Después de un largo tiempo logré dormir unas horas. Y ahora estoy mirando por la ventana que la luz del sol se muestra dando a conocer que es pasado el medio dia por lo intenso que esta. La ducha cayó perfectamente en mi cuerpo y ese entretenimiento fue efectivo, porque cai en los brazos de morfeo con rapidez.
Traté de alimentarme, pero la sangre me sabía horrible. Tanto que me dió arcadas.
Debo seguir con mi entretenimiento para que el cuerpo y mente no me hagan hacer cosas extrañas como la noche anterior. Tanto como lo de Annie, como lo de Danna. Lo segundo fue por inercia y me alegro haberlo detenido.
Porque no me hubiese detenido si ella me respondía de la misma manera.
Estoy un poco aturdida por la somnolencia cuando me topo con alguien y que alzar la vista es con quién menos esperaba.
«¿Que esperabas? Viven en la misma casa»
¿Crees que no lo sé? Has silencio y no digas comentarios tan obvios. Reprendo a mi conciencia. Las ganas se han apaciguado de tanto negarmelas cuando iba a dormir.
Lleva su ropa de dormir, hace reverencia sin mirarme y toma su camino nuevamente. ¿Durmiendo a esta hora? Eso es extraño en ella.
Me detengo al verla por sobre el hombro con su lento caminar volviendo puños las manos a sus costados. ¿Molestia o arrepentimiento?
Solo sé que mis ojos no se apartan de ella. Como si... esas ganas volvieran, pero diferentes a la anterior, como si fuese solo para complacer al cuerpo y no porque en verdad quiera. ¿Como lo puedo definir? ¿Solo por necesidad de complacer mi cuerpo y no ganas en si?
Joder. Debo estudiar sentimientos a profundidad, cada uno de ellos para comprender por lo que estoy pasando. No tengo o tuve interes en saber emociones como estas. No creí que me pasaría por una violación.
No sé en qué momento, instante o segundo voy detrás de ella. Mi necesidad supera a los sentidos y la pego a la pared, aprisionandola con mi cuerpo y brazos, apegando su espalda a mi y acunandome en su cuello para oler el aroma de su fría piel.
— Va...vain —dice confusa.
Su sangre me llama, siento como recorre cada parte de su cuerpo.
Cierro fuerte mis ojos, controlando mis colmillos que salieron para probar ese líquido rojizo que solo lo imagino en mi boca y mi lengua degustando cada gota que sale de ella.
Annie logra voltearse. Mantengo la cabeza gacha mirando el suelo, sintiendo como mis garras se entierran en la pared y mi respiración empieza a descontrolarse.
No qui...quiero su sangre. Puedo controlarme. Solo tengo ganas de besar no morder. Joder. Ya entiendo porque quiero beber de ella, no me alimento desde el día que bebí aquella noche y eso fue hace cuatro o tres dias.
Escucho a los lejos que dicen mi nombre, estoy tan sumergida en controlar esta desconocida necesidad que no presto atención. Porque si, tengo sed, pero no es para tanto. Mi sed se han combinado con las ganas.
Me sorprendo cuando gritan mi nombre con desesperación.
—A-ama —llevo la vista a esa mirada grisácea llena de preocupación. Intenta tocarme la mejilla, pero evado su toque— Quiero irme... —dice con tristeza al ver mi rechazo.
Me alejo, permitiendo que se vaya. Duda por un instante el irse al ver mi agitado y extraño comportamiento. Pero se aleja.
— No lo permitiré —yo misma me sorprendo por las palabras y más cuando la apego a mi a solo centímetros de frotar su nariz
Sujeto sus manos junto a la cabeza para evitar su toque que me estremece. Entreabre su boca en la espera de lo que voy hacer.
«Solo besala, y deja de dudar tanto».
¡Cállate, maldita sea!
Me lancé a su boca en un beso desesperado lleno de necesidad por aprender, como si tuviéramos tiempo sin vernos. Saboreo como si fuera lo más delicioso. Siento su lengua que me guia en una humeda danza. Suelto sus manos y con una de las mias agarro su nuca, apegandola más para sentir el beso más profundo.
Me alegro que mi cuerpo aprenda con rapidez. Porque si no, aun estuviera o no pudiera llevar su ritmo. Uno que, a pesar de haber iniciado, es ella quien lo domina.
Por instinto muevo mi mano libre a su vientre, acariciando y bajando a su intimidad sin que me detenga.
