Cuida sus alas

Cameron iba unos pasos delante, arrastrando las valijas, Lizet abrazaba a Lía y Aron los seguía detrás, ultimando detalles con un compañero de facultad a través del celular.

El ruido de la gente caminado, los flashes de alguna que otra cámara retratando la ultima imagen antes de partir, los besos, los abrazos, todo era parte de la vida de aquel inmenso lugar conocido como aeropuerto.

-Avisa cuando llegues, ok, el tío Edu te esperara- Lulú no había parado de dar recomendaciones, desde que en aquella charla decidieron apoyar a su princesa.

-Sí, mama- suspiro Lía asintiendo y cerrando sus ojitos cansados

-¡¡Vamos amor apresúrate, aquí están!!- el grito de Lion, hizo que Cameron riera al verlo correr como un loco.

-Siempre tan exagerado acosador- carcajeo y atrajo a Lizet a sus brazos

-Te callas, asalta cunas, vengo a despedir a mi princesa- Lion se aferró al delgado cuerpo de su sobrina y a la apretujo tanto que parecía romperla

-Amor, déjala, también quiero despedirme - Alma tomo el rostro suavecito y la lleno de besos- cuídate cariño, vamos a extrañarte muchísimo. La mirada calma de su tía siempre la llenaba de luz, por lo que solo pudo devolver tanto cariño con un abrazo

-Voy a extrañarlos, por favor despídeme de Daira y Aramis.

Alma solo asintió ese par le estaba dando dolor de cabeza.

- Iré a visitarte\, dicen que las fiestas allí son geniales- la voz de Dalton hizo que diera brinquitos de felicidad\, adoraba mucho a ese primo travieso a quien por meses no pudo ver.

-¡¡Viniste!!- abrió sus delgados brazos, lo llamo agitando sus manos pidiendo un abrazo.

-Claro, no iba a dejar que mi primita adorada se vaya sin ver mi bello rostro- Lía rodo los ojos y sonrió-, pórtate bien, recuerda pronto, iré y haremos desastre- susurro juguetón.

Lía dejo un golpecito en el brazo de quien se estaba comportando cada vez más desvergonzado.

-Me toca-  Aron la apretujo entre sus fuertes brazos- voy a extrañarte naranjita, cuídate, en unos meses iré, todo saldrá bien. Los ojos verdes se aguaron al encontrarse con los de su hermanita

-Tranquilo no estoy sola, mamá cuando fue allí no tenía a nadie y mírala ahora-  hablo segura de la decisión que había tomado

El llamado informado el abordo fue difícil, Lizet la abrazo con fuerza y Cameron se mantuvo al margen desviando la mirada y tragando duro

-papi- susurro acerándose a ese cuerpo poderoso, que le daba seguridad. Cameron para Lía siempre fue un súper héroe, grande, cariñoso y sobreprotector.

Él volteo para encontrarse con su pollito mojado y no dudo en cubrirla en un abrazo potente, lleno de miedos, angustia, pero sobre todo puro amor.

-Te amo, amor, y estoy orgulloso de la hija preciosa que tengo, ve y demuéstrale a todos lo talentosa que eres, pronto iremos tras de ti, no creas que te vas a salvar de este papá celoso- fingió una sonrisa, transmitiéndole seguridad, cuando lo único que sentía en ese momento era miedo, tanto, que dolía respirar.

Su pequeña se iba lejos, aunque la esperaban personas en quien confiaba, no era lo mismo, él no estaría allí para protegerla como había hecho durante dieciocho años.

-Lamento esto- sorbió la naricita roja, mientras con el dorso de su pequeña mano, limpiaba las mejillas de aquellas lagrimas que amenazaban correr el rímel.

-Ey, no, esto es lo que quieres, y siempre te apoyaremos al igual que a Aron, ustedes son el reflejo perfecto del amor que tengo por su madre, no importa que elijas ser Lía, lo importante es que seas feliz en el proceso. – Tomo con sus grandes manos la carita de su hija y apoyo su frente para que sus ojos se encontrarán. - Te admiro cariño- un beso en la frente fue el último sello  aquella hermosa despedida.

La familia vio partir el avión y Cameron suspiro cubriendo en un abrazo a Lizet, que vio la tristeza en su gran amor

-No estés triste bebé, ella es fuerte- Lulú acarició la mejilla y se acercó dejando un casto beso en los labios

-Lo sé, cariño, siempre has dicho que nosotros cuidamos sus alas, hasta que ellos decidan volar, solo que no pensé que sería tan pronto- curvo sus labios con tristeza.

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Aron detuvo la motocicleta en el complejo de departamentos y camino en dirección al edificio donde vivía hace más de seis meses. Su semblante oscuro denotaba la tristeza de despedir a su otra mitad.

Lia y él eran muy diferentes, pero se complementaban a la perfección, extrañaría sin dudas a esa brujita que reía alegremente por la casa, a esa romántica incurable; la entrañaría con todo su ser. Esa naranjita era la única persona que lo entendía con solo una mirada. Esta vez un océano los separaba, no sería fácil verse. pero Aron tenía la certeza, de aquel lazo que generaron desde el vientre, él siempre estaría para su pequeña hermana y ella para él sin importar que.

Ingreso al edificio y busco las llaves en sus bolsillos, mientras caminaba al ascensor.

-Aron has vuelto, en el departamento quedo una morenaza de muerte, que dice conocerte - su compañero sonrió coqueto

Al mellizo no le pareció mala idea compartir su departamento con uno de sus compañeros de medicina, este era agradable y sobre todo tenia las cualidades que a él faltaban y que consideraba esenciales, para vivir, Marcos Peterson sabia cocinar.

