cuando me va a pasar ésto.? — Se pregunta Gabriela así misma. Gabriela se da cuenta de que cambió de cuerpo con su media hermana, no entiende como, pero cada vez que abraza o toca a alguien sabrá todo lo que su hermana vivió con esa persona.

— Necesitó un celular.

— No hija, no es momento de que estés en Tik Tok.

— No es para eso, necesito ver las noticias, por favor señora necesito un teléfono.

— ¿Señora.? ¿Así me piensas llamar cuándo estás molesta.?

— Por favor chica rara..Prestarme un celular.

— ¿Chica rara.? — Yoselin se ve un poco descontenta.

— Por favor. — Al ver la súplica de su amiga se le ablanda el corazón y sede. Le presta su teléfono, Gabriela revisa las noticias y lo primero que encuentra es sobre ella.

" ABOGADA GABRIELA BELMONTE MUERE UN DÍA ANTES DE SU BODA POR MANEJAR A EXCESO DE VELOCIDAD." — Es el título de varios noticieros.

Gabriela se preocupa, necesita saber de su sobrino, ella recuerda que Arturito y Edith estudian en la misma secundaria.

— Yoselin, ¿sabes algo de Arturo Belmonte?

— Desapareció hace más de dos semanas y nadie lo ha visto. — Responde ella sin mucha preocupación..

El corazón de Gabriela se agita, tiene miedo de que algo malo le haya pasado.

— Necesitó ir a su casa.

— Hija no puedes levantarte de está cama.

— No entiendes, necesito saber que el está bien, necesito saber si ya volvió a su casa.

— ¿Por qué te preocupas por el.? Nunca lo has tomado en cuenta. — A Yoselin le parece extraño.

— El es importante para mí.— Intenta levantarse pero su madre la detiene, ella se altera y empieza a gritar como loca, un doctor entrá y la dejan sedada.

Dos días después la dan de alta y su madre le lleva ropa, ella se cambia y toma un taxi a la casa de sus padres. Los padres de Gabriela. Tiene que familiarizarse con lo que ahora le tocará vivir.

Al llegar toca la puerta frenéticamente, su madre es quién abre.

— Hola ¿quién eres.? — Pregunta Estefanía.

— Soy Gabr... — Recuerda que no es ella así que.— Soy Edith, compañera de Arturito, ¿el está en casa.?

— Si, el está aquí pero no quiere ver a nadie. — Su madre tiene una expresión triste. Gabriela sabe el por qué así que prefiere no preguntar.

— Necesitó verlo, por favor.— Estefanía duda un poco pero al final acepta, Gabriela sube las escaleras y va directo a la habitación de su sobrino, toca la puerta.

— No quiero ver a nadie. — Responde Arturito sin cortesía.

— Abre por favor. — A el le parece raro escuchar la voz de Edith, quiere comprobar que si es ella así que abre la puerta casi de inmediato, Gabriela al verlo lo abraza, no aparecen recuerdos de Edith con el. Intuye que no son amigos.

— Me da gusto saber que estás bien, estaba muy preocupada por ti.

— ¿Tú estabas preocupada por mí.? — El luce sorprendido y emocionado, a él le gusta mucho Edith pero ella es como un imposible por qué está enamorada de Omar Montenegro, el chico más popular de la secundaria. Y hermano de Ulises.

— Estoy feliz de que estés a salvo. ¿Estás comiendo bien.?

Arturito la ve con ojos de, ¿a está que le pasa?

— Te vez más delgado que hace dos semanas.—Arturo no ha comido bien desde que lo secuestraron, es por eso que está más delgado.

— Vamos a comer, te invito una pizza.— Está a punto de sacar su celular para llamar a la pizzería pero recuerda que no tiene uno.

— Me olvidé el teléfono. ¿Tienes uno.?

— No te preocupes, yo invitó. — Saca su celular y llama a la pizzería, a la media hora llega un repartidor y los dos comen juntos en el comedor.

Arturito no puede creer que la niña que le gusta este en su casa, se siente como en un sueño, su madre y toda su familia están muy contentos con la vista de Edith pues el no ha querido salir de su habitación en mucho tiempo.

— No sé quién eres, pero gracias por venir y animar un poco a mi hijo.

— No te preocupes. — Le hablá de tu, sin recordar que ya no es la hermana menor, sino una extraña.

— Tal vez puedas convencerlo de que vuelva a la escuela.

— ¡Mamá.! — Grita Arturo un poco avergonzado.

— ¿Cómo es eso de que no quieres volver?, ¿acaso quieres ser un fracasado?, ¿no sabes que la educación es algo muy importante en la sociedad.? — Lo regaña como si ella fuera toda una adulta. Qué en realidad si es, pero está atrapada en el cuerpo de una niña.

— Está niña es muy madura. Deberías seguir su ejemplo. — Cometa Erika.

— Más te vale que esté mismo lunes vuelvas a la escuela o vendré y te llevaré arrastrando.— Su amenaza suena muy real.

— El lunes volveré.— Asegura su sobrino.

— Más te vale.— Termina de comer su pizza y se despide de ellos. — Te veo el lunes.

— Si adiós. — Se queda embobado en la puerta.

— ¿Es la niña que te gusta verdad.? — Pregunta su madre viéndolo con una tierna sonrisa. Su niño ya creció.

— ¡Mamá.! — Grita el muy avergonzado.

— Ella se preocupa por ti, tal vez también le gustes. — Le comenta con felicidad.

— No creo. Ella está muy enamorada del imbécil de Omar Montenegro.

— Qué mal, me gusta para nuera.

— Mamá. — Vuelve a decir el ahora un poco molestó.

— Está bien, ya no digo nada. Mi hijo es un aguafiestas.

— No me quiero ilusionar. Edith es un imposible. Y nunca me había notado. Ni siquiera entiendo por qué vino hoy.

— Las mujer somos buenas ocultando nuestros sentimientos.

— Ella nunca a ocultado su amor por Omar. Lo quiere tanto que toda la escuela lo sabe.

— No te sientas triste. El amor empieza por la amistad. Y seguro pronto serán amigos. Ella acaba de dar el primer paso.

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