Episode 17.

...RODRIGO...

—¡Arianna!— lo tomo en mis brazos— ¡¿eso era lo que querías no imbecil?! ¡Matar a tu hijo y herir a Arianna!

Aprieto mi mandíbula y veo los carros de los policías deteniéndose detrás de nosotros.

—¡Rodrigo, Arianna!— Manuel se abstiene a correr cuando ve a Arianna— No...—sujeta de la camisa a Darío— ¡¿cómo fuiste capaz de matar a tu propio hijo?!—desata su enojo en un par de golpes hasta que los policías se llevan a Darío— ¡lleven en este momento a Arianna al hospital!

...MANUEL...

…

Cada minuto que Arianna pasa en esa sala de emergencias me angustio, no sé ni como podré decírselo a Dina. Siento la mano de Katherine tocar mi hombro y seco mis lágrimas.

—Dina quiere verte.

Cierto, recordé que en esta misma clínica estaba ella.

Apenas abro la puerta de la habitación veo a Dina entre lágrimas, a Alexander y a Arthur a su lado.

—¡¿Cuándo pensabas decírmelo?! ¡¿Dónde está Arianna?!

Miro a ambos; tan solo quisiera saber cuál de los dos se lo dijo.

Salen dejándome a solas con ella y no sé ni como mirarla a la cara.

—Darío le disparó y este momento la están operando.

—¿Cuándo sucedió?

—Hace un par de horas— se levanta—. ¡¿Dina, donde vas?! Acabas de dar a luz...

—¡Cállate y déjame en paz!

Sostengo su brazo para devolverla a la habitación pero no lo hago cuando el doctor se acerca.

—¿Doctor, la operación terminó?— pregunto— ¿cómo está mi amiga?

—Logramos retirar las balas pero una de ellas logró tocar una parte que afectó demasiado a la paciente y...

—¿Y qué?

—Quedó inválida— abrazo a Dina que llora sobre mi hombro— y para serles sincero, no creo que le quede mucho tiempo de vida.

—¿Qué? ¡¿No fué suficiente que perdiera a su hijo?!—lo agarra de la camisa— ¡haga pacto con el mismo diablo, pero a mi amiga me la salva!

—Dina por favor basta...

—¡Me niego a perderla!— cae al suelo— esto no puede estar pasando...Arianna...

Llevo ya varias horas consolandola sobre mi pecho, ya son casi los cuatro de la mañana y aún no puede dormir.

—Quiero verla— me susurra tan de repente.

—Dina...

—No sé si mañana aún pueda escucharla...quiero ver a Arianna ahora.

Después de preguntar dónde quedaba su habitación, en una silla de ruedas llevé a Dina hasta la dichosa habitación en la que se encontraba Arianna. Cables salían de su cuerpo y tenía un respirador artificial, se veía tan mal, podía ver la depresión en el rostro de Dina. Sin aún abrir sus ojos derrama una lágrima y sus ojos abre.

—Sabía que en cualquier momento vendrían a verme— su susurro viene acompañado de una sonrisa— felicidades, papás, me encantaría conocer a mi sobrino pero sé que no será posible.

Sin moverse mucho lleva su mano a su vientre.

—Lamentablemente aquí ya no queda nada.

—Arianna...

—Quería tener la dicha de saber que era dar a luz y criar de una criatura que muy pronto vería correr y escuchar llamarme mamá. Y por si fuera poco...no siento mis piernas, ¿me podrían explicar por qué?— nos mira fijamente y solo volteo para que no note mis lágrimas— hay veces...en el que las palabras están de más. Aveces me pregunto, por qué tuve que nacer si de todos modos sufriría. Lo único que le agradezco a la vida es haberlos conocido y compartir momentos inolvidables con ustedes que sin duda fueron uno de los mejores.

—Sé que muy pronto te recuperarás, Ari— entrelazan sus manos— ¿lo recuerdas? Amigas por siempre.

—Lo siento...

—Arianna, mi vida...no me hagas esto.

—De todos modos ya no quiero seguir viviendo, no tengo motivos...

—Claro que sí, hay personas que te aman...yo, Manuel, Madison...¿no somos motivos suficientes?

—No tengo las suficientes fuerzas...Idiota— me mira— cuidala, sé que detrás de ese estúpido con buen sentido del humor hay un hombre sincero que ama a mí amiga. Lo único que les pido es que cuando discutan, recuerden cuanto esfuerzo tuve que poner para unirlos— sonrío— y cuanto los amo...como mis propios hermanos...

Por más que intenta sus ojos se cierran dejando de hablar.

—¿Arianna?

El monitos que está conectado con ella indica que su corazón no está que late como debe de ser.

—¡¿Qué le pasa a Arianna?!

Las enfermeras entran a la habitación. Saco a Dina para darles espacio a hacer su trabajo.

—¡Arianna!— cae al suelo tratando de entrar pero la sujeto del brazo— ¡Arianna!

Veo a Rodrigo que entra a la habitación, y no sé porque si estaba en reposo por los golpes que recibió. Sus ojos brillan pero aún así hace su trabajo y agarra los desfibriladores dando el primer choque eléctrico en el cuerpo de Arianna pero su ritmo cardíaco cada vez disminuye.

—¡Arianna!— abrazo a Dina que no para de llorar al ver que no hay buenos resultados.

...RODRIGO...

Una lágrima rueda por mis mejillas y le hago la seña a la enfermera para poder dar el cuarto choque eléctrico en el cuerpo de Arianna pero no hay mejora. La máquina que está conectada en su cuerpo produce aquel peculiar sonido que termina por derramar las lágrimas en mis mejillas.

—Doctor, ya no hay nada que hacer. Por favor...

—¡Salgan de aquí! ¡Larguense todos de aquí de inmediato!

Veo a Dina que llora fuera de la habitación.

Observo la máquina que me indica que en verdad ya no hay nada que hacer y me siento a su lado. Mis lágrimas no se contienen y caen en sus mejillas.

—Arianna...— acerco mi frente a la suya— ¿sabes cuán importante has sido en mi vida? Eres la razón por la que después de muchos años pude tener una verdadera sonrisa de felicidad en mis labios. Me encantas...sé que nunca es tarde para decirte que me encantas Arianna— en mis manos tomo su rostro y limpio con mis labios la lágrima que acaba de caer en los suyos— tan solo...dame una oportunidad para hacerte feliz.

3...2....1...

La máquina vuelve a producir aquel sonido que indica que su corazón volvió a latir. Sus ojos se abren tan de repente y ahora en vez de apreciar lágrimas observo una sonrisa de labios cerrados.

—Usted...también me encanta doctor Rodrigo.

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