Pasan horas y horas y el sueño está muy lejos de mi. La cama está hecha un desastre de tantas vueltas que he dado. Solo pienso en una cosa...
¿Como puedo retener esas sensaciones que despertó en mi? Tengo ganas de besar, de hacerlo justo ahora. En este momento mi cuerpo contiene una calentura que no logro definir. Las sabanas están cubiertas de sudor.
¿No se supone que mi reacción fue por la droga?
Han pasado unas cuantas horas y no se me quita está necesidad. Mierda.
Me lavanto y empiezo a caminar fuera de mi habitación sin rumbo fijo, solo noto como mis pies toman dirección a la habitación de Annie sin que yo los detenga.
Llego a la puerta mirándola fijamente sin pestañear. Mis manos quedan en el aire al momento de tocar. Pero solo me recuesto en la puerta y me deslizo hasta llegar al suelo.
Tan solo han pasado algunas horas, y ya no puedo controlar estás ganas de besar, Annie. ¿Que hiciste en solo ese momento que estuve contigo? Mi rabia no se compara a estás ganas de tener contacto con esa boca y degustarla como sea posible.
¿Como se controla eso?
El sexo no me interesa. No me interesa. Cierro fuertes mis ojos y la constante insistencia se escucha en mi mente... Porque es lo que quiero creer. Sólo son efectos secundarios de ese sedante.
Si, eso es.
Suspiré. Niego con la cabeza regresando a mi habitación. Y veo como el Sol se cuela por la ventana presentándose. Me acerco al espejo parq ver mi aspecto y unas ojeras poco notables están en mi. Me cambio y me dirijo a dónde está el enano.
Al llegar a la cocina solo se encuentran los empleados humanos cocinando para ellos mismos. Distingo a Martha entretenida con la limpieza y al enano en el comedor desayunando de lo más tranquilo. Me acerco a él.
— ¿No es demasiado para ti enano?— digo y el voltea hacia mi con restos de comida en su boca
— ¡Aaaah! Van— grita con alegría haciendo que todos se giren su vista a mi— ¿Dónde estabas todo este tiempo?
Todos saludan al mismo tiempo haciendo un coro. Y uno que otro atento a cualquier orden que dicte. Tomo unas servilletas que están encima de la mesa.
— Era una sorpresa, enano— murmuro quitando la comida que tiene en la boca y parte de su cara con la servilleta— no te preocupes— digo al ver tristeza en él
— Pero... Lo arruine— susurra apenado
— ¡Ven! ¡vamos a caminar— sugiero cambiando de tema. Pero aún sigue con tristeza—era broma, Tu mamá se pondrá triste si te ve asi— levanta su rostro y lo dirige al de su madre— ¡Vámonos!
Me pongo de cuclillas y le indico mi mano a qué la tome. En su pequeño rostro se muestra que tiene una discusión en sus pensamientos si tomarla o no. Ve mi rostro y luego mi mano y repite la acción.
Sus ojos grises muestran que tomo una decisión y sujeta mi mano bajando de la silla encaminandose a la puerta jalandome, sonrío por su firme desición. Pero lo detengo llevandolo a mi brazos.
— Mmm ¿no te falta algo?— veo confusión en su rostro, y dirige su vista a sus manos
— No lave... mis manos— dice apenado al ver la mía llena de comida— Bájame... vamos a lavarnos
Me guía al lavadero al momento de bajarlo, toma un pequeño taburete y se sube en el para alcanzar a lavarse, me situo a su lado y lavamos nuestras manos.
Sonrio al verlo tan concentrado, le ayudo un poco y le acerco una toalla a qué seque sus manos.
Es una ternura con ese cabello desordenado y la pijama puesta.
— ¡Listo! Ahora... vamooos— niego con la cabeza, queda pensativo— mamii... ¿Puedo ir?— hace un puchero a su madre (es tan adorable el cómo lo hace)
— Está bien, pero debemos cambiar tu pijama
— Déjalo... Solo caminaremos cerca.— irrumpo, duda por un momento. Termina aceptando y Jous da saltos de alegría por la afirmación.— Vamos.
Jous se adelanta dando pequeños saltitos. Dejándome atrás abre la puerta y el resplandor del sol se asoma. Apresuró el paso al verlo salir sin esperarme.