— Bajemos... tu tensión —murmuro entrecortada por la falta de aliento al besarla
Gime cuando tengo contacto con su empapada intimidad que hace deslizar mis dedos libremente tentando su entrada. Sujeta mi brazo, tratando de impedir mi movimiento y cierra sus piernas, pero la mía está en medio y no se lo permito.
— V-vain —dice apenas audible— aquí... N...no
Introduzco dos dedos, haciéndola respingar y gemir. Su cálido interior me recibe, así que los muevo lentamente, viendo cómo frunce el ceño de placer, mordiendo su labio inferior para impedir dejar salir los sonidos placenteros que no logra retener cuando la beso.
— ¿Qué? —digo acelerando
—Otro... Lugar... Mejor... —dice lentamente abriendo más sus piernas para que tenga mejor acceso.
Sonrío.
Al momento de hacerlo un golpe imaginario choca con mi mejilla, regresandome a mi realidad, deteniendo mis movimientos, viendo la cara de confusión con excitación de Annie.
¿Que estoy haciendo? Esto... no quería hacerlo. Yo solo quería tomar un poco de aire.
¿Por qué la detuve junto a la pared y la besé? ¿Por qué la estoy tocando?
«Porque te gusta cada parte de ella, es inevitable»
Ignoro mi conciencia negando con la cabeza, llevando unos mechones a chocar con mi rostro por la rapidez de moverla. No me gusta, en el fondo de mi pecho algo me dice que no es asi. ¿Como pueden contradecir si ambos están en el mismo cuerpo?
Me alejo con la respiración agitada, dando pasos atrás, llevando la mano a mi pecho que siento que se comprime y un leve dolor de cabeza sale a flote.
Otra vez.
Llevo mi vista a la de Annie y veo como su cuerpo se acerca haciendo que me alerte así que me alejo más rápido. Me arrincona a la pared contraria y solo se me ocurre imaginar ese hermoso lugar en la montaña, así que desaparezco sin ver su reacción y me encuentro con ese paisaje.
Visualizo unas rocas y me siento a calmar mi respiración. Algo que no funciona porque solo está empeorando, el dolor de cabeza está más fuerte y siento un escalofrío que me recorre, un frío interno que me está haciendo temblar.
Sin que yo lo haga, mis largas garras y colmillos salen con rapidez.
Grito. Un fuerte grito que sale de mi por impotencia de no saber que hacer en este momento, provocando que la intensidad del dolor de cabeza aumente. ¡Joder! Siento que pasan garras por mi pecho. Es un dolor horrible.
Mis brazos y piernas las siento debiles, no logro sostenerme y el suelo me recibe con hojas que crujen por la caída, llenando mi ropa de suciedad. Comienzo a estar sudorosa. Abrazo mis piernas clavando mis uñas, viendo la sangre fundirse en el jean cuando estoy en posición fetal. Jadeo de dolor al punto de cerrar fuerte mis ojos y escondo mi cabeza en el poco espacio, tocando la frente con mis rodillas al punto de quedar inconsciente en menos de un minuto.
Papá o mamá nunca me hablaron acerca de esto, no mencionarón que debía pasar por este maldito dolor para completar el proceso de maduración. Siquiera sé si en verdad esto le ocurre a aun vampiro joven como dijo el doc.
Quiero creer que no es nada que él me haya inyectado. Confio en ese maldito y no creo que me haya hecho algo justo ahora.
Si pienso en lo que me dijo... el cuerpo suelta toxinas cuando peleamos o follamos. No he peleado y si lo hago, apenas sudo. Follé con Annie y supongo que fue bien porque lo desquite luego... ahora... estuve sudando, pero sin ningún tipo de movimiento y detuve acciones que el cuerpo me exigía. ¿Será por eso?
No sé cuanto tardé en esa "pequeña" tortura. Horas o minutos, solo sé que fue mas intenso y mas doloroso.
Todo mi dolor, angustia y desesperacion se ocultan en ese momento no siento nada, apenas mi respirar y el sol que empieza a tener contacto con mi piel, haciéndome recuperar de manera lenta mi consciencia. Abro mis ojos despacio observando mi entorno.
Me encuentro en el mismo lugar, misma posición. Apoyo mis manos al suelo para levantarme. El sol asciende con lentitud dando a conocer ese hermoso amanecer que había perdido de verlo numerosas veces. En este punto es demasiado hermoso.
¿Cuanto estuve inconsciente?
Me pongo de pie. Estoy con una vestimenta que parezco alguien de la calle. Tierra en el jean junto con sangre en la parte de las rodillas con la camisa que su color cambio por la suciedad.
Ya puedo imaginar cómo está mi rostro, siento la suciedad en mis mejillas y cuello.
