Me dispongo a tomar mi camino afuera, no sin antes poner una venda a mi mano que, mirándolo bien, no entiendo porqué no se regenera, ya es tiempo de que este completamente normal. Bajo las escaleras y cruzo el pasillo dirigiéndome a la cocina.
Es poco espaciosa, pero lo suficientemente grande para los cocineros. Y desempeñen su talento. El estilo que mamá la formó es algo... antigua, pero tienen todo lo necesario para cocinar.
Aunque para ellos mismos. No he probado la comida humana, así que sólo comen los humanos que se encuentran aquí en la servidumbre. Solo bebo alcohol aunque no me haga mucho efecto.
Doy un pequeño saludo a los presentes y ellos lo devuelven cortesmente, haciendo reverencia como saludo. Recorro la mirada y me tipo con el chiquillo que ya está saltando a mis brazos. Al verme, hay una enorme sonrisa reflejada en su rostro y lo imito levemente.
"¿Listo para irnos enano?", pregunto al niño de mejillas sonrosadas
"¡Siii...!" responde con alegría, "Mas que listo", se jacta inflando su pequeño pecho en un gesto de valentía
Ayer le mencioné que saldríamos y la emoción que mostró es la misma de hoy.
Golpeo su nariz con mi dedo índice. "Entonces ¿que esperamos?", pregunto señalando la puerta. "Vayamos por nuestra aventura, Jous", le ofrezco mi mano para que la tome. Duda por un momento mirando a los lados y voltea a donde se encuentra su madre buscando aprobación.
" No tardaré en traerlo de vuelta", aviso a la madre con mi voz neutral y ella asiente con una sonrisa amable.
"Para mi es un gusto... que cuide de mi niño, señorita Vain", menciona con alevosía haciendo una leve reverencia. Vuelvo los ojos al pequeño
"Despidete de tu madre enano", indico obviando tal devoción. El niño hace un gesto con su mano hacia su madre quien lo imita.
Jous es el hijo de Martha, una criada que lleva 5 años trabajando para mí. Cuando llegó por empleo, su rostro estaba pálido y su cuerpo desnutrido y se podía percibir una pequeña resdondes en su vientre. No dude en que Annie le diera el trabajo.
Por lo que contó, tenía tres meses de embarazo y tenía dos que andaba por las calles buscando quién le diera trabajo. El padre del niño la abandonó cuando más la necesitaba negando a su hijo y corriendola de la casa donde vivía. No tuve quejas, su trabajo fue grandioso y todo resplandece gracias a ella. Ahora es alguien diferente, no parece la mujer zombie que se presentó años atrás y cuida de su niño. Un crío a quien le tengo aprecio.
Me dirijo a la salida con el niño tomando mi mano y Annie ya se encuentra a mi espera.
Muestra una sonrisa agradable al pequeño y a él le brillan los ojitos cuando la ve. Da brincos yendo a darle un abrazo y ella lo recibe con el mismo afecto. Se ven increíbles los dos juntos. Jous llevando un chort blanco con unas botitas negras y una camisa de cuatros de colores palidos. Annie con jeans ajustados negro, blusa roja de escote con una "v" dejando a la vista un poco de esos dotados pechos y unos tacones no muy altos.
Algo revelador de por sí. "Vamonos", anuncio dejando la mirada en la puerta, alejando mi vista de ese par de senos que, ciertamente, no sabía que llamaban tanto mi atención. "Quiero algo fresco"
"Toma mi mano Jous" Annie le ordena, "ya escuchaste a la Ama, debemos irnos", ruedo los ojos por ese apelativo que aún lo sigue diciendo.
Voy paso adelantado yendo al auto cuando siento una pequeña mano entrelazarse a la mia con evidente emoción. "¡Divirtamonos...!", dice jalandonos a, Annie que tiene cara de felicidad y a mi, que tengo un rostro neutro sin mostrar nada.
El chofer Dark cuando nos ve y abre la puerta trasera para que nos adentremos. Indico a Annie a subir primero con Jous. Cierro la puerta y el chofer se sorprende viendome confuso.
"Muévete", advertí con hostilidad. No quiero que nadie este detrás de mí.
"Como diga, Vain-san" dice, alejándose del coche. "Tengan un buen viaje", desea con una leve reverencia y una pequeña sonrisa.
Subo en la parte del conductor, y enciendo el auto. El enano se despide de Dark y nos dirigimos a nuestro destino; el parque de diversiones.
