Episode 14.

...MANUEL...

Siento como va a halar el gatillo por lo que corro hacia ella y agarro su muñeca.

—¡Déjame!

—¡Suelta la pistola! ¡sueltala!

De tanto forzajeo por accidente la hago caer en la mesa haciendo que caiga desmayada por el golpe que produjo en su cabeza. Veo a Dina que solo cubre su rostro sin dejar de temblar.

…

—Gracias a Dios solo fué un leve golpe en la cabeza— nos comunica Rodrigo y los tres vemos a Arianna que está en la cama de una de las habitaciones del hospital— Pero hay algo que necesitan saber y por lo que me dijeron de su situación no creo que ella se lo tome a bien.

—Sé más claro por favor— pide Dina.

—Arianna está embarazada...

—¿Qué?— giramos a ver a Arianna— ¿qué estupidez está diciendo?...— no tarda en negar—. Eso...eso no puede ser cierto, no. ¡Yo no puedo estar embarazada de ese maldito infeliz!

Un par de enfermeras entran ante sus gritos y Rodrigo prepara un tranquilizante que se lo inyecta en el brazo.

—No es cierto...— sus ojos van pesando hasta quedarse dormida.

—Suponía que no sería fácil para ella.

—¿Embarazada de Darío?— miramos a Dina que está con los ojos de par en par.

...RODRIGO...

"Cuidar de la loca con nombre; Arianna" Eso me pidieron Dina y Manuel, no me puedo negar, ellos son mis amigos, por lo que tendré que cuidar a su amiga hasta que salga de la clínica.

Me encuentro saliendo de la sala de emergencias después de una exitosa operación hasta que una de las enfermeras que cuidan de Arianna se me acerca.

—Doctor, la señorita pide verlo.

Entro a la habitación de la chica y le hago una seña a la otra enfermera que me deja a solas en la habitación con Arianna.

—Me dijeron que quería verme, señorita...

—No lo quiero— su mirada está en sus manos, arqueo una ceja y me mira con sus ojos brillosos— no quiero a este bebé.

Suspiro.

—Supongo que tengo derechos, no? Quiero abortar, no quiero llevar en mi vientre la maldición de una violación.

Camino de un lado a otro con mi mano en la barbilla.

—Claro que tiene derechos, como todos. Pero creo que es demasiado pronto para tomar una decisión como esa señorita.

—Ayer desde que me enteré lo estuve pensando, además, ¿tengo que darle explicaciones y razones doctor?

Tomo una silla y me siento delante de ella.

—Hay muchos casos como el tuyo, incluso, conocí y convivi con alguien que también lo tuvo; mi hermana, tenía tan solo 16 años cuando unos desgraciados la violaron después de salir del colegio. Por ser el mayor me encontraba en la universidad, no pude hacer nada para evitarlo. Quedó embarazada a tan corta edad, no pudo soportar tanto el dolor y la vergüenza por lo que prefirió abortar sin consultarmelo. Años más tarde ya acababa de cumplir sus 19 años, y como todas las noches salía de fiestas con sus amigas, siendo por segunda vez el día de una violación que se tatuó en su piel. Y por segunda vez no pude protegerla, estaba trabajando en el hospital, mi turno era de noche. Y la peor imagen fué regresar a casa y encontrarme con su cuerpo desnudo en la cama, golpes en su piel mientras lágrimas solo caían en las sábanas.

—Debió vivir un infierno al pasar por lo mismo dos veces.

—Claro que sí. Y por segunda vez quedó embarazada. Nadie la podía criticar, era mayor de edad y podía cuidar de su hijo, pero prefirió la peor opción porque estaba enamorada de un hombre que solo la utilizaba.

—¿Abortó?

