Sus cejas se fruncen. Confundida ¿Quizás? Nadie explica cómo es que tan rápido recuperé los recuerdos. Ver como su boca se entreabre cuando acerco la mia, me pone mucho
Cambio de posición pegando ahora su cuerpo a la pared y separo sus piernas dando acceso a la mia, sin apartar mis ojos de su rostro atenta a sus reacciones. Enarco una ceja al ver que no se resiste.
¿Está pérdida o que? Fui yo quien recordó algo extraño, y es como si la afectara todos mis recuerdos. De pensarlo de nuevo sigue siendolo.
Lamo su boca, levanto su camisa con uno de mis dedos y recorro su vientre llegando a sus pechos que se ocultan debajo esa molesta tela. Aprieto fuerte haciendola gemir, abre su boca y la beso sin que ella se quede atrás, mueve sus manos a mi cuello apegandome más a ella.
Muestro una sonrisa ladeada, levantando una ceja.
— ¿Dónde te encuentras específicamente, Annie?— bajo a su cuello oliendo su aroma que me agrada.
— En otro lugar, ama— dice con su vos entrecortada— Necesito irme...
Frunzo el ceño. Me besa, acaricia. Hace inquietarme provocándome y resulta que ahora quiere irse. Debe ser una puta broma. ¿Cierto? Alargo las garras pasándola por su muslo, alertandola y asustandola. En su rostro se muestra el miedo que empieza a invadirle. Ladeo mi rostro al llegar a su cuello.
Sus ojos se cierran fuertes y contiene la respiración que no le hace falta.
— No, no lo harás— le susurro acercándome a su oído— Porque yo no quiero
Bajo las garras a su vientre desgarrando, al subir lentamente, la camisa, llevando consigo el brasier y dejando a la vista sus dotados pechos. Ahora no hay diversión, solo ganas de tomarla por querer evitarme. Bajo a su short desgarrando también esa molesta tela para dejarla completamente desnuda.
— Sentirás por segunda vez ser impotente cuando te provocan y no puedas hacer nada. Que te quedes con las ganas de tocarme, acariciarme, sentirme cerca tu piel y besarme cuando te corras.— digo casi gruñendo. Ella solo baja la mirada cubriendo su intimidad.
— No puede, no puede hacerlo, ama— murmura en súplica
Muestro mi sonrisa mas maliciosa
— Abre tus piernas y quita las manos sin moverte de dónde estas— ordeno y es algo que cumple debido a mi habilidad— No quería llegar a esto. Pero quizás si te enojas puedas liberarte— ironicé con burla.
Abre lentamente, moviendo sus brazos a los costados para dejar va la vista su intimidad y ese hermoso tatuaje.
No quiero hacer esto, pero necesito liberarme. No es violación si le gusta como lo hago. Además, ella me hizo lo mismo, estaríamos a mano de ser asi
— ¿Que tal si comenzamos?— pregunto y niega con la cabeza— no impedi que hablarás ¿Sabes?
Me arrodilló besando la parte interna de su muslo, lamiendo y dejando algunas mordidas, rozando mis colmillos por donde paso mi boca.
Lamo mis labios inclinando mi rostro encontrándome con su mirada aún carmesí. Me apoyo en mis dos manos y ladeo un poco la cara con curiosidad. Voltea a otro lado. Sonrío. No sé si es por enojo o excitación que lo tiene así pero ya lo averiguaré.
Su cabello cae a cada lado de su rostro, totalmente alborotado, mientras no dejo de mirarla con una sonrisa bastante cínica.
Acerco mi nariz a su intimidad oliendo ese aroma de excitación haciendo que se sorprenda. Otra vez se ha humedecido al tocarme.
— A-ama no...— Enarco la ceja— ...no haga eso
—¿Hacer que?
Muevo la mano y paso los dedos por su intimidad palpitante, humedeciendolos. Su sabor no esta mal, siento no pararía si tuviera en todos mis sentidos.
— ¿Esto?
Toco ese punto que la desequilibra, que calienta todo su cuerpo. Sus piernas empiezan a tomar el impulso de cerrarse, algo imposible por mi orden a ella
— ... ¿o Esto?— extiendo sus labios superiores con mis dedos y paso la lengua degustando mejor su sabor hasta chupar.
Suelta quejidos desesperados cuando introduzco ese músculo humedecido con movimientos circulares. Sé que tocarme es lo que desea.