Al tener contacto me eriza la piel haciéndome estremecer por lo cálido, tocando cada parte descubierta de mi cuerpo alegrando mi rostro pálido y alegrandome por su contacto.
¿Cuánto tiempo tengo sin salir al sol por precaución? No lo sé, pero extrañaba esa calidez que aumenta su temperatura cuando asciende llegando a su punto más alto.
Cierro mis ojos inhalando ese aire mañanero trayendo con el diferentes olores; unos que desconozco y otros que los conozco muy bien.
— ¿Adónde vamos?— dice Jous esperando
— Buscaremos...— llevo mi mano al mentón pensando— un lugar secreto para ti. ¿Que te parece?
— ¿En serio?— grita emocionado con sus ojos que brillan por la alegría. Asiento.— ¿y dónde será?— dice llevando su mano como si cubriera sus ojos del sol, buscando.
Lo agarro desprevenido montandolo en mis hombros. Camino hacia el bosque imaginando la cara de sorpresa de Jous. Los árboles son enormes hay un pequeño camino que sigo por curiosidad adónde lleva pero se pierde a unos cuantos pasos.
Sigo a pesar de eso, esquivo algunas plantas que se interponen y escucho las risas del enano a cada paso que doy. Me percato que no encontraré nada y me desvío a otro lugar.
Después de caminar unos minutos encuentro un árbol con una orificio enorme dónde podría vivir un animal o incluso una persona. Bajo a Jous con su cara de sorpresa con emocion incluida.
— Espera aquí.
Camino atenta a cualquier ruido que provenga de la pequeña cueva. Pero está vacía puedo percibir que no hay movimiento ni nada. Me inclino para adentrarme y Solo hay silencio; esta vacía solo polvo, tierra y unas hojas que se vuelan dentro por el viento.
— ¿Te gusta tu lugar secreto?— le indico a que se acerca— solo hay que darle un toque
— ¡woooaw!— entra emocionado por el sitio
— Solo no debes olvidar dónde se encuentra— digo y frunce el ceño— es fácil, no debes venir solo y tampoco en la noche— el asiente y se sienta junto a mi
— ¡está genial Van, se lo mostraré a Ann!
Escucho ese apodo me regresa a su habitación y lo que me hizo. Trago saliva negando con la cabeza que se pierdan esos recuerdos. Escucho a lo lejos lo que me dice el enano y mi mente se sumerge sin que yo lo permita.
Gemidos, jadeos, suplica y su sangre que me parece divina. Esa deliciosa sangre que corre por sus venas.
Siento como si fueran a romper mi labio inferior mis colmillos que salen al pensar en su sangre y un sonrojo cubre mis mejillas.
— Van ¿Porque... no dices nada?— me reprende y me saca de mis pensamientos.
— Lo siento, ¿que me decias?— farfullo
— ¿Dónde está... tu lugar secreto?— una notable "o" me muestra en mi boca por su pregunta.
Eso me envia a la montaña. Esa hermosa vista que consegui en uno de mis paseos. Ese definitivamente es un bonito lugar secreto.
— Mmm está lejos— se sorprende — te llevaré luego ¿Te gustaría?
— Me gustaría mucho— ríe recostandose de mi
— Regresemos, tienes que almorzar.
No se niega y lo monto en mis hombros nuevamente. Llegamos en unos minutos y el fuerte sol me hace respingar por lo caliente que está. Entramos a la casa y el pequeño infla su pecho por grandeza al estar en mis hombros, hace reír a todos por su ocurrencia. Lo llevo dónde se encuentra Martha y ella lo sujeta en sus brazos.
Es increíble como un niño de 5 años puede hacer reír a muchas personas con solo unas palabras.
Regreso a mi habitación después de despedirme del enano. Me doy un baño para quitar el polvo y tierra que tengo y me recuesto en la cama para conciliar el sueño.
Uno tranquilo que duro la mitad de lo que normalmente duermo. Me remuevo manteniendo los párpados cerrados y trato de seguir durmiendo. Algo imposible. El sueño no regrese por mas que los mantenga cerrados, incluso los cierro fuerte, pero todo es en vano.
Suelto un gruñido exasperada y me levanto hastiada de mi situación. Una situación que... no me parece relevante de pensar o al menos que me inciten hacer cosas relevantes. Paso ambas manos por mi rostro y me levanto a los segundos.
