Primeras Experiencias

Anthony, hacía poco tiempo que había llegado al país y no se

le ocurrió otra cosa que pedirle a Clara que fuera su guía por la ciudad. Esta

no dudo en aceptar, estaba sola y así por lo menos saldría de casa.

Lo llevo a los locales de moda, a las discotecas de la zona

ya los Cafés.

La verdad que se lo pasaba bien. Lo coqueteaba, le gustaba

ponerlo nervioso siempre que tenía ocasión. Era como una venganza hacia los

hombres que eran mayores que ella.  Después de sus malas experiencias ¿por qué razón no se cohibía y seguía

provocando? No pensaba en que fuese un problema. Estaba en su naturaleza ser

simplemente así.

El físico de Anthony no le gustaba nada.

Para ella era un viejo feo, calvo y regordete que se ponía

nervioso cada vez que ella estaba delante.

Por esa época Clara cumplió sus diecisiete años y Anthony le

regalo unos pendientes de oro. Fingió gustarle el detalle, para no herir su

intención, pero la verdad que no le agradaron. Nunca se lo dijo, ni tampoco se

los puso.

Él siempre la trató con mucho respeto, hasta llego a

proponerle matrimonio y que la respetaría hasta la noche de bodas.

Clara aún era muy joven, pero se sintió halagada. Quizás ese

detalle fue la que despertó en ella una ligera atracción.

Era diez años mayor que ella, la quería y le ofrecía un buen

futuro a su lado. Se imaginó su vida junto a la suya. Se vio esposa y madre de

unos cuantos críos. Al principio tampoco le disgustaba la idea, pero después de

meditarlo bastante no se sentía preparada para dar ese paso.

Ya llevaban medio año juntos y un día que estaban solos en

casa de ella, Anthony como siempre la beso muy suave y comenzó a acariciar

su pecho.

A medida que los besos cobraban intensidad, él le susurraba

al oído que quería hacerle el amor.

Él sabía que ella nunca lo había hecho y le decía que se

sentiría el hombre más afortunado del mundo siendo el primero.

Si era cierto que le había dicho que la respetaría hasta el

día de la boda, pero en las últimas semanas sentía que Clara se estaba

distanciando de él y le ponía excusas para no quedar tan seguido.

Entonces pensó que, si lo hacían, la haría suya; le pertenecería para siempre y

ella no lo dejaría nunca.

Cuando se lo dijo a Clara y de la forma que se lo dijo, de querer

amoldarla a su manera si se acostaba con él; no le gustaron nada aquellas

palabras.

Clara intuía que realmente él quería embarazarla, porque sabía

lo conservadores que eran sus padres y así se verían en la obligación de

casarse más rápido.  En ese momento se

dio cuenta, que realmente no lo amaba; solo estaba con él por no estar sola.

Cierto que también era una oportunidad de experimentar algo que quería hacer,

pero sabía que entonces ya no se quitaría a Anthony de encima y ella aún era muy joven y tenía mucho por vivir. Clara lo rechazo y le

pidió tiempo. Ella quería dejar ese noviazgo que la estaba empezando a agobiar,

pero aún no sabía cómo terminar esa relación sin hacerle daño.

Una noche como otras anteriores se fueron a la discoteca

donde solían ir habitualmente, y por casualidad se encontró con Tony.

Hacía mucho tiempo que no se veían y a Clara se le iluminaron

los ojos cuando lo vio. A Tony le paso exactamente lo mismo, porque no dudo en

acercarse a ella para sacarla a bailar.

Cuando Anthony observo como Clara miraba a Tony con

admiración mientras bailaban y él se sentía ignorado, se dio cuenta que Clara

nunca lo había mirado de esa manera y después de un par de horas, se acercó a

ella y le dijo molesto:

- “¡Lo dejamos! que te lleve tu amigo a casa. ¡No seré más

tu taxista!”. Y se fue.

Clara asintió con la cabeza y para sus adentros pensó: - ¡lo

siento mucho Anthony, debí ser sincera contigo, pero no sabía cómo!. Y lo

vio alejarse para no volverlo a ver más.

Quedo aliviada de que él tomara la decisión de dejarla. Así

no tendría que pasar un mal trago para terminarle.

Después de unos días, se enteró que Anthony fue hablar con su

padre, para decirle que habían finalizado el noviazgo y embriagado le pedía

llorando que la hiciera recapacitar que él estaba muy enamorado de ella. Que

quería darle otra oportunidad y que la perdonaba.

Clara no daba crédito cuando su padre le pidió explicaciones.

Entonces fue sincera y le confeso a su padre que lo dejó porque no lo quería. A

su padre no le quedó más remedio que aceptarlo y unos meses después Anthony se

fue del país de vuelta para Italia.

***

Desde que había vuelto a ver a Tony esa noche, estaba

deseando correr a los brazos y besar aquel chico que la desquiciaba y la hacía

rabiar.  No se había olvidado que la

hubiese cacheteado en un impulso del cual le juro que se arrepentía.

Y aquella misma noche, gracias al plantón de Anthony, ella lo

sedujo nuevamente y terminaron enrollándose en el coche. Pero sin intimidar, ya

que no era aún el momento.

Clara solo quiso provocarlo y dejarle la miel en los

labios.  Como venganza ya que también sería la última vez.

***

A raíz de los malos entendidos ocasionados en el trabajo,

Clara no tuvo más remedio que despedirse y buscar un nuevo aprendizaje en otro

lugar. Aprovechando la situación ya no quiso seguir la rama de peluquería y

optó por hacer carrera, ya que en ese año cumpliría los dieciocho años y podía

probar suerte como enfermera, que era lo que realmente deseaba ser.

