Calma

Clara tenía una amiga, Marga. No es que fuera su confidente,

pero era la típica amiga para las ocasiones. Clara siempre había sido una

persona solitaria, misteriosa, poseedora de grandes secretos y a veces muy

casualmente se la veía en compañía masculina. Con los que se solía dejar ver

más a menudo eran casi todos conocidos, vecinos, (personas ajenas a su doble

identidad) que siempre la han tratado bien y les gustaba su compañía.

Había aprendido a llevar una doble vida con discreción.

Marga, su amiga, era la novia de un vecino de ella, y a

través de Marga se enteró de que había un chico, amigo de su vecino que estaba

interesado en ella.

Tenía un admirador secreto. No la conocía aun en

persona, ni por fotografía, pero se había enamorado de ella solo por oídas. Sus

amigos le habían contado maravillas; le decían lo buena persona que era, la

hermosura y el encanto que poseía; que era la virtud y la belleza en carne y

hueso.

El único problema era que él se sentía muy poca cosa para

ella. No era un hombre agraciado y temía que cuando lo conociese echaría a

correr. Preferiría quedarse en el anonimato y le empezó a escribir cartas con

poemas de amor, que le hacía llegar por el novio de Marga. Poemas que

transmitían una gran dulzura. Una dulzura que ella anhelaba abrazar.

Tenía que conocerlo. Aquello tan bonito no le podía estar

pasando. Se sentía atraída por aquellas palabras tan bonitas.

 Y por fin llego el día en que conocería a su romeo.

Su amiga Marga ya la había puesto en sobre aviso de que no

era un hombre guapo. De hecho, para que se lo imaginara mejor, se lo comparo

con el desaparecido Freddy Mercuri en su estado avanzado de sida.

"Tremenda comparación!!que exagerada pensó! “cuando lo

vio no le pareció en absoluto que fuera feo. Si un poco delgado de piernas y el

rostro muy serio.

Era como si se conocieran de toda la vida y encajaron al

momento. Clara conseguía arrancarle alguna sonrisa que otra y Roberts le

susurraba hermosas palabras.

Ella estaba ilusionada con él. Roberts tenía veinticinco

años, era bastante alto, rubio, de ojos castaños. Era el encargado en una

empresa de computadoras y tenía las ideas muy claras de lo que quería para su

futuro. Y en sus planes estaba Clara.

Clara se dio cuenta que realmente no estaba enamorada, no

sentía mariposas en el estómago, pero creía que quizás con el tiempo, aquel hombre

la podría hacer feliz, pues el sí estaba perdidamente enamorado de ella.

Cuando Clara cumplió los veinte años, él le regalo un ramo de

rosas rojas con una nota. Esa nota decía así:

“Para mi sol, mi luna, la niña de mis ojos que me miran

con tanta ternura, encontré el

amor de mi vida y con todo mi corazón deseo compartir

mi vida contigo. Te amo."

Robert.

Aquella nota era una petición de matrimonio muy romántica y

el la veía con ojos llenos de amor, esperando una respuesta, pero Clara no

podía responderle aún.

Él era tan bueno y ella….-él se merecía a otra persona,

alguien que tuviera un alma tan puro como el suyo. Ella recordando sus acciones

vividas, estaba avergonzada. Y le pido tiempo.

Cuando corto con él, le dolió en el alma pues no fue capaz de

decirle la verdad del porqué no aceptaba casarse con él. Solo le dijo que él se

merecía a alguien mejor que ella. No tuvo el valor suficiente para decir lo que

había hecho hasta antes de conocerlo, no era justo ni para él ni para ella

misma. Decidió callar.

Aquella misma tarde y después de un par de meses se encontró

con Mario y este la invito a tomar un café; Clara lo observo bien de frente,

era odioso y asqueroso, sintió de nuevo miedo a que el la tocara. No sabe de

dónde saco el valor, ni en qué momento le vino y sin dar explicaciones y con

voz firme le dijo: ¡NO!. Se negó, lo había hecho, se había negado y el

no hizo nada para obligarla. Se quedo allí parado sin articular palabra y sin

ningún tipo de expresión en la cara. La dejo marchar sin más. Se sintió por

primera vez victoriosa, era una nueva sensación que aún no había experimentado

y le gusto.

Al día siguiente se sintió una mujer nueva, victoriosa y

pensó que había llegado el momento de cambiar su forma de vida. Acudió a la

peluquería y se cortó su largo cabello a la altura de los hombros. Fue de

compras y se puso al día en ropa. Pidió cita para ir al Psiquiatra, sabía que

necesitaba ayuda profesional, había muchas cosas que no entendía y que necesitaba

poder cambiar.

Después de casi tres horas en la consulta del Dr. Fabio, este

le confirmo que había sido víctima de un incesto provocado por una persona

enferma a una edad muy temprana. Perturbándole el significado del amor el

cariño y la confianza, incluida su inocencia. Por eso había actuado de una

forma tan poco inusual.

Fue consciente de que todas sus primeras experiencias donde

no se sintió cómoda como su primera vez, había sido una violación. Pues cuando

una mujer dice NO y ocurre lo contrario es una violación.

Este le aconsejo que tendría que intentar recobrar su

autoestima, quererse a sí misma y darse la oportunidad de seguir adelante con

su vida. Tratar de perdonar aquellos que le hicieron daño y procurar no cometer

los mismos errores otra vez.

La aconsejo que aún estaba en tiempo para poner una denuncia

por violación y por incitación a la prostitución. Aquellas palabras le

parecieron tan graves que se asustó. Su familia no sabía nada y le daba mucha

vergüenza que saliera a la luz aquella confesión.

Si él no la volvía a molestar más, prefería no hacer

nada; no deseaba pasar por un interrogatorio tan embarazoso.

El primer paso ya lo había dado y era sincerarse con un profesional.

A partir de ahí solo ella podía cambiar las cosas. Por lo menos esa era la

intención.

Hola mis queridos lectores , espero que les este gustando esta novela.

Con Clara, sus amoríos y su lucha por encontrar una estabilidad emocional.

Dejen sus comentarios . En breve habrá mas y emocionantes capítulos. 😉

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