No pasan de las siete de la noche. Salimos del emboscado camino y a lo lejos se ven las luces de la ciudad.
Durante esos minutos hay silencio total, Jous entretenido en la ventana con las luces de las casas que se ven al paso. Y Annie viendome a veces por el retrovisor.
" ¿Que le paso a tu mano, Van?", me eriza la piel la pregunta de quién menos lo espero. "¿Duele mucho?", insiste tiernamente preocupado. "Mmm...", pienso un momento al sentir la mirada del niño y la de Annie, atentos. "Solo es un rasguño", llevo mi mano en su dirección formando un puño, "golpea y verás que no me dolerá"
Lo veo por el retrovisor dudar por un momento, se decide da un pequeño golpe que me hace reír al ver su reacción de preocupación.
" ¿Ves? No duele", muevo mi mano mostrandole, "no te preocupes, enano", sonríe en respuesta, alejando su rostro de la preocupación
Regreso mi mano al volante. Hay unos minutos de silencio nuevamente y lo irrumpe Annie susurrándole algo al niño que no logro escuchar debido al ruido del motor.
" ¿Van... me muestras tu mano... otra vez?", dice esa voz chillona. Frunzo el ceño, pero le enseño la palma de mi mano en respuesta y el niño la sujeta con sus pequeñas manos convirtiendola en puño, indicándome que la mantenga firme. Puedo ver de reojo a veces lo que hace, ya que tengo que ver hacia adelante, mayormente por conducir.
"¡Da uno fuerte!", dice emocionado y frunzo el ceño ante esa exclamación. Mis ojos regresan al frente. "¿Un qué? ¿De qué hab...?".
Cuando regreso la mirada al retrovisor solo siento una corriente que corre por toda mi mano hasta llegar a mi brazo y un dolor azota a las heridas recientes del baño abriéndolas nuevamente, y provocando que sirva esas punzadas. Me sobresalto al mismo momento, dando un grito silencioso hasta llevar mi mano al volante donde puedo ver cómo se empaña del líquido rojizo poco a poco.
Escucho las carcajadas de Jous y la seriedad de Annie aumenta al ver en mi la mueca de dolor. Sonrío por la contagiosa carcajada del enano, que aún no se porqué cuando, anteriormente, estaba preocupado por mi.
"Si...", rie. "Si te duele como dice Ann", menciona entre carcajadas que son exageradas y solo bufo como respuesta. Si fuese sido un humano no fuese ocurrido eso.
"Ni lo menciones, no duele", medio sonrío. "ya llegamos, deja de decir tonterías"
En menos de 30 minutos llegamos al parque. Aparco el coche en un lugar seguro. Bajo del mismo y por cortesía le abro la puerta a Annie, y al pequeño con la emoción que se le desborda al verlo. Deja su burla hacia mi y se distraye en el parque.
"Gracias", la escucho decir
" Lleva al niño a divertirse...", su cuello gira rápidamente hacia mi con un entrecejo profundamente fruncido y parece algo molesta.
"¿No vendrás con nosotros?", murmura Jous irrumpiendo con un puchero formado en sus labios.
"Claro que si, enano...", Le sonrío. "Los alcanzo en un momento", da saltos de alegría cuando me escucha dar esa respuesta y solo puedo reír confusa.
" ¡Sii... Si..!". Grita, y le toma la mano a Annie para jalar de ella cuando no aparta su mirada de mi.
"Cuidalo...", murmuro, y no le agrada la idea que me vaya. "Los veo en una hora", advierto, y se deja llevar por el niño
Esta vez no traje escoltas, ya que quería sentirme respirar.
Respiro hondo cogiendo un monton de aire en mis pulmones, soltándolo con lentitud. Mis sentidos se agudizan y me dispongo a lo mio; buscar mi cena. Hay miles de aromas y uno que otro vampiro o lycan, que por suerte no estan cerca de esos dos.
Mi caminata no es mucha, ya que encuentro una presa fácil y sin necesidad que oueda llevarlo a un lugar lejano.
Me dirijo a mi presa; un joven que no me sobrepasa de edad. Esta de espalda, so6lo, en un lugar lejano y oscuro -En la parte trasera del baño publico para ser precisos-.
Llego sigilosamente por detrás y escucho un extraño sonido proveniente de ese sitio donde nos encontramos. A medida que me acerco se intensifica, y que también los escucho del chico de quien tengo en frente (gemidos, gruñidos). Un aroma poco peculiar se impregna es mis fosas nasales. Siendo la segunda vez que lo olfateo.