Inhalo ese aire fresco del amanecer. Muchos olores vienen dejándome confusa.
Detecto presencias a unos cuantos metros. Al estar a esta altura puedo visualizar. Son unos vampiros, tres para ser precisa, al sur creo, mis direcciónes son mayormente —siempre— fallidas, no puedo negarlo
¿Quienes son esos vampiros? Desprenden seguridad a pesar de estar en territorio ajeno.
¿Los dejaron pasar o se adentraron por su cuenta?
Mis sentidos están alerta al momento de pensar. No puedo relajarme, no sé cuántos podrían a ver enviado, puedo detectar a esta distancia solo a esos tres. Si quiero verificar si hay más, tendré que movilizarme a otros lugares.
Suspiro y todo se vuelve totalmente negro como si estuviera inconsciente.
Entro como en trance.
Soy quien está situada viendo cómo caminan tranquilamente, pero no soy quien dicta a mi cuerpo a moverse que camina con tranquilidad en su dirección. Una vosecilla comienza hablarme, pero no la reconozco ¿Es mi consciencia? Se escucha distorsionada y fuerte como si me hablara al oído y ejerciera cierto poder sobre mi.
Atacar
No podría estar mal, solo son tres inferiores a mi, insignificantes... Ríe con maldad
Débiles
Sonrío ante esa palabra. Desprenden debilidad, a pesar de ver su seguridad, su interior está temblando de miedo...
Inmovilizar
No puedo dejar de sonreír y un cosquilleo despierta, alargando mis garras, acelerando mi respiración. No pueden detenerte, su fuerza es inutil, no pueden resistirse a morir...
Sangre
Su olor a esta distancia es horrible, pero no estaría mal darle una probada y sentir su sabor y ese líquido caiga de mi barbilla, ver cómo se retuercen de dolor...
Matar
Corro al terminar de escuchar esa tenebrosa voz por mi objetivo, dando saltos a su posición, llegando a solo segundos ante ellos que no perciben que estoy detrás...
Descuartiza a todos ante ti
Exige y no espero dos pedidos cuando ataco, llevando a uno de ellos al tronco de un árbol donde entierro mi mano en su espalda en dirección a su corazón. Llenandome de sangre parte de ella; muevo mi otra mano y la entierro en el mismo orificio ejerciendo fuerza hacia abajo para abrir más la herida y ver parte de los huesos de la costillas partiendose por la fuerza que impongo.
Me lleno de energía por su último aliento de agonía sin poder gritar por la rapidez de mi ataque. La sonrisa que se apodera de mi rostro es enorme. La adrenalina corre por mis venas con rapidez, su sangre cae en cada parte de mi cuerpo y algunas gotas en mi rostro cerca de los labios, así que no pierdo la oportunidad y mi lengua la saborea.
Me sumerjo en esas sensaciones delirantes que son provocadas por el miedo que recorre cada parte de ellos, sintiéndome extasiada por su temor a sufrir y morir.
¿Cómo puede estar esto mal? Matar sin compasión es lo más excitante, emocionante que te hace liberar todo lo que tienes dentro de ti; rabia, frustración, molestia, rencor, no se compara a retener todas esas sentimientos que te torturan tan solo de pensarlas y sentirlas.
Me siento libre, sin ataduras, tampoco reclamos por hacerlo.
Quiero sentir más de esta sensación, quiero matar, teñirme de este líquido rojizo que se desliza por mis manos, desgarrar cada musculatura de su andante cuerpo y escuchar sus gritos agónicos.
—Objetivo encontrado, señorita —escucho que dice uno de los que se encuentran detrás—, esta en descon...
Su frase queda a medias cuando mi mano se encuentra en su cuello asfixiandolo. Se mueve y patalea aferrándose a la mano en su cuello, tratando de sacarla. No lo dejo siquiera hacerlo bien, ya que con las garras de mi mano libre desgarro su abdomen.
Sangre le sale por la boca mayormente por su desgarrado abdomen con ese color rojo oscuro, pequeños intestinos saliendo de color rosado entreteniendome y como mi hambre se extiende, mis colmillos se alargan, clavándose sedientos por morder y saborear la última gota. Succiono lo más que puedo sin detenerme por su mala calidad.
Lo dejo sin nada de sangre en su cuerpo y el estruendo cuando lo tiro a un tronco cercano es lo que se escucha. Jadeo suave, lamiendo los dedos que tienen líquido rojizo.
Se siente bien, Martin, ¿Cómo pudiste negarme está sensación tan delirante y enérgica? ¿Cómo podría convertirme en algo que ya soy por naturaleza?
Pero ¿Quien es Martin?
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