Atracción, Amor y Odio

Como ya se había graduado, quiso empezar en

una academia para peluqueras. Obviamente podría haber escogido una carrera,

pero como aun no era mayor de edad y era un requisito que se pedía por aquel

entonces para cursar ciertos oficios, opto por un ciclo medio.

Le gustaba mucho el oficio, incluso llego a

creer que era lo suyo, pero al cabo de ese año se sintió agobiada por todos los

problemas que había en su entorno.

Nada era lo que parecía.

Su jefe, un hombre maduro que le triplicaba la

edad, la tenía un especial cariño. La enviaba a seminarios con todos los gastos

pagos para mejorar su enseñanza, le enseñaba técnicas de corte e imagen. Era

una persona muy atenta.

Aquellas atenciones por parte de su jefe, sus

padres no lo entendían y le recalcaban a Clara, que ella era menor de edad y

por lo tanto no podía tomar decisiones por su propia cuenta, sin su aprobación.

A raíz de esos problemas sus padres tuvieron

una charla con su jefe y

El asunto acabo mal; pues él lo único que

quería era darle una buena formación, porque para su criterio era buena en su

trabajo, pero los padres de ella pensaban que él tenía segundas intenciones.

Nunca paso nada entre Clara y su jefe. Aunque

ella sentía una ligera atracción hacia él. Era algo normal en ella ya que

siempre se sentía atraída por hombres con autoridad.

Se imaginaba encuentros amorosos entre ellos

cuando este le agarraba la mano para corregirla en el manejo de las tijeras.

¡Tenía las manos tan suaves!

***

Por aquel entonces, con quince años a Clara la

estaban pretendiendo tres chicos italianos.

Ya que sus padres no querían que saliera con

chicos de otras nacionalidades por temor a perderla; por lo que frecuentaban centros,

Clubs y salas de fiestas para italianos que había en Francia.

A Josep y Tony los conoció en una de esas

fiestas.

A Tony realmente ya lo conocía de vista, de

las clases italianas, pero no había reparado en él, porque le parecía un

macarra, hasta aquel día que lo vio de frente y a los ojos.

Josep sin embargo era guapísimo, tenía 20

años, con un cuerpo atlético, era alto de pelo castaño y ojos color miel.

Tony también tenía buen cuerpo. Era tímido,

moreno, de ojos negros y tenía 19 años.

El otro chico se llamaba Anthony. Era diez

años mayor que ella. Tenía 25 años, era fuerte, mediana estatura, moreno y ojos

castaños.

A él lo conoció un día que los visitaron unos

amigos de sus padres y este iba en su compañía.

En aquella fiesta Josep la saco a bailar y

mientras bailaban le comentaba lo mucho que había llamado su atención.

Principalmente por su larga cabellera negra, por sus grandes y hermosos ojos

marrón oscuros y en su coqueta mirada. La halagaba por lo hermosa que era y

quería conocerla más. A Clara tambien le gustaba Josep, pero lo rechazaba

haciéndose la difícil y sin darle ninguna oportunidad para conseguir su

teléfono, cuando este se lo pidió.

El la observaba, cuando Tony la saco a bailar

y la observaba con ojos conquistadores mientras se tomaba un gin-tonic.

Clara disimuladamente lo ignoraba, pero podía

sentir sus ojos sobre ella y cuando se giraba, veía como la observaba.

Comenzaba un juego para ella. Y para celarlo, le prestaba atención a Tony y le

sonreía descaradamente.

  Cuando se iba de la fiesta Josep la

agarro de la mano y le pidió si por lo menos le podía decir su apellido. Ella

solo le sonrió y le dijo:

 "- ¡Para que quieres que te lo

diga si te vas a olvidar! "

Josep volvió a insistirle y le dijo. -"

¡prueba! " y le guiño un ojo.

 Clara le

regalo una sonrisa; se acercó a él y mordiéndose los labios se despidió dándole

un cálido beso en la mejilla y le susurro al oído fugazmente -"Quiroga".

Tres días después Clara recibió una llamada de

teléfono.

La sorpresa de ella fue al escuchar que era

Josep y que había conseguido su número a través de la guía telefónica.

