La persona correcta, el momento equivocado.

Seis años transcurrieron como agua entre los dedos, aquellos jóvenes adolescentes que iniciaron su vida universitaria ahora eran profesionales hechos y derechos, ansiosos por demostrar su valía.

Aron termino la carrera de medicina con honores y se mudó a Nueva York para especializarse como médico cirujano en traumatología, su tía Fenix estaba más que feliz de cobijarlo en la mansión, pero el medico decido abrir sus alas y luego de un tiempo se hizo de departamento y consiguió trabajo en una de las mejores clínicas de la ciudad.

La bella Lía, se abrió camino en Milán, al principio la sombra de su talentosa madre y la trayectoria Eduardo la impulsaron, pero a fuerza de trabajo y mucho talento se hizo reconocida en las altas esferas y es codiciada por las agencias de moda.

El gran empresario Valentín Lacrost antes de llegar a liderar la empresa de su padre, acepto la beca en Nueva Zelanda, necesitaba mantener su cabeza ocupada y el trabajo fue su escape.

Mila ingreso a la universidad como asistente en la catedra de Literatura inglesa, disfrutaba de la docencia y los libros pasión que compartía con su tía Alma.

Todo parecía volver a su cauce, cada cual por su lado dio lo mejor de si, pero esa espinita seguía molestando. Esas historias de amor sin concluir o en espera de un final alternativo.

Algunos dicen que si conoces a la persona correcta en el momento equivocado la vida los vuelve a juntar, y definitivamente la vida estaba empeñada en que estas personas, dieran la vuelta al mundo, para impactar con tal intensidad que, si no los destruía, los fusionaría.

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Aron circulaba por el pasillo de la clínica con su ambo verde, su rostro denotaba el cansancio, pero aún se veía hermoso.

Varias enfermeras peleaban por estar en los turnos en que ese adonis estaba, era una obra de arte para admirar, sus brazos se marcaban con cada movimiento y la amabilidad con la que trataba a sus pacientes, lo volvía más exquisito.

Nadie tenía duda, el médico cirujano, Aron Anderson era una deidad en el mundo de la medicina

El teléfono vibro en su pantalón y rápidamente lo tomo, pasaba de la media noche y su turno había acabado

📱📱-Hola

-¿Como esta mi media naranja?- la voz dulce de Lía atravesó la línea

-Naranjita, estoy bien- sonrió cansado, pero feliz

-Pues no te oyes bien, Aron debes dormir- exigió la fotógrafa

Aron observo el reloj y pasaba de la medianoche- ¿Qué haces despierta tan temprano?  –en Milán pasaba de las seis de la mañana,

-Tengo una sesión para Gucci, y ya sabes las modelos se alteran, no imagino como era mamá- carcajeo, Lía era muy feliz en su trabajo

-Mejor no le preguntemos- rio – ¿cómo esta Liam?

-Muy bien, no te preocupes, esperamos verte pronto hermanito

-Claro, cuídense ambos- hablo con añoranza

-Te extraño, media naranja – la emotividad se podía sentir a la distancia.

-y yo ti- la llamada termino.📱📱

Aron ingreso a su consultorio para tomar sus cosas y partir al departamento, solo deseaba una cama con urgencia

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Del otro lado del continente, en Milán una pareja ingresaba al set de fotografía para visitar, a una, de las modelos que allí estaba realizando una sesión de fotos par Gucci.

Valentín era arrastrado con gran esfuerzo por su novia, tenía dos años de relación, la joven niña rica, era hija de uno de los socios de la empresa.

El viaje era de negocios, el empresario debía abrir una sucursal en la ciudad, la empresa estaba pisando fuerte en el continente Europeo por lo que dos meses serian lo que visitaría el país.

Miranda se negó a espéralo y decidió acompañarlo en este viaje que llevaría mil y una reunión de cierre de contratos antes de volver a California.

-Amor mira eso, - señalo emocionada la pelirroja, Miranda era una bella mujer, pero un poco molestosa cuando se encaprichaba con algo o alguien.

