Así debía ser

-Realmente lo siento, como iba a saber que eras alérgico a las almendras- Jonás trato de ser serio frente a la lamentable situación de su mejor amigo, pero la risa puedo mas y una fuerte carcajada abandono su garganta

-Zhhh, zierra la boca- un golpe impacto en la nuca de Jonás que asintió cubriendo sus labios, aun con gotitas de agua en las esquinas de sus ojos- no ze que te pareze tan gaziozos- seseo producto de la lengua hinchada.

-Val, - aclaro la garganta y estiro el cuello de la camisa blanca buscando mantener la seriedad- es que hermano, tenías que ver como tus labios se hincharon, parecías Kim Kardashian.- ahogo una carcajada inminente.

Si las miradas mataran, el rubio estaría a diez metros bajo tierra

-Ya, no te enojes ¿te sientes mejor? - rodeo con su brazo los hombros del enfermo

Esa mañana Jonás compro unas dulces galletitas de chocolate y almendras, para mantenerse despierto en las clases de matemática financiera, y un buen bocadillo ayudaba a transitarla.

Jamás imagino, que su compañero de banco era alérgico e insistió que se comiera al menos una. El resultado, un ojo hinchado, labios en la misma condición y el riesgo inminente a que la garganta se cerrara.  Valentín mantuvo la calma a pesar de lo grave de la situación, pero aguantar al molesto de Jonás era otra cosa, sumado a al pinchazo doloroso, no lo hacían sentir mejor.

-Mejor- fue lo único que salió de sus labios, cualquier otra respuesta solo detonarían las risas de su acompañante.

Ey- el palmoteo en el hombro, hizo que Valentín elevara la vista de la receta medica

-¿Qué?- indago con fastidio

-¿Aquella no es Lía?- señalo con el mentón

Los ojos color miel destellaron un brillo diferente, dos meses habían pasado de aquel encuentro, no insistió en buscarla, tenía la tonta seguridad, que en algún momento su cachorrita sentiría su ausencia y volvería, pero a medida que pasaron los días su esperanza decayó, sumado aquel ego herido, los exámenes no lo dejaron respirar, por lo que decidió esperar y acercarse cuando ella este lo suficientemente dócil para dejarse mimar.

Zi, ez ella- cerro los ojos por un segundo cuando oyó como salieron las palabras de su boca y rápidamente volteo a ver a Jonás que apretó los labios y negó, como si fuera imposible burlarse de ese pequeño y gracioso desliz.

-Parece que su amiga está en problemas- Jonás estiraba el cuello como vieja chismosa cuando seguían de lejos a las chicas

-¿Por qué?- pregunto curioso sin dejar de ver  a Lía, que abrazaba a su amiga y sonría

-Se ve preciosa – dijo para sí, pero la afirmación de su amigo lo trajo a la realidad

-Es claro, salieron del área de ginecología y la morena está llorando, simple, dos más dos es iguale a uno, bebé- carcajeo

-Idiota, no zerá uno máz uno, igual a 1- blanqueo los ojos, ese día la cuota de paciencia termino.

-Uno más uno es 2, Valentín, me preocupas, estudias finanzas- lo vio juguetón, era entretenido molestarlo.

-Vamos a saludar- dijo entusiasmado Jonás, jalándolo

No- clavo sus pies y señaló su rostro aun con rastros de hinchazón-

-Oh, preocupado porque la cachorrita ya no te mire- armo puchero y recibió de premio un golpe en el brazo- Autch, eso dolió imbécil- restregó el lugar aun sonriendo

-Vamos - Valentín tiro de él, en dirección contraria

Luego de unos minutos Jonás rompió silencio, acercándose al coche- pobre chica

-¿De que hablas?- presionó la alarma del auto para abrirlo

-Bueno te imaginas si está embarazada, Dios puedo morir si me entero que Lucy me hará papá- carcajeó y ingresó al vehículo.

El corazón del ex capitán de equipo palpito como si se fuera a escapar de su pecho, esa noche no había tomado las precauciones y se arrepintió de no cuidar a Lía.

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Un par de horas pasaron, Valentín se arregló como nunca antes, quería verse bien y sintió nerviosos como si jamás hubiera salido con una chica. La realidad era que Lía cumplió con su palabra y durante esos sesenta días se había colado en sus sueños y pensamientos.