La verdad que estaba muy ilusionada cuando la aceptaron como

estudiante en el hospital de su ciudad. Fue bien recibida por sus compañeros, a

pesar de ser la más joven del grupo. En ese año que estuvo se esforzó al

máximo, sabía que podía conseguirlo.

La teoría le costaba bastante, había mucha materia para

estudiar y raspaba las asignaturas, pero en las practicas tanto los tutores

como compañeros licenciados estaban muy contentos con su evolución, de echo le

decían que había nacido para ello.

 Durante su estancia

allí, la empezaron a llamar por “Sister Smeily “(Hermana sonrisas). Decían que

era por la alegría que desprendía cada día cuando llegaba por la puerta y por

qué los enfermos que la conocían reclamaban su presencia junto a ellos.

Se había hecho tan popular entre sus compañeros que algunos

de ellos empezaron a fijarse en ella.

Clara no tuvo reparo en liarse con dos de ellos al mismo

tiempo.

Tony seguía queriendo quedar con Clara, pero ella siempre se

excusaba y entonces él, preguntaba a sus amigas por donde iban a estar, para

aparecer por allí y poder verla.

Pero Clara lo ignoraba y el la fastidiaba, llamándola fea, o

coqueteando con otras. A Clara le daba mucha rabia, pero se hacia la

desinteresada. Ella ya les había echado el ojo a otros.

Jens era un chico muy guapo, alto y musculoso. Tenía 24 años,

de ojos castaños y cabello rubio. Era uno de los celadores del hospital.

Algunas de las compañeras de Clara suspiraban por estar en

sus brazos, pero este se fijó en Clara y no tardó en hacérselo saber. Coqueteaban

cuando coincidían en la cafetería o en el ascensor.

La primera vez que quedaron fuera del hospital, la invito a

cenar a un restaurante chino y después a una corta noche romántica en su

apartamento de soltero.

Fue tierno con ella. La beso apasionadamente, la acaricio por

todo el cuerpo, pero no hicieron el amor. Él quería respetarla. Clara ardía en

deseos que la hiciera mujer, pero este se resistía a sus encantos.

Decía que prefería ir más despacio. Clara no podía creérselo,

otro chico que a ella le gustaba y otro que la rechazaba y le pedía tiempo.

 Estaba empezando a

sentirse ya un poco desesperada con el tema. Todas sus amigas ya habían tenido

sus primeras relaciones y ella aun nada. Ella también quería. Pero con alguien

que a ella le atrajese de verdad.

***

Al día siguiente Clara tenía el turno de noche y le toco

guardia con Mateo.

Mateo era bastante mayor, rondaba casi los treinta años, de

ojos verdes, algo calvo, de pelo castaño y constitución delgado. Era su tutor

en prácticas y también se sentía atraída por él.

Se encontraban solos en la sala de enfermeros cuando le pidió

de hacerle un masaje en la nuca.

Decía que estaba cansado y necesitaba relajarse y a cambio

después le daría un masaje a ella también. Clara no dudo y lo complació.

Comenzó por las nuca, hombros y subió hacia su cabeza. Mateo

se sentía relajado y le decía que le estaba gustando mucho y le pregunto si

había hecho algún curso de masajista.

Clara le comento que había hecho varios seminarios cuando

estudio para peluquería y uno de ellos era hacer masajes en la zona capilar,

nuca hombros y manos.

Él se sintió satisfecho y Clara noto en su respiración que

estaba algo excitado. Al cabo de un rato le tocaba a él dárselo a ella.

Se sentó, cerró los ojos y dejo que las manos de Mateo

masajearan su cuello y hombros. El masaje había comenzado muy suave, pero al

poco tiempo empezaba a ser algo brusco, pero sin hacer daño.

Clara notó como el calor del aliento de Mateo y sus labios

rozaba su oreja. Abrió los ojos y le preguntó:

"- ¿Qué quieres?"

Él le contesto con voz mimosa:

"-quiero besarte, lo estoy deseando desde que estamos a

solas."

A Clara aquella escena le resultó tan morbosa que se dejó

besar. En cierto modo también lo había estado fantaseando mientras le estaba

haciendo el masaje.

Se besaron y acariciaron. Fue algo tierno y prohibido, pero

no pasó nada más, ya que los pacientes comenzaron a timbrar y había que atenderlos.

Aquello no trascendería, pues tanto para Mateo como para ella no había

significado nada.

Cuando volvió

a ver a Jens, tuvo mala conciencia, pero no sabía cómo decírselo; no es que

estuviera enamorada de él, solo le gustaba mucho, pero aquella ternura… él no

se lo merecía.

Decidió enviarle una nota donde tendrían estas palabras: ¡EL

AMOR TIENE MUCHAS CARAS, LO SIENTO!

El entendería aquel mensaje y la comprendería, cuando le

pidiera perdón por lo que había hecho. Si que entendió aquella frase, pero no

como Clara se había esperado.

Jens se molestó muchísimo. A nadie le gusta compartir y

aunque llevaban poco tiempo conociéndose y aun no eran nada, él sí que estaba

enamorado de Clara.

Ella no supo cómo responderle, no supo explicarse y Jens no

quiso seguir con ella. Lo había decepcionado.

Era la primera vez que Clara se sintió verdaderamente mal.

Nunca antes la habían dejado sintiéndose tan miserable y por ser sincera con algo

que debería ser un secreto.

Pero esta no sería la última vez.

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