Vuelve puños sus manos por la tensión que tiene, inclina su cabeza topandose con la pared y conteniendo sus gemidos cuando muerde su labio. Irrumpo mis acciones levantándome, viendo como su pecho sube y baja por su respiración rápida. Sus ojos se dirigen a mi.
Lamo mis labios quitando restos de su humedad. Y me acerco a su boca estando solo a milímetros de tocarla. Entreabre esperando a la mía, que la acerco haciendo su mismo gesto, pero no sucede.
Solo quedo entretenida como busca de mi contacto con su boca pero me alejo tocando su intimidad con mis dedos. Puedo deslizarlos sin problema por su gran húmedad.
Frunce el ceño haciendo con muecas de placer, cerrando fuerte sus ojos por esas olas de placer que la están azotando. Al verla con desesperación por mi acercamiento me hace dudar de no besarla todos estos minutos. Saborear su boca. Me hipnotiza cada gesto que le provoco, que le incito hacer hasta calentarme, excitarme. Esa expresión tan erótica que hace cuando muerde su labio.
Joder. Me quiero tocar
— ¿Aún te quieres ir, Annie?— duda unos segundos y asiente apenas
Bajo mi boca a sus dotados pechos atrapando uno para succionar y morder, dejando marcas de los chupones que provoca mi boca. Deslizo mis dedos de una estocada en su entrada, reconociendo su calidez inolvidable. Mayormente lo que se escucha y me entretiene, es la melodía de sus gemidos, sus agitados latidos y agrego como sus músculos se contraen estrechando su intimidad y complicando el movimiento de mis dedos.
Sonrío. Está situación me complace, el desequilibrio de su mente negarse y su cuerpo contradecirla, ignorarla ante su rogante pedido cuando se mueve al ritmo de mis dedos, exigiendo velocidad. Todo lo que dice es lo contrario. Sus palabras solo exigen placer, deseo, el contacto de mi piel con la suya.
Me muevo a su cuello al dejar marcas en sus pechos lamiendo al rozar mis colmillos en su delicada y suave piel. Mi necesidad me impulsa a morder pero controlo ese impulso evitando clavarlos.
— Acaba Annie, no sigas conteniendo esa deliciosa sensación de liberación. Sé que quieres venirte— niega con la cabeza, apretando un poco más fuerte— ¿Crees que lo puedes seguir aguardando?— susurro a su oido
Gime más fuerte sin contener nada cuando froto su sensibilidad con mi pulgar, leves temblequeos se muestran en todo su cuerpo.
— Quiero verte intentarlo en otro momento porque justo ahora no puedes hacerlo— sonrío cínicamente moviendo fuerte y rápido las embestidas y el pulgar.
Su cuerpo suelta espasmos con un gran gemido de placer al liberar su gran *rg*smo que complace cada parte de mi cuerpo. Me deleito con la cara de erotismo que presentó Annie justo Ahora. Momento excitante, maravilloso, impresionante pero termina cuando mi sed de sangre surge de nuevo exigiendo saborear ese liquido
No solo eso, momentos me golpean uno a uno asesinatos despiadadamente sin remordimientos llevandome de nuevo a ese miedo de mi, de mi vida entera que olvide— no se porque motivo— y que ahora recuerdo cada momento de mi adolescencia dónde perdí el control de mi cuerpo y mente, dejándome llevar por esa vos qué se metía bajo la piel y me controlaba.
Eso me lleva a pensar en lo que me dijo Martín, pero en aquel momento aun mi madurez no podía llegar porque estaba en adolescencia y ese proceso no podía ocurrir ni que quisiera.
Recuerdo que desde los ocho entrené con Dylan hasta los dieciséis para controlar mis habilidades. Algo que tenía entendido funcionó.
Solo hay algo que no entiendo: de mi niñez solo recordé dos encuentros ¿Que ha pasado con los otros recuerdos al menos de cuando tenía 6, 7 años?. Los momentos que recuerdo son solo felicidad con mi madre
Recupero la realidad donde me encuentro. Retrocedo lentamente. Toco el sofá quedando en trance, no se asimilar todo mis recuerdos terroríficos, espeluznantes y crueles, despiadados y era yo. En cada recuerdo sentía esa emoción que me recorría el asesinar sin preocuparme.