Llego hasta el complejo de departamentos de lujo y espero toda la tarde hasta que por fin la vio salir, con un hermoso vestido azul y unas sandalias bajitas, el cabello negro caía en cascada y unos antejos de sol cubrían esos brillantes ojos negros

Lía llego a su tan llamativo auto rosa y antes de poder abrirlo, unas manos la sujetaron por sorpresa.

-Carajos Valentín- protesto llevando sus manos al pecho, el corazoncito casi escapa por la boca del susto.

-Lo lamento, no quise asustarte- y de pronto las palabras lo abandonaron cuando se encontró con esa belleza natural- La brisa de la tarde elevo algunos mechones de esa renegrida cabellera, la piel blanca resplandecía con la luz de sol y esos labios voluminosos y tentadores brillaban por el gloss.

¿Por qué no lo vi antes? - se reprochó mentalmente

-Hola- sacudió su mano frente al rostro inexpresivo de quien parecía congelado viéndola

Sin filtro alguno la voz salió apresurada -¿Porque visitaste la clínica?-

Lía se congelo por un instante, la pregunta fue invasiva- es personal Valentín- hablo incomoda

-No, no lo es, tu y yo- inocentemente sus ojos fueron al vientre de Lía y volvieron al rostro estoico.

- ¿Qué te preocupa?-  cruzo sus brazos\, elevo  los lentes sobre la cabeza y espero para ver hasta dónde podría llegar

-Bueno, no es obvio estabas en… balbuceo nervioso- tu amiga, bueno solo dilo- sacudió los brazos alterados, nada estaba saliendo como lo imagino, era como si su cerebro quisiera algo, pero su boca hiciera lo contrario.

-Primero no es de tu incumbencia lo que hago o dejo de hacer, pero si tu preocupación es saber si estoy embarazada

Valentín se acercó con los ojos llenos de ansiedad y Lía leyó cada uno de sus gestos

-No, no lo estoy, bueno es…

-¡¡Gracias a Dios!!- celebro cerrando los puños en el aire- es genial- suspiro sujetando su pecho

Lía inclino la cabeza, curvo sus labios y negó

-Este es Valentín en plenitud- se dijo internamente.

El reconoció su estúpida reacción y rápidamente se compuso –No, no, me malinterpretes, pero te imaginas tu y yo- los señalo a ambos y una risilla nerviosa se escapo de sus labios.

Deje de imaginarlo hace mucho- pensó con dolor-

-No me lo imagino, tranquilo –  tomo los lentes y los acomodo cubriendo la inminente necesidad de llorar

-Ey no,- mordió la mejilla interna pensando en que decir- solo que no estoy listo y esa noche nosotros… bueno yo no…- tropezó con las palabras, al verla sin ninguna reacción, como si nada le afectara o peor como si todo le afectara y no hiciera nada.

-No te preocupes, tome las precauciones del caso, y para tu tranquilidad las mujeres vamos al médico por control, pero claro eso no te interesa- giro sobre sus pies para abrir el auto-

Idiota- se reprendió mentalmente apretando los puños

-¿Estás bien? preguntó  después de darse cuenta de lo imbécil que sonó

Lía dejo escapar una risita irónica- si, guaf, guaf- ladro graciosa- hasta muevo la cola, no ves. - Te lo dije una vez, no lo fuerces, no necesito de tu preocupación- abrió el coche y subió

-Ey -golpeo el golpeo el cristal -¿Estamos bien?- pregunto resignado, trataría de acercarse lentamente, eso era el resultado de años de ignorar por completo sus sentimientos, y se merecía cada desplante

-Claro- respiro profundo y acomodó las gafas para escapar de allí.

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Por días, una idea daba vuelta en la cabeza de Lía, pero las dudas seguían poniéndola insegura, varios kilómetros y aquella conversación con Valentín fueron suficiente para ingresar a la casa segura de su decisión

-Amor llegaste- Lizet la espero con un abrazo cargado de amor y anhelo, era difícil no tener a ese par revoltoso correteando por la casa.

-Hola Ma, ¿esta, papá? - pregunto una vez que se alejo

-Si te ha esperado, vamos- Lizet la llevó de la mano al despacho y como toda una nena mimosa corrió a los brazos de Cameron que la recibió con ternura.

Loa tres se acomodaron en el sillón de tres cuerpos y una vez cómodos se dispusieron a hablar

-Dinos princesa, ¿de que querías hablar? - pregunto Cameron acariciando la suave cabellera

-Solo escuchen- las manos de Lía tomaron las de sus padres que la veían expectantes

Ambos asistieron y esperaron pacientes.

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Abrazos

Gaby

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