Primer día de universidad.

Años atrás. Gabriela vivía con su mamá la señora Estefanía, su padre Arturo, sus hermanas Liliana, Erika y el hijo de la última, un niño de 8 años. Con el que Gaby se lleva muy bien. Pero con la que no se lleva bien es con Liliana, siempre tienen peleas que según su hermana, no tienen sentido.

— ¿DONDE ESTÁ MI BLUSA VERDE.? — Gritó Gabriela muy enojada, sospecha quién de sus hermanas fue la manos largas que la tomó.

— La tomé prestada. — Dice Liliana riéndose, sabe que a su hermana no le dió gracias pero que puede hacer. Siempre ha pensado que Gabriela es una amargada.

— Mamá dile algo. — Le pide Gabriela a Estefanía.

— Liliana, ¿cuántas veces te tengo que decir que no tomes las cosas de tu hermana.? — Le reprocha, pero lo hace sólo para tener contenta a Gabriela, no por qué realmente quiera hacerlo.

— Yo la necesitaba más que ella, Hugo regresó y me propuso matrimonio.

— ¿Enserio.? Qué emoción. — Dice su madre.

— Cómo si no hubieras visto suficientes fracasos en tus hijas. — Dice Gabriela irónicamente, arruinando el momento de alegría.

— Lo dices por qué nunca te vas a casar.

— ¿Por qué querría.? Ya tuve suficiente con las demás, y ahora veré cómo se arruina tu matrimonio.

— No seas envidiosa.

— ¿Qué puedo envidiar en mis hermanas.? ¿Qué son unas mantenidas.? Buenas para nada.

— Ya hija suficiente.

— Cómo sea. Mejor dime dónde está mi blusa. La necesitó.

— Está sucia. — Dice Liliana.

— Más te vale que la tengas lista en un minuto, la escuela no espera.

— Lo siento, no soy flash, si quieres puedes usar uno de mis vestidos.

— No gracias, no quiero parecer una ...

— ¡Hija!. — Estefanía la calla antes de que diga algo que no debe.

— Tendré que ir a la escuela con la azul, Gracias Liliana. — Sale furiosa.

...Gabriela....

¿Justo hoy Liliana?, te detesto, y para colmo de males no tengo mucha ropa decente para la universidad. No es odié ir de compras, al contrario, me gusta, pero no tengo mucho dinero ora hacerlo.

Tuve que trabajar durante dos años para poder pagarme dos años universitarios. Sigo trabajando, pero ahora de medio tiempo. No ganó mucho, pero si suficiente para poder con los gastos mensuales.

Tengo 20 años y hoy es mi primer día de universidad. Suena loco pero estoy muy emocionada, se que no seré la clásica niña rica que va a la escuela, pero no me importa, lo único que deseó es mantener un buen promedio y graduarme.

...Dos años después....

Mi vida universitaria a sido tranquila, tal cómo la imaginé. No tengo amigos, ni tiempo para fiesta o esas cosas, sólo me dedico a estudiar trabajar y ahorrar.

Mis padres rara vez me dan dinero, mejor dicho nunca, hace un año mi hermana Liliana descubrió que su marido estaba casado con otra mujer y lo dejo, no se cómo le hizo pero abrió un bar y ahora trabajó ahí, me paga bien aunque a veces se pasaba de mandona y lo hace solo para fastidiarme, le dije que iba a renunciar si me seguía tratando así, al día siguiente cambio su actitud. No le conviene que yo renuncié. Ella me necesitas más de lo que yo la necesito, el trabajo que desempeño no es solo de mesera.

Mi hermana, yo y Graciela (una mujer de la vida galante), nos ocupamos de engañar a los hombres.

Liliana investiga a la presa, tiene que ser un hombre muy rico, con familia y que le importe su reputación.

Yo la mesera le pongo algo en la bebida para que se prenda y por último Graciela le da una noche increíble, finge estar embarazada le hace todo un drama hasta que el infeliz le pide que aborte, ella se hace la ofendida pero después acepta y el hombre le da dinero, mucho dinero.

El cual se divide en tres partes, el 40% es para Graciela pues hace lo más desagradable, el 35% es para Liliana por ser la dueña del bar y la que consigue la droga.

El último 25% es para mí, la que solo lleva las bebidas. No me conviene mucho éste negocio, pero es un dinero extra no le cae mal a nadie.

Gracias a ese trabajo nunca he tenido inconveniente para pagarme la universidad y es que tengo media beca pero la colegiatura es cara así que aunque no me gusta lo que hago debo seguir en esto por lo menos otros dos años.

A veces me siento mal de engañar a los hombres pero al fin de cuentas ellos siempre nos engañan a nosotras, así que hay que devolverles el favor.

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