Brujita

La noche llego plagada de estrellas, que brillaban dando su mejor espectáculo.

Lía camino por el cuarto y dio un trago hasta el fondo, la margarita recorrió su garganta dejando el sabor dulzón. Tim era excelente preparando tragos y esa bebida se volvió de las preferidas, cuando robo un sorbo de la copa de su madre, en su cumpleaños.

Se paró frente al espejo y una sonrisa amplia apareció en su rostro

-Me veo sexi - susurró mordiendo los labios rojo ardiente, observo su rostro, el maquillaje la deslumbro, aquel delineado marcado con sombras negras y destellos, daban un toque de brillo.

Sus manos recorrieron la tela que cubría su cuerpo y el firme corset apretado en la parte superior.

Era un sensual vestido negro sin tiras, apretado en la parte superior, bien armado, levantaba sus senos. De la cintura para abajo suelto, llegando hasta la mitad de sus muslos y botas largas del mismo color completaban tan irresistible look.

Volteo, busco el gran sombrero que descansaba en la cama y se lo puso, acomodo los guantes que llegaban a sus codos y una risilla coqueta escapo de sus labios.

Estaba a gusto con su imagen, era ella, jugando a ser sexi, y como le gustaba. Se sentía mujer, por primera vez en mucho tiempo, estaba segura de su belleza y no necesito la aprobación de nadie, solo la de ella.

-Te ves hermosa- grito Tim enloquecido-

-Gracias – suspiró y volteo entusiasmada- ¿pero que eres? - cubrió sus labios reteniendo la risa-

-No es obvio- Tim modelo y elevo sus manos.

-Mmm, ¿una zanahoria asesina? - pregunto sin retener la carcajada

-No tarada- arrojo un cojín en dirección a la brujita- soy un icono de las películas de Johnny Depp, el chico manos de tijera. Una tijera en cada mano se abrió y cerro, como un broche de oro

-Pero de bajo presupuesto- carcajeo Lía- ¿y porque le mameluco naranja?-Dios Tim con el cabello verde, te ves como una zanahoria- repitió acercándose, y este que la veía con cara de pocos amigos

-Mira brujita molesta- dijo entrecerrando sus ojitos grises- no tuve tiempo de armar le disfraz, la facultad me consumió estos días y solo conseguí el mameluco naranja que usa mi hermano en el taller, me alcanzo para dos tijeras, mamá me corrió por la casa cuando se las robe y no tengo la culpa que esta semana me toque el verde, tu sabes que respeto los colores en mi radiante cabello y cuando toca, toca- hablo seguro, pero no pudo aguantar las risa- es cierto, parezco una imitación defectuosa -

Ambos se envolvieron en esa atmosfera llena de alegría, y Lía agradeció por ese flaquito loco, que la acompañaba en cada locura.

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Un par de horas después, llegaron a la fiesta con ganas de divertirse

-Aquí sí que se esmeraron- Agrego Tim cuando bajaron del taxi, ninguno se sacrificaría la noche sin beber, por lo que el auto rosa no fue una opción. La casa frente a ellos estaba repleta de personas y la música retumbaba haciendo vibrar los cristales

-Dicen que es una fiesta anual, la organizan los del último año, la verdad no se- extendió su mano en dirección de Tim- vamos zanahoria es hora de divertirse

-No abuses, estoy armando y no dudare en usarlas- mostro las tijeras, entrecerrando sus ojitos-

-Ya vamos, Johnny- carcajeo y su amigo la siguió

Se adentraron a la casa, la decoración era única, luces incandescentes, calaveras por doquier, la neblina espesa, generada por las maquinas de humo y los universitarios adictos al tabaco, todo era risa y alcohol.

A medida que caminaban se oían quejas, chicos dando saltitos y mirando desconcertados a su alrededor

-Tim por favor controla tus tijeras- susurro en el odio de su amigo

-No me culpes, tienen traseros bonitos, es una tentación, pero las guardare, no te preocupes... por ahora- guiño un ojo y la arrastró la pista improvisada en el patio.

Bailaron y bebieron sin control, a su dúo se sumó Jazz disfrazada de abejita, era toda una dupla con Tim picoteando a cuanto chico sexi pasaba a su lado

Estaban tan ensimismados, que no tomaron en cuenta la mirada penetrante de uno de los tantos Batman de la fiesta.

Valentín no podía apartar su vista de aquellas piernas largas y esa carita preciosa llena de felicidad.

-Si la sigues viendo así la consumirás- susurro Jonás, sentado a lado con su preciosa novia sobre las piernas.