Hay algo más impresionante... no siento esa sensación de arrepentimiento, hay dolor, desesperación, frustración pero nada más ese sentimiento no está en mi ¿Por qué? Veo mis manos, me siento desorientada.
¿Que pasó?
¿Es por eso que me gusta matar? ¿Por qué ya lo hacía anteriormente?, excepto que, las veces anteriores, era como un tercero controlando mi cuerpo y ahora lo hago por mi misma. Porque recuerdo los asesinatos que he llevado a cabo y no me arrepiento.
¿Pero por qué no recuerdo las veces anteriores de cuando estaba mas pequeña?
Annie está quieta, observando. Alzo mi vista a ella con una expresión de cachorro desorientado y la hace alertar por mi actitud y que al verla, solo veo confusión con lastima por verme de esta manera. Pero no puede moverse por mi orden. Y cambia su mirada a súplica para que la quite. Solo río con desgana, con un vacío que solo provoca lastima.
— Puedes irte. Vístete y ve dónde tenías que ir— digo moviendo mi cuerpo al sofá. Caigo recostando mi cabeza como un cuerpo inerte, o solo un cuerpo con vida pero su alma en otro lugar lejano
Annie se libera respirando hondo como si recupera un enorme aliento perdido hasta caer al suelo. Escucho sus pasos al levantarse y que se dirigen a mi. Mi vista está en el techo cuando la veo en mi campo de visión, sus ojos grises tratando de descifrar lo que siento. Solo sigo concentrada en el techo sin mirarla, tensando la mandíbula por ignorarme
— ¿No hay ropa en el armario?— ladeo mi rostro tratando de ser cortante, algo que es imposible con mi vos afligida — Creo haber escuchado de tu boca que querías irte
— Es cierto, pero al ver su rostro no puedo hacerlo— acerca su mano a tocar mi mejilla
¿Que tiene mi rostro? Lo único que debe haber es confusión
— No me toques— advierto deteniendo su mano— Vístete— llevo mi vista a ella fríamente. Siento que se estremece cuando lo hago— dijiste, súplicaste que te dejará ir. Así que vete— retrocede al ver que cambio el color de mis ojos
Enduresco la mirada pero no retrocede y queda a solo centímetros de tocarme con su piel al descubierto.
Me levanto cortando los centímetros que nos separaban. Inclino mi rostro a un lado observando que no titubea, manteniendo su mirada en mi sin miedo a que le haga daño. Paso mi mano a su muslo, subiendola para repasar su fría piel. La aferro a su cintura apegando su cuerpo más a mí. Jadea bajo. Su frente tiene contacto con la mía casi rozando nuestras narices.
Pero no quiero cercanía ahora.
— Largate— ordeno dejando libre su cuerpo— Quiero estar sola
—¡No! No lo hare— impone— me quedaré con mi ama— remarca esas dos últimas palabras
Insiste e insiste que hace dudar por un momento. Pero esos recuerdos los debo asimilar yo.
Tengo que ser fuerte y enfrentar sola lo que soy sin apoyarme en nada ni nadie.
En un vampiro no es normal que los recuerdos se borren con los años. Puedo decir que es lo que me afecta, no recordar eso con claridad, si no solo unos retazos. Así no puedo entender porque actue asi.
Es frustrante. Joder. Así no entiendo porque lo hice.
— Está bien— afirmo y su rostro denota inmensa felicidad. Sonrío sin motivo
— Desahogue lo que siente, puedo escuchar lo que usted quiera— dice con entusiasmo— incluso lo que pasó en el bosque... no fue su culpa
Enarco una ceja. ¿Que pasó en el bosque? Recuerdo todo anterior al bosque e incluso cuando detecte a los individuos. Después no se lo que ocurrió, solo con recuerdos borrosos que no logro descifrar.
Me entra un escalofrío y mi respiración se agita.
— ¡Quiero que te vayas!— es lo que sale de mi con mi vos casi en gruñido— ¡Vete!
Tengo contacto con el borde de la cama y caigo sentada perpleja por no poder seguir reprimiendo lo que siento justo ahora. Desorientación. Me desconozco... no sé... ¿Que hice? Se supone que cuando yo hago ese tipo de cosas las recuerdo.
— Dije que no. Me quedaré junto a usted— dice moviendo su cuerpo hacia mi y mi paciencia estalla.
Cuantas ganas de matarla me provoca cuando esta en modo terca.
— ¡Has lo que te dé la maldita gana!— digo levantándome con rabia.
