Episode 15.

...DINA...

—Así que Rodrigo se atrevió a besar a Arianna— río y solo recibo un masaje de Manuel en mis hombros mientras me relajo en el jacuzzi— Ojalá y él logre hacerla olvidar de las estupideces que le hizo Darío.

—Tu sabes que a Arianna no le gusta nadie más que tu.

Lo miro de reojo.

—Siempre lo supiste y te callaste.

—Arianna quería que fuera así, no quería arruinar una amistad de infancia.

—Tu más que nadie sabes que sería incapaz de alejarme de ella solo por saber que esta enamorada de mí, respeto sus gustos solo espero que pueda encontrar la felicidad en aquella criatura que espera...y en Rodrigo.

Giro y lo meto a la bañera de la camisa.

—No Dina, tengo que irme a trabajar y la verdad no tengo tiempo para...— rozo mi pierna entre las suyas y sonríe—. Bueno creo que sí tengo media hora para divertirme.

Quito su pantalón y los bajo junto con su bóxer sosteniendo a nuestro amigo que está como una piedra y paso mi lengua por la cabecita.

—¿No crees que...esto le hará daño al bebé?— gime.

—Claro que no, Rodrigo me dijo que esto es lo mejor que se podría hacer en mi estado.

—¿Te atreviste a preguntárselo? Carajo Dina, Grace ha sido una mala influencia para ti— río— solo procura no embarazarte de trillizos por favor.

—Ya deja de decir estupideces y bésame— quito los botones de su camisa y lo beso.

—Al parecer tendré que buscar ropa nueva para trabajar.

—¿Y si hoy no vas a trabajar?— beso su pecho.

—Lo siento muñeca tengo muchas tareas...

—¿Y si la tarea la hacemos en la cama?

—¿Qué te pasa Dina? ¿En qué te has convertido?

—En qué me has convertido tú querrás decir.

Se arrodilla no muy lejos de mí, mis piernas quedan alrededor de sus caderas y su miembro en mi entrada. Lo siento entrar de una estocada profunda pero jodidamente placentera como me gusta. Mis uñas se clavan en sus brazos y gruñe en mi cuello; quien le manda a excitarme demasiado.

—Manuel, Manuel...

Siento mi cuerpo contraerse cuando por casi un clímax me invade, pero Manuel lo evita al salir de mí.

—En la boca— sonríe y ahora su boca chupa mi clítoris.

Muerdo mis labios y lo presiono más en mí con mis manos. Si sigue así siento que hasta el niño se me va a salir.

—Mmm...

Justo como el quería, llego a mi clímax en su boca. No demora en limpiar con su lengua lo que de mi interior sale y vuelve a acomodarse con una sonrisa satisfecha.

—Se me hace tarde muñeca, tengo que trabajar.

...ARIANNA...

Por mi bien y el de la criatura que estoy esperando seguí el consejo de Dina; salir del infierno de apartamento donde estaba encerrada. Me siento en una de las bancas del parque y veo a niños corriendo. Siento una lágrima caer y mi mano toca mi barriga. ¿Embarazada de Darío? Jamás lo imaginé, pero el doctorsito tiene razón, mi hijo no tiene la culpa de los errores del desgraciado de su padre.

—¿Sabes que un bebé siente lo que la madre siente?— miro a mi lado donde Rodrigo acaba de sentarse.

—Que sorpresa verlo de nuevo doctor.

—No estoy en la clínica, dime Rodrigo.

—Rodrigo...— suspiro— pensé que en este momento estaría salvando vidas.

—Mi turno es de noche. Pasaba por aquí para olvidarme de los problemas hasta que te vi llorando, ¿y puedo saber por qué?

—Por la mierda de vida que me tocó. Porque tengo miedo de que en cualquier momento Darío me haga daño, y no solo a mí, también a mi hijo.

Sus grandes dedos pasan por mi rostro limpiando cualquier huella de humedad.

—Según Manuel me contó, la policía lo está buscando, no creo que vuelva a lastimarte. No llores, ese imbecil no merece tus lágrimas. Ven conmigo— se levanta y me extiende su mano.

—¿Dónde?

—A enseñarte que la vida no es tan mala como parece.

Tomo su mano.

—Muchas gracias.

—¿Por qué?

—Porque prefiere gastar su tiempo libre en una loca como yo— ríe.

Luego de treinta minutos llegamos a un zoológico.

—La última vez que vine a un lugar de estos tenía 10 años, no pude disfrutar de nada ya que pasaba gritando y llorando por cada gran animal que veía— río al recordar la estúpida que era y lo estúpida que sigo siendo con 23 años.

Veo al doctorsito que acaricia la cabeza de una jirafa.

—Tocala.

—No gracias, quiero vivir.

—Por favor Arianna, el animal no hace nada.

Camino dudosa y toco la cabeza del animal. Pero ahora ya no sé si mis nervios son por el animal o por el doctorsito...

Entramos de nuevo a otro gran lugar; un parque de atracciones.

—La última vez que vine tenía 15 años, era con Dina, del miedo no me subí pero creo que ya es hora de hacerlo— le señalo la montaña rusa y niega con la cabeza cruzado de brazos— ¿acaso tiene miedo doctorsito? ¿M-A-R-I-C-A?

Ríe.

—Estás embarazada y no puedes subirte a esos tipos de juegos.

—¿De verdad?— asiente— que aburrida vida la de una embarazada.

Pasa un helado de vainilla en mis labios embarrando mi nariz.

—Come y deja de hablar demasiado— sonrío.

—¿Alguna vez a tenido novia?— camino a su lado— digo, es guapo, caballeroso, algo serio, pero con un buen sentido del humor.

—No, el trabajo no me dá tiempo de conocer a una mujer. Ya son las ocho de la noche, hace mucho frío y ya es hora de que regreses a casa— me pone su abrigo.

—¿Por cierto, y a las siete no tenía que estar en la clínica?

—No pasará nada si falto un día. Pero me siento bien al saber que pude escuchar reír a una loquita— su pulgar acaricia mis mejillas frías— que pude pasar el mejor día de mi vida y reírme de cada locura suya Srta. Arianna— siento su mirada en mis labios pero la quita de inmediato— entra a la casa, ya es muy tarde.

—¿Miedo?— sonrío de lado.

—Miedo a enamorarme, y más si la chica que me gusta no está interesada en hombres.

—¿Acaso le gusto doctor?— desvía la mirada.

—Descanse Srta. López, lo necesitará para...

Lo agarro de la camisa y esta vez soy yo la que lo besa. Mis manos rodean su nuca mientras nuestros labios sólo se mueven al ritmo de un sentimiento.

Nos alejamos cuando sentimos unos aplausos detrás de nosotros.

—Pero vaya que tierna pareja— delante de mis ojos sorprendidos queda Darío que saca su pistola y apunta a Rodrigo— el doctorsito y el amor de mi vida. ¿Qué tal si me cuentan cuanto tiempo llevan saliendo?

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