Solo debo salir a una misión y ya.
Me cambio con rapidez y salgo a buscar a Jack. Uno de los soldados que me sirven. Debería estar afuera, ya que es de madrugada y el ronda la casa a estas horas. Bajo con rapidez las escaleras y solo una luz tenue acompañada de la chimenea, son las que estan presentes. Percibo unos vampiros afuera e imagino que en uno de ellos esta el que busco. Aunque es extraño que esten alrededor de la mansión.
El frio me recibe cuando abro la puerta y la luz de la luna cae sobre mi. Camino al hombre que necesito y tardo minutos en encontrarlo, ya que esta del otro lado de la mansión. Evito soltar un gruñido.
— Jack
Esta mas allá y no voy a esperar llegar a su ubicación. El se vuelve con leve ceño fruncido y hace una reverencia.
— Su alteza ¿Ocurre algo?— pregunta
— Tu dime. ¿Hay intrusos?— cuestiono al detener mi paso.
— Así es. El pueblo del oeste, por eso custodiamos la mansión— informa señalando la automática que cuelga de su hombro— La jefa se esta deshaciendo de ellos y nos envio aqui, ya que no hay traficantes que la protegan. La señorita Annie también esta allá.
Frunzo el ceño por lo ultimo. No le ordene ese tipo de cosas, no ahora. Su deber es estar aquí dándome informes, al igual que Danna, pero no saliendo de la mansión.
Recuerdo que fui a ese pueblo. ¿Será porque el anciano no acepto su amenaza? El no aceptar lo que propusieron, simplemente mandaron a entrar obligatoriamente.
— ¿Cuantos?
— Menos de treinta.
Ya veo. Probablemente cuando llegue ya este todo terminado. Es una cantidad que para ellas dos es bastante poca. Lo que no entiendo es ¿Desde cuando esas dos se llevan? Es igual a Clear, otra traficante que tampoco se lleva con Annie.
Diría que ninguno que lleva con la ojos grises. Nunca entiendo porqué. Ellos sabrán.
Capto un ruido de la radio que Jack tiene en su mano y la lleva a su oido.
— ¡Jack!— grita una voz agitada— dos... a... mansión... ahora— se escucha entrecortado.
— ¿Dos? ¿Escaparon?— pregunta para confirmar.
La respuesta tarda y se escuchan algunos disparos desde la radio. Adelanto pasos para estar alerta de cualquier enemigo. Jack me sigue y le pide una respuesta rápida. También escucho que ordena que esten atentos.
Cierro mis párpados y en mi campo visión no hay temperaturas que me indiquen que hay enemigos cerca o al menos a unos cien metros. Aunque si es por la distancia, imagino que tardarán unos veinte o treinta minutos dependiendo de la velocidad. Se reduce si son lobos.
— ¡Si!— responde al fin.
El hombre me ofrece una beretta y me adelanta, asegurándome.
— Cazar de madrugada es divertido— comento alegre. Llevo dias sin matar a intrusos.
— Bueno, es a usted aquien están cazando, princesa.
— Cierto
Olvidaba que es a mi a quien buscan.
El crujido de la hojas por nuestras pisadas y el ulular de las bestias nocturnas se hacen presentes por el silencio que llevamos. El viento esta en la direccion que vamos caminando, asi que no podre captar el olor del enemigo tan fácilmente.
Jack habla por medio de la radio con Danna de algo que no me interesa, yo solo estoy atenta a mis alrededores por los largos minutos que llevamos y aun no aparece el intruso. Cierro mis ojos de nuevo.
No hay ninguna temperatura...
Vaya. Yo creyendo que estaba en la dirección incorrecta.
El muy maldito esta a metros de nosotros, acechandonos y parece que es inteligente porque esta contra viento. Es por eso que no lo captaba, sin embargo, falta uno y parece que no es tan inteligente como el otro, porque este lo capto con mi olfato al estar detras de donde estamos.
Ahora entiendo porque no tardaron tanto. Cuatro patas es mejor que dos.
— ¿Quieres el que esta adelante o el de atras?— pregunto ajustando el arma. Jack se vuelve confuso.
— ¿Adelante?