Me dirijo a la puerta rápidamente y siento sus pasos tras de mi. Trato de inhalar entre lo agitada que estoy. Toda esta situación... es extraña.
— Yo me voy
— No lo permitiré
¿No me digas?
—Quiero ver cómo me detienes— digo con sarcasmo
— No, no, no— me alcanza aferrándose a mi mano y solo mantengo la vista en la puerta— no puede usarlo, está débil— volteo
— Si puedo...
¿Por quien me toma?
—¡No!— grita con súplica. Me suelto con brusquedad e intenta sostenerme de nuevo pero me desvanezco antes de que lo haga, regresando a la alta montaña.
A mí espalda el sol comienza a ocultarse. Hermoso. Caigo al suelo de rodillas colocando mis manos en el pecho e inclinandome hacia delante. Leves punzadas se presentan en mi pecho.
Y la rabia de pronto me provoca gritar. Toda mi felicidad se baso en un sufrimiento que cause en otros por diversión, por impulso, por satisfacción.
¿Que era? Es lo que me frusta y a la vez me molesta, es decir, no se porqué lo hice. Ese es mi problema. Quizás si entendiera lo que pasó solo seria un mal recuerdo, pero no, no entiendo ni mierda.
Punzadas surgen mas constantes pero soportables. Me levanto desorientada. ¿Que voy hacer? ¿Ignorar esos momentos? Es imposible. ¿Recordarme cada momento que soy una criatura monstruosa que le gusta matar? Porque negarlo, soy asi. Puede que acciones anteriores haya influido, pero igual. ¿Olvidar? Demasiado patético e imposible de hacer.
Algo curioso se viene a mi desorientada mente. ¿Cómo lo olvide? Esos recuerdos son parte de mi vida y si recordaba los momentos felices también tenía que recordar los horribles. ¿Eso puede ser posible? Es como si mi mente o cerebro hubiese omitido todos esos asesinatos desechandolos fuera de mi.
Debo investigar acerca de eso.
Ya sabia que el disfrute de matar no era reciente. Ya que siempre lo he tenido por lo que recordé.
Hecho un vistazo a mi alrededor. Recordando aquel momento. Me ubico en la dirección donde encontré a los individuos merodeando y me materializó a ese lugar, no hay nada, solo raspaduras en el tronco de dos árboles . Me acerco y al tocarlos todos esos últimos recuerdos de ese día me golpean. Agonia, dolor, miedo, confusión, les cause a esos tres vampiros con crueldad. Una perversión que surgió de mi por medio de una voz siniestra y distorsionada que me incitó hacerlo, provoco que lo hiciera satisfaciendose así misma.
Suspiro con ironía. Y porque negarlo, satisfaciendome a mi también
¿Quienes eran esas personas?
¿Objetivo encontrado señorita?
¿A quien se lo decía? Llevo la mano a mi mentón analizando sus palabras. Si me habían encontrado ¿por qué no someterme y llevarme?
¿No me recuerda?
Ojos marrones, rostro pálido y redondo. Recuerdo que era flacucho. No recuerdo a nadien asi.
Ya veo. Es lo que Annie mencionó anteriormente antes de venir aquí. Supongo que los maté... hago una mueca... odio no haber sido yo quien lo hizo, porque odio que me controlen y mucho mas mi cuerpo.
Desaparezco y me ubico en mi habitación. Voy directamente a la ducha, tardo unos minutos y salgo rápido moviéndome al armario, dejando caer la toalla mientras voy llegando.
Me tambaleó un poco por mi debilidad que debo apoyarme en el armario. No le prestó atención y me coloco bragas, un top deportivo, una sudadera y un chort corto. Peino mi cabello sin secarlo y camino a la puerta con unos sneakers.
— ¿Ya se tranquilizó?— me sobresalto por esa voz llena de enojo. Odio no estar al cien con mis sentidos. No capté su presencia.
— ¡Mierda! ¿Cuál es tu maldito problema?
Reanudó mi caminata y llego. Pero para mí sorpresa, al intentar abrir, tiene seguro haciendo que me enoje el doble. Fuerzo de nuevo y no puedo abrir. Suspiro profundamente antes de voltear.
— ¿Que mierda haces?— Exigí una respuesta coherente — ¿Ahora soy prisionera?— digo con furia al voltear pero no sé inmuta de verme así— ¿Dónde están las malditas llaves?
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