Su insistencia termino derrotando al empresario, que acepto comenzar una relación que no lo molestaba, pero tampoco lo entusiasmaba

-¿Qué cosa?- dijo fastidiado, sin despegar sus ojos del celular, la extensión de su oficina estaba en ese aparato que se volvió su vida luego de recibirse

-Allí cariño, dicen que quien toma las fotos es una gran artista, es muy renombrada- Miranda movía sus pestañas postizas sobre sus ojitos marrones y mordió sus labios llena de ilusión

-Quizá consiga el Book- se dijo para sí.

Quería que aquella artista aceptara hacerle un book de fotos para regalarle a Valentín en su aniversario.

-Mmm- él no pretendía darle demasiada importancia, hasta que oyó aquella voz que le erizo la piel por completo

-Vamos Kira, necesito que ubiques tu mano en el hombro de Tobías- Sujetaba la cámara con una mano y con la otra guiaba a los modelos- Tobi tu pierna derecha adelántala solo un poco, ¡¡SII Genial!! Son hermosos- grito entusiasmada, mientras disparada una y otra vez

A pocos metros un par de manos sostenían el celular, con dificultad de tanto que temblar, el corazón galopaba como si quisiera salir del pecho.

Esa vocecita entusiasta, no podía ser, se negaba a elevar el rostro cuando un nudo se instaló en el estómago.

-Dios, por favor que sea ella- rogo cerrando sus ojos

No podía creer que ese tonto deseo cuando bajo del avión, estaba punto de cumplirse.

Quería verla, al menos una vez, quería saber si ella logro ser feliz plenamente, Porque él aun no podía llenar ese vacío en el fondo de su ser.

-Perfecto chicos con esto terminamos, son estupendos, gracias- Lía abrazo a los modelos que se acercaron a ver las fotos ignorando que a unos pasos alguien estaba a punto de colapsar.

- Amor terminaron\, vamos\, deja eso- Miranda arranco la única excusa de Valentín para no elevar el rostro\, tenía terror de pensar que solo era una alucinación auditiva.

Luego de respirar hondo, sus ojos color miel se fijaron en aquella figura conocida

Todo parecía en cámara lenta, Lía se veía angelical, mostrando su perfecta sonrisa, el cabello renegrido caía descuidado al costado en una coleta alta, un pantalón ancho llegaba a su pequeña cintura y la camisa a cuadro de colores se elevaba, dejando ver su delicada piel blanca, cuando abrazaba a uno de los chicos del staff.

Ya no era la niña de dieciocho años, ahora se veía madura aún más bella, más entera y llena de luz

-Val, puedes apurarte- Miranda ajena al cercano ataque al corazón de su novio lo jalo

-Kira corazón estas hermosa- chillo exagerada la pelirroja, pero Valentín estaba ocupado viendo más lejos a quien daba órdenes para juntar todo

La africana de casi un metro noventa, camino hasta Miranda relajada – ¿cómo estas amiga? Creí que no llegarías- la saludo con un fuerte abrazo

-Claro, te lo prometí, te presento a mi novio, Valentín Lacrost- para ella, él era un trofeo que gano a fuerza de sudor y amaba mostrarlo- noto lo ido que estaba y lo jalo queriendo llamar su atención, pero este seguía congelado.

-Val, cariño- sonrió nerviosa sacudiéndolo

-Eh, que- balbuceo volviendo en sí y se encontró con los ojos furiosos de su novia

-Te presento a Kira, una amiga- señalo a la morena que lo veía divertida

-Hola, es un gusto. - Extendió su mano amablemente y la mujer devolvió el saludo.

Miranda ya no aguantaba, su energía era avasalladora, ni hablar cuando algo se le metía entre ceja y ceja

-Por favor Kira, puedes llamarla- la pelirroja señalo con el mentón en dirección de Lía y su amiga asintió

-Li, puedes venir- la llamo cariñosamente, haciendo que esta asintiera sin verla

-Ahí voy, un segundo- grito

Valentín por poco se ahoga en ese preciso momento

Lía camino en dirección a la modelo, pero seguía dando órdenes sin voltear

-Sí, que sucede Kir… las palabras se atoraron en la garganta al momento de encontrarse con esos ojos que por más de seis años anhelo en sus sueños, pero rápidamente se compuso- ¿Qué sucede cariño? – hablo con dulzura y sus labios se curvaron.