Sonrío por su pregunta y antes de soltar la respuesta que quiere; le lanzo una patada que lo hace retroceder y apenas mantener el equilibro para no caer. Luego de eso un lobo aparece tirando sus garras a él que evade por poco, lo engancho del cuello, al parecer tenia pensado tomarlo desprevenido y lo hago impactar contra el suelo.
El chillido se escucha y desaparezco de ahí cuando el otro se lanza a mi posición atacándome con sus fauces. Me ubico detras del pateado que retrocede para estar a mi lado y mirarme de reojo.
— Si, adelante.
Las bestias muestran sus colmillos, gruñendo a nuestra dirección. En mi dirección, específicamente. Olvidan al hombre que esta ajustando la automática que tiene en sus manos y que...
Presiona el gatillo contra ellos justo ahora, el ruido inunda alrededor acompañado del olor a pólvora. Ambos de dispersan y Jack debe mantener a solo uno que se acerca en cada que evade. Sorprendente.
Muy ágil, sin embargo, el hombre a mi lado también lo es e impacta unas cuantas balas cuando predice a donde se moverá. Una sonrisa doma mis labios y guardo el arma en mi espalda baja y el leggin. Quiero jugar, pero, también matar con rapidez y entre y lo otro la segunda opción es mas rápida. La primera lleva a la segunda, pero es muy tardía.
Mis garras se alargan y me agacho al sentir que la bestia se lanza por detras de mi. Me roza con sus garras y con rapidez clavo las mias en su estomago. El quejido no se hace de esperar y la sangre tampoco, porque cae directamente en mi cabeza cuando las saco bruscamente.
— Perros. ¿Creiste que estaria desprevenida?— ironizo y el lobo apenas puede levantarse.
Sonido lastimeros de dolor, supongo, es lo que suelta. Me acerco al animal casi muerto y me acuclillo ante el. Me ataca con sus colmillos y agarro su hocico con facilidad.
— Suerte para la próxima— murmuro con una sonrisa.
Abro la boca de la bestia y ejerzo la fuerza suficiente para dejar mas abierta de lo que es, al punto de quitar la parte de arriba y quede la otra con algunas partes de su cerebro.
Arrugo la cara por el olor a sangre sobre mi cuerpo. La sangre de lobo no me agrada en absoluto. Tiro la que tengo en mano y desaparezco de ese lugar cuando me atacan y vuelvo al lado de Jack.
— Que fuerte. ¿Tantas balas y aun esta de pie?
Gruñe de nuevo y se aleja del cuerpo inerte del lobo. Sus ojos muestran una furia enorme. Un amarillo intenso que brilla mostrando enojo puro. Gran parte de su cuerpo esta baleado y herido, pero aun así, sigue como si nada.
Interesante.
Volteo cuando otro olor llega a mi y... tampoco esta en buenas condiciones. Sangre corre por su brazo y su pierna derecha, también algunos rasguños en su cara.
¿Quiere decir que me toco el ignorante? Eso me ofende.
— ¿Se encuentra bien?— cuestiona frunciendo el ceño de dolor.
Yo levanto una ceja. Niego divertida y doy pasos al lycan que no para de gruñir. Muevo la mano a mi espalda y la ubico en el arma cuando en segundos ya esta atacándome con sus fauces, garras y cuando estoy detras de el ataca con sus patas traseras. Rio por lo bajo al ver su desespero de no darme un golpe.
Flexiono las rodillas y cuando voy a saltar desaparezco ante sus fauces. Desde arriba en esos segundos veo su desorientación, saco la beretta y aprieto el gatillo las veces que sean necesarias. Dos, cinco... siete impactos de bala directamente a su cabeza.
Me levanto de su cuerpo, ya que cai encima de el y suelto un suspiro. Necesitaba de esto.
Le entrego el arma a su dueño y me enruto a mi habitación por un baño de urgencia. Este olor de perro es... para nada agradable en mi olfato. Jack sigue mis pasos como puede mientras habla con Danna por la radio, explicándole la situación.
Esta sangre... su olor es horrible. Joder. Mas apetecible fue la que me dio el Doc. Aquella casi me dan ganas de vomitar, ésta es mucho peor, así que lo que me provoca es el doble. Chasqueo la lengua y para mas rapidez desaparezco para ubicarme en la habitación.
Entro al baño que me espera con los brazos abiertos.
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