Lujuria
Es extraño que lo recuerde. La primera vez fue cuando me desperté de una de mis pesadillas y salí por aire fresco. Todo estaba silencioso, excepto unos extraños sonidos que provenían de unos de los cuartos de los sirvientas.
No preste atención y lo que me incitó a acercarme fue el olor extraño que se combinaba con los sonidos que emitían. No lo entendía, así que me fui a mi habitación nuevamente. Mi curiosidad no era tan alta, pero lo recordé y le pregunté a mi maestro o instructor.
Así supe cómo se definía.
Hago al chico a un lado, dando un leve impacto cuando lo pego a la pared, tapando su boca donde puede mostrar su impresión en sus ojos. Se puede ver miedo incluido en sus ojos que no distingo el color debido a la oscuridad. Hace lo posible por zafarse.
"¿Podrías dejar de moverte y no tocarme?", murmuro con dulzura, "Necesito alimentarme, tranqulizate", ronroneo para después formar un puchero.
Queda inmovil, moviendo sus manos al agarre que tengo en su boca y desprenden un olor que no conozco (tampoco me interesa). Me acerco a la parte de su cuello, moviendo parte de su camisa y dejándolo a mi disposición.
Una de mis habilidades sale a flote y es la que menos me agrada, pero me sirve en situaciones asi.
El tiempo que estuve estudiando mis propias habilidades fue largo, podía controlar una a la vez y las otras se salían de control. Tuve que esforzarme en dominar cada de una ellas y más esfuerzo tuve que hacer cuando sucedió lo de mamá. En aquel momento ella las mantenía controladas. Después de su muerte todo se salía de descontrol y le afectada a los que me rodeaban y más a los humanos.
Me mantenía al margen y Annie era quién permanecía a mi lado ya que era -en ese momento- más fuerte y se resistía a mis habilidades, junto a otro Vampiro que era como mi entrenador. Algunas ocasiones me quedaba a solas con él y me decía cosas que no entendia en ese momento, pero que entendería cuando fuera más adulta.
Puedo moverme a un lugar -solo imaginando- en tan solo segundos, pero suele debilitarme dependiendo de la distancia. Moverme con rapidez; romper huesos de las víctimas con imaginarlo y es mas fuerte cuando me siento enojada, también jugar con la mente y cada músculo que me impida lo que quiero obtener, visión térmica y por último la más extraña que aún no puedo dominar y suele salirse de mis manos en mínimo momento de distracción.
Aún no entiendo porqué la tengo. Suele causarme y ponerme en situaciónes bastante incómodas. Ésta, altera las hormonas de la persona afectada causando excitación. El viejo Dylan -mi entrenador- es lo que mencionó aquellos días.
"Despertarás deseos sexuales en la persona y hasta creo que causaras un orgasmo de tan solo tocarla. La excitaras así no quiera estarlo, provocarás cosas en cada nervio del cuerpo. Solo debes tener cuidado".
La verdad no entendí nada y tampoco ahora. Pero era algo divertido porque lo dijo entre carcajadas.
Paso mi lengua saboreando su piel, el chico hace un ademán de moverse, pero esta débil. Mis ojos cambian al color carmesí y mis colmillos retraídos salen rozando su piel y se entierran poco a poco.
El gruñido brota de su garganta al momento de clavarlos con lentitud y estoy segura que es mas doloroso.
Mis sentidos se alborotan degustándolo, es pasable su sabor, me llena de energía que siento ya necesitaba. Me apego mas a su cuerpo buscando obtener mas de ese líquido que mi lengua saborea con mucho gusto.
Siento un bulto caliente rozando mi pelvis cuando intento apegarme mas. Veo de reflejo que lleva una de sus temblorosas manos en esa dirección sin apartar sus ojos de mi, sumergido en una lujuria por el efecto de mis feromonas -es así como la llame-.
Saco mis colmillos, lamiendo la sangre que se derrama de los pequeños orificios y tomo una distancia precavida. Quito la venda de mi mano y las heridas ya están regeneradas.
Asi que, era por falta de sangre. Levanto la mirada ya que el chico sigue produciendo los sonidos. Veo curiosa lo que hace y una notable "o" esta en mi boca.
Tiene una erección.
Sobresale un poco de su boxer con un líquido que sale de la punta. Suelta gemidos por su toque de arriba a bajo, mostrando muecas de placer con sus ojos entrecerrados, mirándome.
Nunca había visto algo así
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