No se había olvidado de su apellido y

consiguió la atención de Clara y comenzaron a salir.

Josep al principio la llevaba al cine, a la

bolera, a tomar café, a patinar sobre hielo; vamos que era lo que se podía

decir un novio.

Una vez que estaban solos en el coche de noche

en un parque, comenzaron a besarse con intensidad, a Clara aquello le recordaba

a Jaime, pero lo aparto de su mente y lo dejo continuar. Besaba muy bien y

estaban encendidos de pasión. Josep le cogió la mano derecha y se la llevó

hasta la cremallera de su pantalón;

"-acaríciamele decía con voz excitada. "

-desabróchame el pantalón".

Clara de lo nerviosa que estaba, se sentía

torpe, no era capaz de desabrocharle el pantalón;

Josep la ayudo liberándose de esa incomodidad

que lo apretaba.

 Luego

llevo la mano de Clara sobre su miembro sin soltarla; guiándola de arriba

abajo, marcando el ritmo de los roces como a él le gustaba, con intensidad

mientras se besaban, hasta que llego al clímax.

Ella sintió ese el líquido blanquecino, caliente,

mucoso en su mano.

Ante aquella situación se sentía avergonzada y

salió huyendo del coche y se puso a llorar.

De nuevo volvía a sentirse

desconcertada.  Sentía nauseas el haberle proporcionado ese placer con la

mano y miedo que él lo supiera por lo que pudiera pensar de ella.

Josep después de arreglarse salió para

buscarla y preguntarle qué era lo que le había pasado. Clara le contesto con

mucha timidez escondiendo la mirada:

"-es la primera vez que le hago esto a alguien

y me he asustado, nada más."

No quería contarle que la verdad era que se

acordó de la última vez cuando vio caer aquellas gotitas blancas y que en ese

momento se dio cuenta de lo que había sido.

Josep sonrió. Tiernamente la abrazo y la llevo

a su casa de vuelta.

Quedaban todos los fines de semana, e iban a

la bolera, donde siempre estaban con un grupo de amigos por parte de él. Clara

evitaba quedarse mucho tiempo a solas. Solo lo justo para darse besos y caricias,

pero sin llegar a nada más.

Llego el día de su decimosexto cumpleaños y

Josep la recogió de la academia en su Opel corsa rojo.

Le regalo una pulsera de oro muy linda y le

dijo que esa noche le daría otra sorpresa. Clara estaba muy emocionada.

La recogió a las cinco de la tarde y fueron a

casa de unos amigos, para ver un partido de futbol.

A Clara no le hizo mucha gracia, y aburrida se

sentó con ellos. ¡Menuda sorpresa! A ella no le gustaba el futbol.

Al finalizar el partido, le pidió de ir a otro

sitio pues estaba agobiada.

Él había tomado unas cuantas cervezas y estaba

molesto por irse de allí, pero acepto.

 Ella

aun no sabía realmente cuál sería la sorpresa que él le quería hacer, dudaba

que fuese solo ver el partido. Pensó que la llevaría a cenar ya que era aún

temprano.

Pero no fue así.  La llevo a un sitio

apartado donde solo la oscuridad de la noche era testigo de lo que iba a pasar.

Josep le dijo de parar un ratito para estar

solos y besarse. Clara acepto ya que desde que la había recogido, aún no se

habían besado.

Recostaron los asientos delanteros y ella

empezó a besarlo como otras veces y decidió comerle la oreja para excitarlo un

poquito más ¡buena la había hecho!

Josep la aparto con brusquedad y la empujo

hacia el asiento del copiloto, echándose sobre ella.

La beso, mordiéndole el labio inferior, estaba

como poseído y le introdujo la lengua hasta el fondo de la boca. Le levanto la

falda hasta la cintura, le rompió las pantis y le metió los dedos en su

interior.

Clara se asustó, estaba temblando y él la

estaba haciendo daño y le pidió que parase.

La miro a los ojos, eran oscuros como la noche

y temerarios, sin hacer caso de lo que le había dicho, siguió a lo suyo; bajo

lamiéndole todo el cuerpo, por encima de la ropa hasta llegar a su intimidad y

empezó a besárselo como si de una boca se tratara.