—No, pero hizo algo semejante. El día del nacimiento de su hija yo estaba en un viaje importante, mi trabajo lo obligaba a hacer...creía que por fin aceptaría en criar a aquella criatura que no tenía la culpa de nada pero la muy estúpida la vendió al nacer y nunca más se supo algo de mi sobrina. Todos los días sus días eran un infierno cuando cada noche gritaba desesperada porque vendió a su hija, se arrepintió, pero ya muy tarde. Se casó meses después por interés con un hombre 30 años mayor que ella, millonario y uno de los hombres más codiciados de la ciudad por su fortuna. Aún estando casada seguía encontrándose con su amante, un imbecil que nunca la quiso tan solo para follar. El descarado le propuso matar a su esposo para poder quedarse con la fortuna y eso hizo, la herencia quedó en manos de ella temporalmente para luego entregárselas a ese bastardo hijo de perra. Un dinero que se deshizo en menos de un año, que locura. El castigo casi inmerecido de mi hermana llegó luego de un par de años...se suicidó cuando quedó embarazada de ese bastardo que no quiso hacerse responsable de su hijo—me levanto—. Mi hermana...era Helen— abre sus ojos de par en par— y ese desgraciado es Darío— me siento a su lado.

—Nunca supe que Helen tenía un hermano.

—Ella nunca quiso que se enteraran que nos unían lazos de sangre. ¿Te das cuenta de lo que te quiero decir?— toco su vientre— aquí hay vida. Está creciendo una criatura que no tiene la culpa de nada. Cuantas mujeres desearían quedar embarazadas pero les es imposible. No seas egoísta al negarle la llegada al mundo a un inocente. No hagas algo de lo que luego te puedas arrepentir. Aborto es sinónimo de muerte, porque estarías matando a una pequeña vida— Tomo su mano para llevarla junto a la mía que no se aparta de su barriga— es tu hijo, no llegó de la mejor manera pero es tuyo.

Limpio sus lágrimas.

—No creo poder ser una buena madre sabiendo que es producto de una violación.

—Te puedo asegurar que cuando lo agarres entre tus brazos por primera vez, lo llegarás a querer, será una bendición llena de felicidad en tu vida— colocó su cabello detrás de su oreja— y ahora yo te pregunto. ¿Aún piensas en abortar?

Me mira por unos segundos y niega lentamente.

—¿Por qué?

—Porque es una criatura que no tiene la culpa de nada, porque es mi hijo— alza la cabeza— por cierto, ¿desde cuando pasó de ser doctor a psicólogo?

Sonrío.

—¿Hace esto con todas las mujeres que piensan en abortar?

—A mis 28 años nunca había hecho esto, eres la primera.

—Muchas gracias, de verdad, se lo agradezco — me abraza y acaricio su pelo.

—¿Podría...soltarme? siento que me está asfixiando.

— Lo siento, lo siento, es la emoción— sonríe.

—Es un gusto poder apreciar una maravillosa sonrisa de usted Srta. López, si me permite darle otro consejo, no deje de hacerlo porque se ve muy hermosa.

—Y es un gusto...saber que el motivo de aquello es usted doctor.

Aunque en su rostro hay señas de depresión nada le quita su sencilla belleza, y claro, su sonrisa. No tardo en perderme en su profunda y vacía mirada azul, y mi mano en su castaña cabellera. Estudio con detalle cada expresión suya, sus mejillas rojas, y sus labios del mismo color. Cuando ya me estoy dando cuenta, el incontrolable impulso me gana provocando besarla. Su expresión es de una niña confundida que no sabe qué carajos hacer. Me sigue el beso luego de varios segundos. Sus labios se mueven inexpertamente en los míos, pero siento su leve exquisito sabor a miel. Pero...esta niña de 23 no puede ponerme así. Me alejo de golpe quedando confundido en mi propia estupidez sin saber que hacer o decir.

—¿Qué pasó doctorsito?— sonríe— ¿se le comió la lengua los ratones o le hace falta otro beso?...ay Arianna cálmate no seas estúpida, no lo pongas más nervioso de lo que ya está— susurra y suelta una risita.

— Será mejor que descanse Srta. López— abro la puerta.

—Por cierto doctor, no me gustan los hombres— se encoge de hombros y me dá la espalda al acostarse.

Con la mente en blanco salgo viendo a Manuel que nos estaba mirando desde la ventana.

—Que aventado saliste Rodrigo— ríe—, pero ya la escuchaste amigo— golpea mi pecho—, no le gustan los hombres.

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