Venganza frustrada

Era una noche calurosa y se agradecía aquella suave brisa, iba caminando desde su casa al centro porque Julián se había llevado el coche al taller. Cuanto más se acercaba al

centro la rabia se apoderaba de ella.  Estaba esperando a que el semáforo abriera cuando se detuvo un coche a su altura, bajo la ventanilla y un hombre de unos 40 años le pregunto si sabía dónde quedaba “La cueva “(era un local donde se reunían parejas para intercambio o para pasar un rato con él o la amante, Clara conocía aquel local de cuando era la amante de Ferdinand   ).  Clara intento indicarle el camino pero desde el sitio que se encontraba no sabía cómo explicárselo. A lo que él le sugirió si podía acompañarlo siempre que fuera en aquella dirección. Clara dudo un rato, pero luego le dio igual lo que pudiera pasarle  y se subió al coche.

El desconocido parecía un hombre tranquilo, amable, con una voz serena le decía que había quedado en encontrarse con una persona, que él no era de allí, por eso no

conocía la ciudad. Clara no se había fijado en su físico por qué no tenía cabeza para pensar con claridad, en lo único que se fijó, fue que llevaba un Rolex dorado en su ancha muñeca. Ella le señalo donde estaba el local  y aparco el coche. Se bajaron y cuando Clara

se disponía a despedirse,  este la invito

a tomarse algo en el local. Clara acepto  y mirando hacia el suelo  cabiz baja entro en La cueva. Se sentaron en uno de aquellos compartimentos de sofás granates, con la simple decoración de unas cortinas a juego del sofá que separaba un compartimento de otro para asegurar algo de intimidad, una mesa pequeña con unas velas y un cenicero.  El ambiente era silencioso como ella lo recordaba y las luces tenues.  El desconocido pidió una copa de coñac y Clara una caña. Ante el silencio de Clara este le pregunto que la veía muy triste, que si quería contarle lo que le pasaba, él la escucharía, pues había llegado pronto y su cita aun tardaría en llegar. Clara sin mirarle a la cara, empezó a contarle TODO de su vida hasta aquel momento. Aquel hombre no sabía que decirle ni que hacer, estaba perplejo. Le cogió la mano  y con la otra le levanto el mentón para mirarla bien a la cara, ella alzo la vista pero tenía la mirada perdida, él tenía su cara muy cerca de la de ella y le dijo que si quería ella podía pagarle con la misma moneda en aquel momento con él. Acerco sus labios a los de ella y

cuando se iban a rozar Clara hecho la cabeza para atrás y se levantó. Le dio las gracias por haberla escuchado y salió sin mirar atrás. No pudo.

Se disponía regresar a casa cuando  por el camino se encontró con unos amigos que se dirigían a una discoteca. Como vieron que Clara estaba sola la invitaron a ir con ellos. No tenía nada que perder y los acompaño.

Hacía mucho calor en la pista de baile y Clara se sacó la cazadora y la apoyo en una balda donde había más chaquetas. Ella se encamino a la pista meneando su cuerpo. La verdad que después de dar a luz recupero su cuerpo y seguía teniendo el mismo aspecto que antes.  Podía moverse sin sentir vergüenza y con mucha seguridad. Entre las luces y el sonido de la música Clara se dejaba envolver por el ritmo. Pudo desconectar y pensar con claridad. Había estado a punto de ponerse a la altura de el, y en el último momento se rajo, no pensaba caer tan bajo,  aun así seguía enfadada. Pobre desconocido le había contado su vida  y ni siquiera le

había preguntado su nombre.

Cuando era hora de irse, Clara se dio cuenta de que su cazadora había desaparecido con el dinero y las llaves de casa. Se pasó un rato buscando pero no la encontró, alguien se la había llevado, y ella se había quedado de puerta para afuera. Uno de los amigos le prestó una chaqueta y le pago un taxi hasta su casa. Clara se acordó de que el ventanuco del baño estaba abierto y podía trepar por el muro hasta llegar a ella y así poder colarse por la misma sin demasiada dificultad, cuando se vio delante del muro  no pudo evitar reírse y pensar que parecía un ladrón entrando en su propia casa, solo esperaba que ningún vecino la viera en aquella situación tan embarazosa, menudo corte,  tenía que darse una ducha rápida porque en un par de horas entraba a trabajar en el súper.

Había trasnochado y haría reenganche con el trabajo, otro día no podía faltar. Además no se sentía cansada ni tenia sueño.

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