Aron frunció el ceño sin comprender quien podría ser, no esperaba a nadie

-Muy cuidadoso de tu parte, dejas a cualquiera en el departamento, ¿y si es una asesina serial?- pregunto divertido

-Pues si con ese cuerpazo que me asesine- carcajeo el moreno

Aron negó sonriendo--¿Vas a clases de bacteriología?- pregunto tocando el botón para  llamar el ascensor

-Sí, te deje en la heladera una vianda, no quiero que mueras de hambre -el moreno saludo juguetón y salió del edificio.

Aron abrió la puerta del departamento ansioso por confirmar su sospecha, sus pasos resonaron por el pasillo que da a la sala, pero sus pies se detuvieron al igual que su corazón, no pensó que estaría en lo cierto

-Maldición esta hermosa- se dijo mentalmente

-Mila- su semblante se volvió oscuro al verla allí- ¿Qué haces aquí? - dejo sus cosas como si no le importara la morena, aunque el sudor comenzó a humedecer la espalda.

-Necesitamos hablar Aron, tu eres importante para mi, no podemos mantener esta distancia- Mila trato de ser lo más clara posibles.

-Ah- bostezo como si estuviera aburrido, ese gesto le dolió mas a él que a ella.

-Espera que caiga con esos ojitos hermosos- pensó para así confundido\, era posible sentir enojo y deseo al mismo tiempo

-Vamos Aron, ¿Por qué sigues sin atender mis llamadas? - pregunto abrumada, con tan rico espécimen sacando la remera, para arrojarla al sillón y caminar a la cocina por agua.

Mila no dudo en seguirlo y disfrutar de esa espalda ancha, una hermosa V que terminaba dando inicio a la curvatura de un trasero pecaminoso.

-¿De que tendríamos que hablar tu y yo?- volteo y apoyo la espalda en el refri viéndola  arrogante, con una sonrisa de lado.

-Soy una idiota, no debí venir- la voz se entrecorto, estaba decidida a intentarlo, pero al parecer llego tarde

-Si tú lo dices, allí está la puerta- señalo con la botella helada, guiño un ojo y paso junto a Mila para adentrarse a su cuarto.

Cerro la puerta, y espero con el corazón a mil, varios minutos pasaron cuando sintió el azote en la puerta principal.

-Mierda- protesto y se arrojó a la cama evitando pensar, no volvería a caer, no se humillaría por nadie. –Ella se lo perdió.

Es lo que se repitió por más de dos horas en ese cuarto, pero recordar la piel de Mila, su perfume y el hecho que fue a buscarlo, fue más fuerte. Como un rayo se bañó y busco verse lo mejor posible, para ir por ella, hablaría, la tomaría y no la soltaría, tan seguro como se llamaba Aron Anderson.

Pasaba de las ocho de la noche, dejo la moto y camino hasta los cuartos universitarios. Acomodo la chaqueta, y arreglo su cabello con los dedos, pero un segundo basto para que se sintiera el mas grande idiota del planeta

Mila estaba recibiendo un hermoso ramo de flores de aquel chico con quien se encontraron la última vez-

Aron observo la escena desconcertado y espero que esta lo rechazara de alguna manera, pero lo que termino por derrotar su confianza fue ver como lo tomaba del brazo y entraban al cuarto

Apretó los dientes y sus puños se cerraron blanqueando sus nudillos- -Ella se lo pierde- mascullo embravecido y volvió sobre sus pies.

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Varias semanas trascurrieron, Valentín pensó que el espacio entre ambos era necesario. La última vez su boca actuó antes que su cerebro y esta vez sería más cuidadoso, espero paciente que terminara la clase de contabilidad. para hablar con Lía.

Sus ojos se fijaron en los estudiantes que salían charlando de la clase, pero no lograba verla, hasta que reconoció a la morena con quien ella se juntaba y decidió abordarla

-Hola- saludo un poco cohibido

-Hola- Jazz mostro su sonrisa amigable y espero

-Lía vino? Preguntó entusiasmado, quería verla

-Lía  hace un  par de semanas dejo la universidad, ¿no sabías?- Jazz lo vio expectante

-¿Que,  donde, porqué?- pregunto alterado,

-La verdad no se mucho, pero decido abandonar la carrera, por fotografía, si me disculpas llego tarde a otra clase- Jazz se retiro y Valentín no procesaba aun la información

Por lo que decidió llamar a la única persona que le diría donde está.

📱📱-Hola cariño

-Hola mama

-¿cómo estas, has comido bien, que tal los exámenes. Lorna no paraba de preguntar, cada que Valentín llamada ella se desesperaba por hablar

-Todo bien, mama, pero necesito que me respondas algo- necesitaba respuestas urgentes

-Dime corazón- la voz dulce paso la línea

-Sabes algo de Lía- su tono era nervioso y sus manos rastrillaban su cabello hacia atrás.

-Valentín, ya no la molestes- renegó Lorna, ya no quería que su dulce princesita saliera lastimada mucho menos por su hijo

-Por favor, mamá, porfa- rogo sabiendo como convencer a Lorna

-Cariño Lía se fue a Milán- Lorna espero del otro lado, estaba segura que ese hijo suyo se arrepentiría

Suspiro aliviado, Lía solía viajar a visitar a sus tíos- ¿Cuándo vuelve?

-Ella no va a volver Valentín, se fue, cariño.

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Hola corazones hoy cap, doble se los debo

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