-Quiero presentarte a mi amiga Miranda y él es su novio – la modelo señalo a la pareja frente a ella

Lía paso saliva y monto su mejor sonrisa- Hola es un placer conocerte, saludo a Miranda y está ni lerda ni perezosa se lanzó para abrázala

-El gusto es mío, me han hablado tanto de ti- hablo entusiasmada, tan llena de ella, solo quería caerle bien para lograr su cometido.

Miranda no dejaba de hablar, Lía solo veía su boca moverse, pero la incomodidad de aquella mirada recorriéndola sin vergüenza alguna, le puso la piel de gallina.

-Mmm- fue lo único que salió de sus labios, que podía responder, si no escucho nada.

-Lía es bueno volver a verte- Valentín dejo salir aquella voz aterciopelada y seductora.

Sus ojos destellaban mil emociones, su cuerpo quería correr abrazarla y pero se contuvo

-Valentín, tanto tiempo- la voz salió calmada

Porque sigue viéndose tan bien, te odio- pensó mientras que controlaba su respiración

-Oh por dios ‘¿se conocen? - chillos Miranda arrebatada sería más fácil conseguir su cometido.

-Sí, de pequeños – agrego Lía- Fue hace mucho- como restándole importancia, cuando por dentro era un huracán removiendo todo.

-No tanto- corrigió el empresario sin poder apartar sus ojos de esos labios húmedos por el gloss

*-Esta preciosa***-** pensó

-Debería ir cambiarme- interrumpió la modelo y se despido para dejar el ambiente aún más incómodo.

-Amorcito, eres malo, como no me dijiste que conocías a alguien tan talentosa- Miranda armo puchero y acarició la mejilla de Valentín poniéndolo incómodo, no quería que nadie interrumpirá ese momento.

Había imaginado mil escenarios con Lía, pero jamás este, y menos con su pareja a lado

La única ajena a todo era la pelirroja que no perdió oportunidad-  Imagino que debes estar muy ocupada, se de tus trabajos y los premios que has recibido en tan poco tiempo, pero quería consultarte si podías hacer un trabajito para mí- señalo con sus dedos una corta distancia- considerando el tiempo que conoces a mi bebé-sonrió, estaba segura de conseguir que esa mujer aceptara

-¿Qué tipo de trabajo? - pregunto Lía sin dejar de ver a Valentín, eso se había vuelto un reto de miradas y ninguno quería perder

-Bueno un book para…

-¡¡ Dolcezza!!(dulzura)- la voz masculina desde la puerta llamo la atención de los tres

Lía sintió que cielo le envió un regalo, al ver a su hermoso italiano con un gran ramo de flores, ingresando al set.

- Amoruccio (amorcito) - susurró haciendo que Valentín vea como su rostro cambiaba a uno más cálido y eso le dolió por demás

El italiano entro con su porte elegante en un traje de diseñador y abrió sus brazos

Lía mordió sus labios y antes de arremeter contra ese adonis volteo a ver a Miranda que no entendía nada

-Lo siento, no hago esos trabajitos, mi tiempo es valioso, si me disculpan, me esperan- sin más corrió como una adolescente.

Valentín quería contenerla, incluso dio un paso al frente involuntario, pero sus ojos se abrieron al ver como ella brincaba y enredaba sus piernas en la fuerte cintura del castaño que no espero un minuto para devorar esos labios.

-Wow, sí que es arrogante tu amiguita- resopló Miranda más que molesta por el rechazo- y además desvergonzada, mírala.

Valentín no hablo solo sintió eso que había dormido en su interior por años, unos enormes, celos enfermos.

💕💕💕💕

Lo prometido.

A  quienes me piden maratón, quería recordarles que sera el fin de semana, me es imposible entre semana

Gracias por los mimos a esta historia son geniales

Abrazos

Gaby

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