-Esta hermosa- suspiro y volteo a ver su amigo que comía los labios de su chica sin vergüenza, Valentín le dio una mirada cansada y volvió su vista a esa brujita que lo hipnotizaba

La noche trascurrió sin grandes sobresaltos, hasta que Valentín siguió un vaso rojo, que reconoció a la perfección, ese que en su primer año le ofrecieron, y su preocupación fue mayor cuando llego a manos de su brujita que sin pena lo acerco a sus labios rojos.

-No lo bebas- Tim intervino un tanto borrachín, pero con cierta lucidez aún.

-No lo tome solo lo sentí el olor, era raro, tranquiló- Tantos años escuchando a Cameron y a su hermano, sobre los cuidados que debía, tener dieron sus frutos. No podía a negar que estaba un poco mareada, pero quien no después de un par de margaritas en la casa y cerveza helada en la fiesta.

Se alejó de sus amigos cuando estos encontraron con quien coquetear y camino al baño, pero un enorme ropero verde, se cruzó en su camino

-Hola brujita, ¿quieres jugar? - el mano fuerte sujeto el delgado brazo y Lía frunció el ceño por el agarre casi doloroso

-No estoy interesada, gracias- trato de sacarse, pero el increíble hulk se negaba a soltarla

-Está conmigo- la voz carrasposa de quien tomo su cintura no era conocida, pero si ese aroma.

Lía volteo a verlo, ignorando el empujón del grandote que de mala gana la dejo ir.

Cuando quedaron solos y reconoció esos ojos color miel

-Porque ahora, porque cuando te estoy sacando de mi sistema-  se dijo para así con anhelo.

-¿Estás bien?- susurró cerca el odio con intención de no ser reconocido, aprovecharía la máscara para tenerla uno minutos a su lado

-Quiero ir al baño- observo esos labios apetitosos debajo de la máscara e instintivamente relamió los suyos

Valentín trago duro con aquella acción y reunió toda su fuerza de voluntad para contenerse- Ven te acompaño, es peligroso que estés sola-  la abrazo y disfruto del contacto, hasta llegar a uno de los cuartos de la planta superior.

Lía ingreso a la habitación, camino al cuarto de bañó y  luego de unos minutos salió.

El lugar estaba iluminado por las luces que atravesaban la ventana que daba al patio, donde la fiesta trascurría.

El súper héroe estaba de pie, contra la puerta sin gesticular palabras

-¿Te sientes mejor?- interrumpió el silencio incomodó, cuando delineó la hermosa figura de Lía viendo a través del ventanal

Ella volteo para verlo, inclino la cabeza y sonrió- si has hecho tu buena acción del día

Valentín asintió y fue inevitable no darle una sonrisa, pero su cuerpo necesitado le recordó que tenía que salir de allí, antes de cometer alguna tontería

-Deberíamos volver- giro para abrir la puerta, su mano se poso en el picaporte, pero algo lo detenía

Ella lo vio por unos segundos, esa gran espalda, que admiraba cada que corría en el campo se futbol y aunque era cociente que lo que haría era una locura, lo necesitaba.

No quería quedarse con ese tal vez, no quería más dudas en torno a él, tenía que despedirse y lo haría a su manera o al menos lo intentaría. Se marcharía digna, pero no para los demás, sino para ella, respetando sus sentimientos.

Esa era Lía Anderson alguien que no duda de expresar lo que siente y lo que quiere.

Si esa era su única oportunidad, la tomaría a pesar de las opiniones contrarias que se arremolinaban en su cabeza

-Dime Valentín- su voz calmada atravesó la distancia

Él se tensó al oír su nombre y poco a poco giro sobre sus pies

Me tienes miedo, por eso te ocultas detrás de una máscara- lo vio con sus ojos negros deseosos de amor

-Lía no fue mi intención, yo…

-Shhh, - su dedo índice fue a los labios rojos y una sonrisa ladeada se dibujó, no sabía si fue el disfraz, las margaritas o el coraje de años esperando sin resultados- esta noche caerás bajo mi hechizo y juro que no podrás sacarme de tu cabecita- sentencio segura de sus palabras y sus manos fueron al cierre del vestido

Valentín jadeo instintivamente cuando frente a él, había una perfecta escultura.

Sus ojos la recorrieron por completo, esas botas hasta los muslos que por poco lo ahogan de deseo, la piel blanca, el vientre plano, la braga negra de encaje, y ni hablar de aquel lunarcito en el valle de los senos firmes, todo era surrealista.

-¿Que vas hacer Lacrost?- camino hasta él, con el terror de ser rechazada, pero con la seguridad plena de que eso era lo que quería para cerrar de una vez esa historia.

-Eres hermosa- susurro con la voz entrecortada y los labios suaves lo dejaron sin palabras-

💕💕💕💕

Hola Corazones, espero tengan un buen inicio de semana

Que descansen

Abrazos

Gaby

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