Clara no sabía cómo salir se aquella situación

tan embarazosa, se sentía violentada; hizo el gesto de querer levantarse, pero él

no la dejo y volvió a ejercer fuerza sobre ella, forzando la situación e

intención por desvirgarla.

Clara se asustó mucho. Creía que la iba a

violar. Se le humedecieron los ojos y le pidió que parase, que nunca lo había

hecho y que tenía miedo.

Josep dentro de su locura reaccionó y cedió la

intensidad, pero la rozo con su miembro hasta llegar al clímax encima de ella

manchándola toda.

Después de aquella noche, ella no quiso saber

nada el, le daba miedo y dio por terminada la relación con él.

***

Al poco tiempo y después de este insistir en

varias ocasiones, Clara aceptó salir con Tony.

Él era un chico muy tímido, pero a diferencia

de Josep no la forzaba a nada. ¡Ni siquiera le metía mano!

Ella estaba tranquila, pero con el tiempo,

empezó a pensar que no lo atraía y le daba rabia. Terminaba desquiciada con él.

Siempre estaban peleando verbalmente, como el perro y el gato.

Él conseguía de alguna manera hacerla rabiar y

celarla.

Sus amigos le venían contando chismes sobre

él.

De que mantenía relaciones con otros chicas y

que a ella no la tocaba, porque la respetaba, por ser aún virgen.

Cuando Clara le reclamaba, él siempre lo

negaba y aunque ella lo odiaba por ello no podía evitarlo, pero le encantaba

besarlo.

 Incluso

tomo un día la iniciativa de intimar más. Había decidido sacarse de dudas de

una vez por todas y de que fuese él el primero, pero Tony la rechazo y le dijo

que “no era el momento”.

Clara se sintió decepcionada, avergonzada por

el rechazo y sin saber porque lo empezó a odiar. De repente, no podía parar de

pensar en Josep. Se excitaba cuando recordaba lo que le había hecho y aunque en

aquel entonces estaba asustada, ya no pensaba igual.

Deseaba y estaba decidida a volver con él. Josep

era el indicado y podría enseñarla a hacer el amor.

Quiso localizarlo para intentarlo de nuevo,

pero ya era demasiado tarde; por la hermana de este supo que había vuelto con

su ex.

Con Tony la relación era cada vez más

desesperante. Ella quería alejarse de él, pero a la vez no.

Era un poco amor odio lo que sentía hacía él.

Un día que Clara salió con un grupo de amigos

a una discoteca se encontró allí a Tony y a sus inseparables amigos. Uno de

ellos le dijo a Clara que Tony quería terminar con ella, porque decía haberse

enamorado de su amiga.

A Clara aquello le invadió la rabia y en

un impulso desesperado le arrojo el contenido del vaso a la cara y por

instinto Tony reacciono y le dio una cachetada.

Clara no se lo podía creer ¡le había pegado!.

Llorando y humillada, echó a correr. Tony la

siguió.

Cuando la pillo en el pasillo que iba hacia

los baños, la sujetó del brazo para pedirle perdón; que fue impulso, que no

quería y que no sabía porque lo había hecho.

Ella no quería escuchar sus disculpas, estaba

ofendida y le gritaba que la dejara en paz.

 Como no

paraba de moverse, ni de gritar, la arrimo contra la pared para que se quedara

quieta. Le agarro el mentón y le propino un pedazo beso, que la dejo sin

aliento.

Nunca antes la había besado tan intenso, tan

varonil. Sintió su cuerpo pegado al suyo; notando ese bulto propio de los

hombres y se sintió muy excitada. Pero no paso de ahí. Le gustó mucho aquel

beso, pero se fue del lugar y lo dejo viendo como ella se alejaba sin decir

palabra.

Ese sería el beso de despedida. - pensaba

ella mientras se dirigía a casa en un taxi.

Clara, después de meditarlo, no volvería a

quedar con él. Si una vez le levanto la mano estaba segura que lo volvería

hacer

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